La  China Popular: un régimen inhumano, cruel e insensible

 

                                                    

A principio  de este mes de junio, había partido de nuevo a Europa en viaje de placer en compañía de mi esposa y en esta ocasión, decidí tomarme un asueto en Madrid, España. Por esa razón, tanto en los días previos a este viaje y en los posteriores a la preparación del mismo,  me había mantenido alejado de escribir y emitir mis opiniones como acostumbro hacer regularmente en este prestigioso medio de comunicación.

Y justamente estando ya en Madrid  y descansando en la habitación del hotel en donde me encontraba hospedado, después de mucho caminar y hacer turismo por casi toda las áreas interesantes y emblemáticas de la capital de la Madre Patria, veía las noticias por la televisión española y una de ellas me dejó impactado y en cierta forma el alma  en aflicción, acongojada y muy sorprendido.

Sucedió en la ciudad de Zhumadian localizada al sur de la provincia de Henán en la República Popular China. Una mujer esperaba  cruzar una calle en el área designada para los peatones cuando  fue impactada fuertemente por un taxis, no  deteniéndose para nada el conductor de dicho vehículo. Luego de caer al suelo la infeliz mujer, ésta levanta ligeramente su cabeza y en esta ocasión, es arrollada por un segundo vehículo cuyo conductor tampoco se detiene.

Pero, si la conducta de estos dos conductores es indignante, más lo es la de los peatones que le pasan cerca a la víctima del accidente que yace en el suelo sin inmutarse ni prestarle la más mínima ayuda o socorro que, como sucede en estos casos, son esenciales para salvar la vida a una persona en esa situación en donde los minutos son vitales. Más de 30 personas entre peatones y conductores pasaron cerca de ella sin prestarle ayuda alguna y como era de esperarse ante este comportamiento  insensible, la joven mujer falleció en la escena del accidente. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y yo estilo avalar mis opiniones con pruebas documentadas.  (Ver video):  https://www.youtube.com/watch?v=3LBa74ZB_h8

 

De seguro que el amable lector  se hizo la misma pregunta que yo al ver la  imagen: porqué esta actitud tan fría,  despectiva hacia la vida de un ser humano e inmutable ante el dolor ajeno de las personas que circunda la escena? La respuesta  -aunque usted no lo crea- es política y proviene de la misma esfera del poder que gobierna a China mediante una dictadura única del Partido Comunista Chino: tratan de hacer indiferentes a sus gobernados ante las tragedias de los demás. Es una lucha continua entre la maldad y el bien esgrimida por el estado comunista para que no exista diferencia alguna.

Resulta esta amarga realidad, algo difícil de asimilar en pleno siglo XXI y más aún, en una nación en la cual la política y sus reformas  ideológicas se llevó a cabo una revolución dizque para beneficio del pueblo y «rescatarlo de las garras despiadadas del capitalismo bárbaro e indolente». La razón por la cual el ciudadano común en China se hace de la vista gorda e indiferente ante la tragedia de un ciudadano y sobre todo que le niega  su ayuda para salvar la vida a otro,  se debe a que el gobierno ha establecido leyes draconianas que castigan esa actitud humanitaria que es inherente en cada ser humano  a lo largo del planeta.

En efecto, la dictadura totalitaria, oportunista y camaleónica de la República Popular de China que forjó uno de los asesinos más tristemente célebre conocido como Mao Tse Tung y apodado por sus acólitos «El Gran Timonel», establece serias penalidades y la responsabilidad de asumir todos los costos hospitalarios del accidentado hasta su recuperación en caso de quedar vivo. De igual manera, en caso de que la víctima quede inutilizado y no apto para el trabajo, su «Cirineo» tendrá que sostenerlo económicamente de por vida.

