Un discurso esperanzador en medio del pánico

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El autor es escritor. Reside en Nueva York

Preferí esperar un tiempo prudente antes de escribir, porque deseaba conocer con más detalles la opinión que sobre el discurso del presidente Abinader el pasado febrero 27, tienen tres importantes sectores de la sociedad dominicana. 

El primero: los opositores a capa y espada, el segundo: los descontentos dentro y fuera del equipo y tercero: “las casandras” tradicionales, que siempre presagian penurias y desgracias, los que -en las mejores circunstancias- siempre “ven el vaso de agua medio vacío”, aunque en verdad, también está “medio lleno”. 

Y valió la pena abrir el compás, porque la demora -ahora con el asunto de la guerra en Ucrania- me permite hacer una evaluación mas exacta del impacto de la alocución del Presidente en estos tres grupos de opinión permanente. Describiré cada grupo por separado, sin embargo, debo advertir que hay algunos personajes que forman parte de dos grupos y hasta puede ser que haya quien esté presente en los tres. Empezaremos por los más auténticos y sinceros: 

Los opositores a capa y espada

Aquí está el sector mayoritario y puede que, además, sean los más sinceros. Ellos se oponen a todo lo que haga el Gobierno por un asunto de sobrevivencia y porque saben muy bien que si las cosas siguen como van -y a pesar de los errores que se cometen- resolviendo sobre la marcha, respaldando a los más pobres, gastando con prudencia donde hay que hacerlo y recortando donde se despilfarra, no tendrán ningún chance de ganar en el 2024. 

Esta gente es tan terca que se pasaron todo el tiempo criticando el Gobierno por la forma como se manejó la epidemia de Covid y todavía siguen vociferando, a pesar de que ya todo el mundo reconoce que Luis Abinader hizo lo correcto en cada una de las  etapas de la crisis y parece, Dios lo permita, que saldremos pronto de este atolladero. 

Ellos confiesan que son opositores y por lo tanto, se tienen que oponer a todo, aunque lo que critiquen esté bien, porque ese es su trabajo. Creo que en el fondo, ellos actúan por instinto, como la mayoría de los animales cuando “presienten” el fuego, aunque no vean el humo, ni sientan el calor. Claro, este comportamiento, también conduce a otros razonamientos, por ejemplo, al viejo refrán de: “Miente, miente, que algo queda”. Ellos  han convertido el “oponerse a todo” en su grito de batalla, llegando incluso, al descaro de pregonarlo en los medios de comunicación. 

Los descontentos dentro y fuera del equipo ganador

Este grupo es el más penoso porque, a sus miembros se les dificulta validar el discurso antigobierno. Pero cuidado, no es que no tengan algo de razón en la protesta: ellos se hicieron una imagen de lo que sería el “gobierno del cambio” y nadie aclaró el dilema antes del 5 de julio. Lo extraño es que en este grupo hay gente de todos los niveles sociales o políticos; y a algunos de ellos (los dirigentes) no les luce esa narrativa bajo ninguna circunstancia. 

Ningún dirigente del Partido o del Comando de Campaña puede salir diciéndole al país  que, a él o a ella, no le cumplieron con lo que le prometieron, porque eso desdice del don que es la disposición de servicio en los ciudadanos; y mucho más si es una figura de prestancia de un partido. Hay asuntos que nunca se tratan  de manera pública, a menos que usted quiera romper con su partido y con su gobierno.  

Los números atestiguan que la mayoría de la alta dirigencia del PRM está sirviendo en el Estado, aunque no la totalidad de la dirigencia media. Y desde luego, hay que buscar soluciones alternas y creativas para integrar a la gente que falta y que sientan la mano amiga del gobierno que ellos ayudaron a instalar, sobre todo, si se es disciplinado y se tiene fe en el Presidente y su gabinete. 

Aquí hay que precisar algunas cosas que parece se han olvidado. Luis Abinader ganó las elecciones porque fue capaz de construir el frente electoral más amplio y graneado de la historia política dominicana. Y eso implica, de igual forma, compromisos con un gran ejército, no solamente con su partido. Repito, hay que buscar soluciones alternas y hasta “no convencionales”, para incorporar más dominicanos al equipo gobernante, pero, hay que evitar cruzar la llamada “raya de Pizarro”. 

Las casandras y aves de mal agüero 

Este es un equipo más pequeño que los otros dos ya descritos pero, puede que

sea el más dañino de los tres; y de hecho lo es, porque aun y cuando sus opiniones no han logrado inclinar -históricamente hablando- la balanza electoral, si promueven el pesimismo, generando frustraciones y desconcierto. Para ellos, “todo está mal y se pondrá peor”. 

Personalmente creo que tal comportamiento es fruto del resentimiento social generado cuando el Estado no cumple su función esencial que es: la protección efectiva de los derechos de las personas, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva. Otra posibilidad pudiera ser -y sería bastante lamentable- que este antisocial proceder sea motivado por alguna de las debilidades del alma conocidas como “pecados capitales”. 

Como complemento secuaz, a este “corillo” de desaprensivos francotiradores de la lengua, se le suma un grupo de retardados que jamás pensó que los dieciséis años de francachela infame que sufrimos jamás terminarían y viven rumiando hoy sus dolencias más íntimas. 

A manera de colofón, debo precisar que, la invasión rusa a Ucrania, casi coincidió con la alocución del Presidente y ello solo sirvió para agregar más desesperanzas a ese derrotista discursito de marras de las “casandras criollas”. Es verdad que esta guerra trastorna el futuro inmediato -aunque no a largo plazo- de todo el mundo pero, no es menos cierto que para los países latinoamericanos, se abre un inaplazable ciclo de renegociación de las relaciones comerciales con Estados Unidos. 

Para decirlo en buen castellano: “USA está compelido a redefinir sus relaciones con China” y eso implicará necesariamente, empezar a producir en latitudes más próximas a los puntos de distribución y venta. Claro, esto significa que habrá que reinterpretar la denominada Doctrina Monroe. 

De este panorama, complicado y prometedor, hablaremos mas luego; especialmente de lo que ahora denominan nearshoring, su origen y pertinencias.

¡Vivimos, seguiremos disparando! 

 rolrobles@hotmail.com

JPM

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