OPINION: Efectos de los déficits presupuestales

Los presupuestos, herramientas importantes para el desarrollo económico y social de una familia, empresa o nación tienen su base en la disciplina o estilo de vida que se les imprima, de no ser así, de nada vale hacer este significativo ejercicio para el logro de los objetivos y metas perseguidos dentro del marco de la planificación estratégica, la cual envuelve la misión y visión a largo plazo que se haya propuesto alcanzar en un lapso específico.

Son muchas las definiciones que se han formulado sobre este instrumento de desarrollo siendo el más socorrido el que lo define como: la expresión cuantitativa de los objetivos y metas que se persiguen en un período determinado, aplicando las estrategias más adecuadas.

Todos estos conceptos se escuchan y manejan de forma ligera y de fácil realización pero del dicho al hecho, suele decir el refrán, hay tremendo trecho. Lo duro es llevar a la práctica la disciplina, organización o estilo de vida acorde con los recursos financieros que se disponen en un período determinado.

Es bueno estar a la moda al mencionar los nuevos paradigmas o modelos administrativos para llevar a cabo una acción o decisión que se pretenda lograr, pero donde la situación se dificulta es precisamente en cumplir el plan de acción que conduzca a alcanzar todos los propósitos previamente concebidos.

Esto así, porque la mayor parte de la humanidad es por naturaleza muy emotiva en el momento mismo de satisfacer sus necesidades que aunque las mismas no puedan ser realizadas en un lapso determinado, esta se fuerzan en su realización a como dé lugar y, más aún, cuando se persiguen intereses que solo favorecen a un partido o una persona embriagada de poder.

Es práctica común entre las autoridades gubernamentales de turno estimar o pronosticar ingresos y egresos irreales o simplemente subvaluar los gastos o sobreestimar los ingresos para justificar ajustes presupuestales que conllevan transferencias de fondos de un capítulo (ministerio) a otro, aumentando los impuestos o simplemente contratando nuevas deudas o préstamos que al final han de pagarse con creces por los esforzados trabajadores dominicanos que casi siempre son los más vulnerables ante  situaciones negativas o recibiendo menos servicios de salud, educación, entre otros.

Es frecuente leer o escuchar en importantes foros, talleres y exposiciones sobre las causas que dan origen a los déficits fiscales o faltantes de recursos presupuestales, cuando los gastos han estado por encima de los ingresos, los que muchas veces son el resultado de una mala gestión presupuestal, una deficiente administración tributaria o simplemente una irresponsabilidad al gastar los escasos recursos disponibles pero no se habla de los efectos negativos que estos puedan generar a la población del país y que el ciudadano común comprenda de forma llana.

Economistas y financistas contribuyen a que la economía pierda responsabilidad. Debido a que la economía tiene una relación muy cercana con la política, estos profesionales normalmente fungen como consejeros de los políticos que deberán tomar las decisiones de Estado.

Es al político a quien le toca decidir cuál meta desea alcanzar respecto al crecimiento económico y nivel de inflación en un cierto momento, pero si la decisión es mala, tanto el político como el economista serán mal vistos, si es buena, los dos recibirán elogios.

La diferencia entre gastos e ingresos del gobierno constituye el balance presupuestal que puede ser un superávit o un déficit. Además de este balance, existe un déficit extrapresupuestal que al sumarse al anterior da como resultado el déficit económico el cual debe financiarse de alguna forma dando por resultado el déficit financiero o costo real del desbalance de las finanzas públicas.

Se comenta que se originará un déficit fiscal del orden del 1.7% o un 2.2% en relación al Producto Interno Bruto (PIB) para el año 2019. Que los ingresos se han desacelerado debido a las bajas recaudaciones de impuestos, que los gastos se han excedidos debido al incremento de las enfermedades propio de presente estación del año, entre otras argumentaciones baladíes, no creíbles o que no convencen a las personas necesitadas, que sienten en carne viva o propia los efectos de los famosos déficits fiscales, fruto de las irresponsabilidades de las autoridades.

Otras veces se atribuye al descrecimiento económico de otras naciones a la caída de las exportaciones, remesas, inversiones directas extranjeras, precios de los commodities o productos y materias primas, pero no se habla de la mala planificación que se hizo del Presupuesto General del Estado pues fueron muy optimistas en su formulación dejando a un lado la verdadera realidad que aunque técnicamente muchos fenómenos económicos, financieros y políticos se previeron con cierta exactitud, no así se concibieron en las mentes de las autoridades que siempre buscan perpetuarse en el poder.

Una incorrecta política fiscal impacta sobre los componentes de la demanda agregada (acción del gobierno sobre el consumo, la inversión y la producción, entre otros.)

Cada vez que haya que tomar más dinero del recaudado a través de los tributos menos dinero se dispondrá para cubrir las necesidades de salud, educación, vivienda y otras no menos importantes.

Hoy se calcula que de cada RD$100.00 recaudado por impuestos en promedio más de RD$30.00 de ellos se destinan al pago del servicio de la deuda (intereses y aplicaciones financieras) y eso significa menos gastos sociales a favor de los pobres y menos inversiones de capital en beneficio de las grandes mayorías del país.

No obstante a ello, el Gobierno sigue su carrera de endeudamiento como resultado de su planificación presupuestal deficitaria que a pesar de que se avizora un ciclo recesivo para el próximo año se estiman ingresos por encima de los RD$750 mil millones y gastos por RD$861 mil millones. Para un déficit de 2.1% del PIB.

Cómo se estiman ingresos por encima de RD$750 mil millones para el año 2020 si los ingresos presupuestados para este año 2019 ascendentes a RD$689 mil millones han sufrido una caída de unos RD$15 mil millones y a sabiendas de que el próximo año será económicamente más lento que el actual debido a ser un año electoral, afectado por más choques externos de donde se estima que el déficit será superior a 2.1% del PIB.

Son muchos los efectos negativos que reflejan los déficits fiscales fruto de los altos gastos irresponsables o debido a la baja calidad del gasto.

Cuando el Gobierno contrata nuevos empréstitos o emite bonos o deudas a largo plazo produce efectos sobre la economía, alterando el consumo, el ahorro y las inversiones como consecuencia de los importes pagados por los distintos sujetos de la economía.

En lo que respecta a la deuda pública generada principalmente para financiar los déficits fiscales o faltantes de recursos presupuestales esta incide en la estructura y la carga del sistema tributario o más aun, sobre el sistema financiero del país.

En el caso de un sistema tributario regresivo, la carga de la deuda pública también será regresivo, es decir, pagarán más impuestos los de menores ingresos y si el sistema es proporcional la carga que representan los impuestos serán proporcional a la carga que representa la deuda pública en el tiempo.

Definitivamente, se acerca el tiempo de poner coto o de revertir la situación de irresponsabilidad fiscal que hoy vive la nación dominicana, para que en lo adelante se planifique y se ejecute un presupuesto que haga honor a la literatura presupuestal y se apegue a las variables controlables e incontrolables, endógenas y exógenas de la actualidad global acorde con las políticas públicas a llevarse a cabo por autoridades conscientes y responsables para sí evitar los efectos negativos de los déficits fiscales que tan alegremente hoy se suceden.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

JPM/of-am

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