Control del crimen debe ser local

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EL AUTOR es abogado y regidor. Reside en Santo Domingo.

 

República Dominicana es un país especial. Tenemos teóricos en cada esquina, donde una sola persona te habla de política, medicina, tecnología, te cura la próstata, es analista económico, teoriza sobre física nuclear, química, biología, pelota… y el mismo tipo que te cura el pecho apretado, te habla de los agujeros negros y la relatividad, que ni Albert Einstein le gana.

Todo eso está bien, pero sí es preocupante ver como actúan los que están llamados a dar respuestas a la seguridad pública, y peor aún, soportar un espectáculo tan penoso de legisladores salcochando la ley de reforma policial, donde los actores principales, los policías, no son tomados en cuenta.

El Centro de Control del Crimen en Tiempo Real. ¿Existe? ¿Dónde está? El crimen es local, con menos centralización desde el Ejecutivo a las autoridades provinciales y municipales, tendremos más control.  Fiscalizar el territorio es vital, tanto de quienes viven dentro del mismo, como visitantes e intrusos; eso ayudará inclusive a capturar fugitivos.  No es inteligente querer controlar lo que pasa en Dajabón con una orden del jefe policial de la capital, quienes mejor pueden dar repuestas son las autoridades locales. Si damos mayor participación a las autoridades provinciales, en trabajos coordinados con la policía nacional, tendríamos efectos positivos.

La seguridad ciudadana es la acción integrada que desarrolla el Estado con la colaboración de la ciudadanía.  El gobierno, por un lado, negando que la criminalidad se ha convertido en una epidemia, y ponen en marcha las mismas viejas propuestas inútiles, tirando cientos de policías y guardias a las calles; por el otro, los que dicen que el problema de la delincuencia se debe a los jueces complacientes.  Algunos piden más cárceles y leyes más duras; otros reclaman derechos humanos.  Y políticos, en su gran mayoría, asumen posiciones irresponsables. los diputados aprobaron al vapor la ley de reforma policialsin ningún incentivo para los policías.

Cualquier programa establecido exclusivamente en el uso de la fuerza será inútil, costoso, mal enfocado.  Si bien es cierto que el gobierno es quien está llamado por ley a trazar una política pública encaminada en combatir y enfrentar la criminalidad, deben ser medidas acordes a nuestros tiempos, destinadas a integrar a los ciudadanos y autoridades, y entre todos buscarle soluciones inteligentes a esta pandemia que nos castiga.  Cuando se acude al uso de la fuerza contra los delincuentes, es por la falta de control y supervisión de quienes están llamados a aplicarla.

Con inquietud me pregunto ¿Cuántos delincuentes tienen que ser encerrados para tener una República Dominicana más segura? No lo sé, las cárceles están sobrepobladas de delincuentes, y aún así, la inseguridad es cada vez mayor, sigue expandiéndose como una plaga incontrolable.  Los congresistas que aspiran a una ley de control de armas, que solo se aplicará a los ciudadanos honestos, deben saber que los malhechores no se preocupan, ni les importan los permisos de armas. Tienen los medios para conseguirlas, comprándolas a otros delincuentes, atracando o trayéndola por nuestras endebles y abandonadas fronteras sin controles.

Por otro lado, el proyecto de “ley de control de armas”, con lo cual limitarán la capacidad de las personas honestas y a defenderse. De materializarse, estaríamos dejando a ciudadanos, que cumplen con la ley, a merced de los delincuentes, quienes serán los únicos que podrán estar armados. No quiero ni pensar cuando los malhechores tengan la seguridad 100% de que sus víctimas no están armadas.  Si un criminal va a robar a alguien, se pregunta si está armado y lo piensa dos veces, de ahora en adelante, entrarán como “Pedro por su casa”, y los ciudadanos decentes estarán en desventaja frente a los delincuentes armados hasta los dientes.

Sería bueno, antes de aprobar dicha ley, preguntarnos si tendríamos menos asesinatos, menos violaciones, menos robos, menos de atracos.  Justo es reconocer que la ley debe ser más exigente para el otorgamiento de permisos de armas de fuego, principalmente, para no seguir viviendo hechos como ver a alguien disparar a una persona en un simple accidente de tránsito o por un parqueo.  Si bien es cierto que portar un arma de fuego no significa que se puede transitar con seguridad por las calles, definitivamente, nuestra amarga realidad es que nuestros pueblos, barrios y calles son territorios muy inseguros.

Todo indica que luego de la ley de control de armas, República Dominicana será más segura para los criminales, y menos para los ciudadanos que cumplan con la ley.  Los criminales son verdaderos expertos, en cuanto al conocimiento de las leyes; saben como limitar el riesgo de ser procesados. Debemos trazar una política a corto y largo plazo, donde los munícipes de cada jurisdicción territorial se sientan parte y contribuyan a la solución de los problemas. En un pueblo pequeño se conoce todo el mundo, igual que en los barrios; y quienes son llamados juntos a las autoridades a defender sus territorios, son los que viven en él.

El nivel de criminalidad descenderá cuando las autoridades provinciales y municipales no tengan tanta dependencia del gobierno central, para finalizar me pregunto. El Centro de Control del Crimen en Tiempo Real, que forman parte del proceso de reforma y modernización de la Policía Nacional. ¿Dónde está? ¿Existe?

jpm

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