Por esa razón, muchas veces los causantes  de la tragedia prefieren rematar a sus víctimas porque les sale «menos costosos» y obviamente, las personas que están cerca del escenario de los hechos, se abstienen de auxiliar a cualquier víctima para no verse envueltos en los intríngulis de unas leyes aberrantes. Hasta estos extremos llega la maldad y la perversidad e indolencia de un gobierno totalitario y «comunista» en su afán de pervertir los valores ético y humanos de sus gobernados. Con esto se evidencia una carencia total y absoluta de moral y de humanidad. (Ver enlace) ://www.cuantarazon.com/911370/por-que-no-se-ayudan-en-china-entre-ellos-en-caso-de-accidente

China reivindica a Rousseau

 

   Jean-Jacques Rousseau Levasseur, un hombre de una mentalidad prodigiosa y de vastos  conocimientos en diversas áreas del saber humano y célebre autor de dos obras inmortales como son «El contrato Social» y «Emilio, o De la educación», dijo una frase que aún permanece como referente en el contexto de la sociología o el estudio de los seres humanos: «El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe».
   La esencia filosófica en la cual Rousseau sustentaba su criterio en ese tenor, era porque consideraba que  todo ente humano al tener un hálito de vida, es ajeno a la tenencia de una estructura de pensamiento social o moral y esto conlleva al individuo asimilar o percibir las directrices sociales que cada conglomerado social tiene. En consecuencia con esta tesis de Rousseau, podemos decir que si hay un campo en donde el sentir bueno del hombre es torcido a plenitud, manipulado al grado máximo y doblegado, es en el control y  la manipulación que se hace desde el poder político hacia los gobernados en las naciones totalitarias del izquierdismo obsoleto y ancrónico.
   Con estas degradantes e inhumana leyes que rigen este tipo de eventualidad en una sociedad izquierdista y totalitaria como lo es la China Popular, es palpable como se tuerce y se deshumaniza una acción noble, bondadosa, humana y solidaria de seres humanos en favor de otros, para convertirlos en máquinas vivientes y sin sentimientos alguno y carente de toda sensibilidad social.
   Como todos sabemos por los resultados que ha mostrado la historia reciente, los izquierdistas son unos expertos en ofrecer al oído de los pueblos,  una nación parecida a un paraíso en donde la (según ellos) «explotación del hombre por el hombre» será cosa del pasado y los pobres tendrán una vida plena y sin necesidades de ningún tipo. La realidad es otra y la explotación será del Estado para el hombre porque ellos convierten a los gobernados en meras manadas carentes de todo vestigio de libertades, de derechos y de un libre albedrío. Los convierten  en simple obreros del y para el Estado y, como podemos ver en el caso de China, en personas  desprovistas de  compasión, sensibilidad y humanismo.
   Esta China de Xi Jimping que como hemos podido ver en estos simples casos, la vida de sus gobernados no vale nada y se trata de insensibilizar al máximo a la sociedad gobernada, hechó al zafacón la Gran Marcha de 12,500 kilómetros que hizo Mao junto a Zhou  Enlai en tratar de culminar las ideas de Marx y Engels en formar una sociedad comunista, porque lo de ahora, es una simbiosis bastante rara pues son dizque «comunistas» en teoría pero en la praxis se han convertido en un gobierno  tan amante del capitalismo como cualquier capitalista inversionista de Wall Street de New York. O sea, como dice el dicho: «Tanto que nadaron para morir siempre en la orilla».
   Si esta joven de apellido Ma y miles de ciudadanos chinos  más  hubiesen sufrido este accidente en cualquier nación democrática o capitalista, (al que los gobiernos izquierdistas  califica de «monstruo y depredador») de seguro que aún estuvieran en el mundo de  los vivos. Pero, lamentablemente, les tocó vivir en  un gobierno que ha secuestrado no solo el más mínimo  vestigio de libertad, sino que hasta el alma y el sentir de  sus ciudadanos.
   Justa razón tuvo  la excelsa novelista Mary Shelley, autora de la novela «Frankenstein o el moderno Prometeo» cuando dijo: «Toda política llevada al extremo debe ser producto de la maldad».
 
Post-Data:
 
Aprovecho esta oportunidad que no había tenido anteriormente, para agradecer infinitamente los numerosos emails de apoyo y estímulos de exiliados venezolanos y cubanos por mis artículos de opinión que humildemente escribo para este diario en torno a los gobierno de ambas naciones. De igual manera, al diario cubano «Gaceta de la Habana» por haber publicado en una de sus ediciones, mi artículo titulado «Cuba y sus esclavos de las batas blancas» aparecido originalmente en «Almomento.net» periódico digital en donde acostumbro emitir mis humildes opiniones. A todos muchas gracias.  LAM
JPM
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