El mercado inmobiliario dominicano en 2025 (OPINION)
El sector inmobiliario de la República Dominicana, pilar de la economía nacional, vive en 2025 un momento de inflexión. Tras años de crecimiento acelerado, las señales actuales muestran una moderación en ventas y en el inicio de proyectos. No es un desplome, sino un reacomodo frente a nuevas realidades internas y externas.
El mercado se mueve con más lentitud que en el pasado. Los tiempos de preventa se han alargado y muchos desarrolladores retrasan entregas o lanzamientos hasta asegurar un nivel sólido de ventas. La prudencia marca la pauta: ya no se trata de construir por construir, sino de garantizar que exista una demanda real que respalde cada proyecto.
Entre los factores internos que moderan el ritmo destaca el aumento de costos de construcción. En mayo de 2025, materiales y mano de obra registraban un alza de 5.3 % frente al año anterior, lo que obliga a los constructores a elevar precios o reducir márgenes. Además, en algunos nichos, como el segmento medio-alto, la oferta supera a la demanda, ralentizando las ventas.
Los desarrolladores también han adoptado una postura más cauta. En lugar de iniciar múltiples proyectos simultáneamente, concentran esfuerzos en aquellos con ventas comprobadas. Este enfoque busca reducir el riesgo de quedar con inventario disponible y mantener estabilidad en medio de un entorno cambiante.

El financiamiento es otro elemento clave
En 2025, las tasas hipotecarias promedio oscilan entre 11 % y 12 %, aunque algunos bancos ofrecen promociones desde 7.84 %, y en otros casos superan el 15 %. Estas condiciones encarecen las cuotas mensuales, limitan la capacidad de compra y reducen la cantidad de clientes que califican para préstamos.
Para quienes viven en el país, aún hay acceso a crédito, pero con requisitos más estrictos y procesos más largos. Los dominicanos ausentes enfrentan mayores obstáculos, con porcentajes de financiamiento más bajos y exigencias rigurosas para comprobar ingresos. Esto afecta especialmente a quienes tienen situación migratoria irregular en Estados Unidos.
La diáspora ha sido históricamente un motor del mercado inmobiliario dominicano. Sus inversiones han dinamizado la vivienda turística y de nivel medio. Sin embargo, en 2025 su participación se ha reducido por la menor estabilidad laboral en EE. UU., las condiciones crediticias más duras y la incertidumbre migratoria y política que los lleva a posponer decisiones.
En este contexto, adquirir una propiedad en República Dominicana representa una forma de asegurar patrimonio ante posibles problemas migratorios. Un esfuerzo realizado hoy puede convertirse en un respaldo real para quienes enfrentan riesgos de deportación o pérdida de estabilidad en el extranjero.
Factores externos también presionan al mercado. La economía global mantiene tasas altas en Estados Unidos, inflación y variaciones en remesas. A esto se suman conflictos ambientales y legales por el suministro de materiales, y la expectativa de nuevas regulaciones como la Ley de Alquileres, que genera cautela en los inversionistas.
A nivel emocional, muchos compradores sienten desánimo. Los precios al alza, las tasas elevadas y la menor actividad constructiva han creado la percepción de que tener casa propia es una meta más lejana. Este sentimiento de espera puede profundizar la desaceleración, aunque la historia demuestra que los bienes raíces son cíclicos y que los ajustes abren oportunidades.
Ante este panorama, la recomendación es informarse y comparar proyectos, explorar alternativas de crédito como cooperativas o fideicomisos, y aprovechar las ofertas que surgen en el mercado. También es clave fortalecer la capacidad de compra mejorando el historial crediticio y ahorrando, con una visión de largo plazo que trascienda la coyuntura actual.
Para lo que resta de 2025, se espera un crecimiento moderado de la construcción, con liderazgo de proyectos turísticos e infraestructura pública. Las ventas se mantendrán estables en vivienda económica y media, pero seguirán lentas en segmentos altos y para la diáspora. Punta Cana continúa como un caso especial, con proyectos avanzando normalmente gracias a la confianza del turismo y de inversionistas extranjeros y locales.
En conclusión, 2025 no es un año de crisis, sino de ajuste y cautela. El mercado inmobiliario dominicano, caracterizado por su resiliencia, ofrece hoy precios por debajo de su potencial real, estabilidad macroeconómica, incentivos legales y un entorno turístico robusto. Es el momento de actuar con visión: invertir en bienes raíces es apostar por el futuro, la vivienda propia y la oportunidad de multiplicar el capital.
jpm-am

Trump elige a Susie Wiles como jefa del gabinete en Casa Blanca
Abinader entrega muelles en Río San Juan y Cabrera para la pesca
Primer Ministro Haití seguirá en Puerto Rico, su futuro es incierto
El dólar subió otros 23 cts; este viernes era vendido a RD$64.72
Gobierno R. Dominicana declara Ercilia Pepín Prócer de la Patria
Academia Ciencias y Comisión de UASD ratifican advertencia
Dominicana: Arajet anuncia su tercera ruta diaria a New York
NY: Dominicano Antonio Reynoso buscará senaduría
EE.UU. ataca nueva lancha en el Pacífico en medio del debate
Aguilas y Gigantes triunfan en el beisbol profesional de la RD
Fenómeno Bad Bunny refleja nuestro cansancio y renuncia temporal al pensamiento
El Gobierno anuncia 8,300 apts. para miles familias dominicanas
EEUU: Gobierno busca vetar la entrada ciudadanos 30 países












