La diplomacia en el Siglo XXI

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EL AUTOR es diplomático de carrera y consultor internacional- Reside en Santo Domingo.

El imprescindible rol de las relaciones diplomáticas contemporáneas está determinado por laactual dinámica de la política internacional, en la que incide evidentemente la creciente interdependencia de los Estados. Así mismo ocurre con otros nexos, generados por la inclusión de nuevos actores y el surgimiento de situaciones que con propiedad pueden calificarse de complejas, en el escenario internacional.

En la actualidad son muchos y diversos los elementos que merecen ser analizados respecto al profundo cambio en la forma como los Estados están enfrentando los nuevos desafíos globales, que obligan a otro enfoque, que debe contemplar los riesgos y desafíos involucrados, así como las bien sustentadas perspectivas de oportunidades.

Sin lugar a dudas hoy en día el mayor desafío global es la pandemia del COVID-19, que pone a prueba los sistemas sanitarios de los países y sus economías, a causa de sus devastadorasconsecuencias, y que al mismo tiempo exige a los Estados reorientar intesamente sus objetivos de política exterior y de política interna a la nueva realidad.

Ejecución de la política exterior

La ejecución de la política exterior, bajo la influencia de un entorno cada vez más acuciante, debe estructurarse progresivamente de manera prospectiva y estratégica, observando cuidadosamente los aspectos globales que pudieran incidir en ella.

A diferencia de lo que sucedía en otros tiempos, la política exterior se ha abierto a las operaciones más diversas, que los países llevan a cabo o garantizan, a medida que incrementan, preeminentemente, su efectiva intervención en el área económica (comercial y financiera). Como es ampliamente reconocido por académicos y especialistas en este campo la Diplomacia, como instrumento de ejecución por excelencia de la política exterior, implica habilidades que deben cultivarse y que requieren la acumulación de una experiencia relevante que pueda garantizar la destreza y eficacia en este quehacer.

Carrera Diplomática

El fortalecimiento de la Carrera Diplomática resulta esencial en el propósito de construir una política exterior “de largo aliento”, más allá de lo meramente coyuntural, que pueda abordar “la diversidad, la amplitud y la especificidad de la agenda internacional” (C. Barco).

Servicio Exterior

Una consistente presencia internacional exige contar con un Servicio Exterior a la altura de ese nivel de responsabilidad. Para ello se requiere que el personal que lo conforma cuente con una sólida formación interdisciplinaria, que incluye preminentemente, la Economía y Comercio Internacional, lo que resulta indispensable para las respectivas opiniones técnicas e informes, así como para el intercambio de información, e igualmente para la realización de cabildeo (“lobby”), negociaciones, análisis, desarrollo y aplicación de los acuerdos comerciales.
De igual modo, los agentes diplomáticos deben tener el consabido dominio de la Teoría (o Ciencia) de las Relaciones Internacionales y del Derecho Internacional, también de Geopolítica, entre otros esenciales conocimientos, requeridos para el efectivo ejercicio de sus funciones.

Diplomacia Económica y Comercial

En igual contexto, la implementación y desarrollo de la llamada “Diplomacia Económica y Comercial” es un imperativo para los Estados contemporáneos y consecuentemente se ha convertido en un fundamental proyecto de Estado, tanto en las relaciones bilaterales como en las multilaterales.

En el orden práctico se han establecido, convenientemente, como parte esencial de la actividad diplomática, la promoción comercial, el impulso de las exportaciones (en el ámbito dela competencia de la misión), el apoyo a la internacionalización de las empresas nacionales, la canalización de la inversión extranjera hacia el país que se representa (con el aval de leyes locales y tratados que la incentivan, y, asimismo, el ejercicio debido de la función de protección y asistencia en este campo (como parte de la responsabilidad de protección a los nacionales en el exterior, siempre en los límites permitidos por el Derecho Internacional).

Otras labores coadyuvantes con las señaladas son:

La atracción de convenientes tecnologías y gestiones orientadas al desarrollo de tecnologías locales. Evidentemente, ha renovado su relevancia lo relativo a la cooperación en sus diversos ámbitos, entre estos la concertación de nuevos acuerdos en este campo y el correspondiente seguimiento para la efectiva ejecución de los existentes.
Del mismo modo, las labores de observación e información, enfocadas a la dinámica actual, han mantenido su esencial utilidad.

La negociación

Hay que destacar que la negociación como función diplomática, ha adquirido una importancia sin precedentes, particularmente en el caso de países que han otorgado alta prioridad a la consecución de sus objetivos de desarrollo y crecimiento económico y, consecuentemente, a su efectiva vinculación comercial con el exterior, para lo cual la negociación es un instrumento insustituible (J. Zarco). En el campo de la Diplomacia Contemporánea, la negociación, más que una esencial función de esta, constituye una característica de la propia Diplomacia y una de sus notas determinantes (E. Vilariño).

Representación

Debe tenerse presente, sin embargo, que la representación diplomática ha sido, y sigue siéndolo hoy, la base fundamental para el ejercicio de las demás funciones en este marco. Para que la representación sea asumida con la debida propiedad se requiere ser un genuino representante de su nación, comprometido fielmente en la defensa de los intereses fundamentales del país. Sin duda, la existencia de “vínculos de dependencia” del enviado con el Estado en que ejercerá sus responsabilidades, por los conflictos de intereses que implica, podría traer al país acreditante perjuicios de imprevisibles consecuencias.
Salvaguarda y Promoción de los intereses del Estado en el exterior Téngase en cuenta que la salvaguarda y promoción de los intereses del país en el exterior, e igualmente su imagen y prestigio internacionales, siguen siendo ineludibles responsabilidades del Jefe de Misión Diplomática.

Es fundamental que los Estados a través de su actividad diplomática proyecten una imagen adecuada y confiable del país, facilitando el conocimiento de la idiosincrasia de su nación, sus valores, su cultura y los niveles de superación y honorabilidad de sus nacionales. Esto resulta imprescindible para la obtención de fundamentales objetivos de la política exterior que constituyen elementos necesarios para la efectiva ejecución de la denominada Diplomacia Pública, de la que suele formar parte el eficaz proyecto “estrategia marca país”.
Para los Estados contemporáneos es un imperativo potenciar la marca país, lo que facilitaría proyectar convenientemente una imagen del país adaptada a los nuevos tiempos y en consecuencia, atraer un consistente nivel de inversión extranjera. Ello exige contar con apropiadas infraestructuras y las telecomunicaciones correspondientes. También, con sólidas entidades financieras, un sector eléctrico eficiente y el adecuado control sanitario. Del mismo modo resultan esenciales las respectivas garantías jurídicas y la seguridad pública.
En el marco del proceso evolutivo de la Diplomacia se han ido creando una cantidad considerable de estrategias y “modalidades de ejecución”.

Tridiplomacy”

Una de las propuestas más recientes de “modalidades de ejecución” de Diplomacia es la llamada “Tridiplomacia” (“Tridiplomacy”), que corresponde a una iniciativa generada en “Fletcher School’s” de “Tufts University” de Estados Unidos, la cual está siendo objeto de estudios e investigaciones para establecer los elementos que garanticen el éxito de su implementación y desarrollo; incluso los métodos propuestos están siendo aplicados al análisis
de temas actuales de este ámbito.
Esta “modalidad de ejecución” de Diplomacia propone una visión más amplia (“tridiplomática”) para la evaluación y consecuente ejecución de los asuntos que corresponden a las relaciones exteriores de los Estados y otros aspectos de carácter internacional. Recomienda que los gobiernos promuevan la participación coordinada de actores no estatales y de otros estamentos del Estado (en adición a la Cancillería y al Servicio Exterior), cuya competencia esté vinculada al tema de que se trate, dado que de esa forma podrían aportar su punto de vista y colaboración para asumir asuntos en el ámbito internacional con una visión más amplia y conveniente.
Han tenido también una significativa participación en la formulación y ejecución de estrategias de política exterior, otras “modalidades de ejecución” como la Diplomacia Pública (de la que forma parte la eficaz estrategia marca país), la ‘Cyber Diplomacy’ (o Diplomacia de Masas), la Diplomacia Ciudadana y la Diplomacia Digital, entre otras.

Poder inteligente (“Smart Power”)

La implementación del poder inteligente exige estratégicas de tal carácter que puedan combinarse armoniosamente, y muy sutilmente, determinados elementos del poder duro (“hard power”), fundamentalmente el económico y el militar, con procedimientos propios del poder suave o blando (“soft power”), permitiendo obtener resultados más eficaces.
Cabe insistir en que hoy la Diplomacia Cultural, en el marco del ejercicio de la Diplomacia Pública, ha de actuar como “facilitadora” con respecto al poder blando (“soft power”), potenciando las capacidades del discurso persuasivo y valiéndose para ello de los recursos tecnológicos apropiados.

Diplomacia y geopolítica

Hoy en día, sostiene J. Jordan, la influencia de la geopolítica en las acciones de política exterior se concretiza en acciones tales como ejecutorias que a la vez fomentan el poder y su empleo, así como el mantenimiento y la preservación de la hegemonía del que lo detente, en los diferentes niveles de las relaciones entre Estados. También el mantenimiento de la unidad, cohesión e integridad territorial, evitando las vicisitudes de su quebrantamiento, y priorizando los esfuerzos, en esa dirección, orientados a las unidades territoriales de mayor importancia sobre las demás, e igualmente proteger las fronteras, y, asimismo, garantizar las denominadas “conexiones externas”, entre otras fundamentales ejecutorias. Siendo estos pilares fundamentales de cualquier estrategia de defensa o seguridad nacional, que se hacen patentes a través del comportamiento estatal.

Medios electrónicos y Diplomacia

En un mundo altamente conectado en todas sus formas, como el actual, la Diplomacia se redimensiona en su rol en la medida en que utiliza para sus fines herramientas tan esenciales y efectivas, como las facilitadas por la tecnología de la información, en las interacciones de los actores nuevos y tradicionales (C. Tigau).
Cabe resaltar en igual sentido, que el fenómeno constituido por la efectiva adaptación de la Diplomacia a la realidad tecnológica actual se ha convenido en denominarlo: Diplomacia Digital, “digital diplomacy” o “e-diplomacy”. Esta consiste, básicamente, en el ejercicio de la Diplomacia Convencional a través de nuevos medios.
Es oportuno recordar que por la importancia que le han dado en su política exterior al ejercicio de la Diplomacia Digital, se consideran “líderes” en este campo a los Estados Unidos (E.E U.U) y a Gran Bretaña. Contando para esos fines, el primero de ellos, con el “E-Diplomacy Office” del Departamento de Estado y el segundo de estos con el “Digital Diplomacy Communication Directorate” del “Foreign and Commonwealth Office”.

Breve conclusión

En la Diplomacia Contemporánea, el método, en determinada medida, sigue siendo el mismo (con las debidas adecuaciones a la realidad de este tiempo), es decir, la obtención de objetivos por medio de la negociación en sus diversas formas, estando condicionados los mismos a los intereses del país de que se trate y a las características del entorno internacional y nacional del momento, lo que determina la aplicación de diversas formas de ejecución, de conformidad “con la idoneidad de cada una de ellas, según el objetivo a alcanzar y las circunstamcias concretas en que se haya de actuar.

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