Aprendiendo a convivir con el virus

En la actualidad, al no existir una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 responsable de la enfermedad COVID-19 que ha desatado la presente pandemia, los gobiernos de medio planeta se han visto en la obligación de confinar a la población y ordenar el distanciamiento social para evitar una complicación mayor, en la espera de que los científicos hallen lo más pronto posible una solución que permita regresar a algún tipo de normalidad.

Som casi tres millones de contagiados y poco más de 200,000 muertos los que a nivel global ha ocasionado el virus, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins.

Por lo general desarrollar una vacuna conlleva años, pero por la prisa que se tiene, las fases de desarrollo tendrán que completarse en pocos meses. Estas fases son seis: 1-análisis del virus; 2-desarrollo de posible vacuna a partir de componentes del virus y adictivos; 3-pruebas en animales; 4-pruebas en humanos; 5-aprobación y autorización de las autoridades; 6-producción en masa.

A la fecha, se están tratando de presentar cerca de 70 proyectos de vacunas siguiendo este proceso, algunos de estos proyectos ya se están probando en voluntarios, lo que significa que están en fase 4, pero expertos afirman que para estar disponibles se tomaran aun un año. Sin embargo, los investigadores se esfuerzan por conseguir una vacuna de distintas formas: a) vacunas vivas; b) vacunas desactivadas; y las más novedosas son las c) vacunas con el Ácido Ribonucleico (ARN) del virus, es decir sus instrucciones de construcción genéticas.

Una vacuna de ARN provoca la formación de proteínas virales en el cuerpo y el sistema inmunológico reacciona con anticuerpos, sin embargo, ni una sola vacuna de este tipo ha sido autorizada.

Todos tenemos la esperanza de que se encuentre una vacuna, pero ni siquiera el encontrarla pondría fin a la pandemia de manera definitiva, pues el virus podría mutar, es decir, modificarse genéticamente, de manera que las vacunas ya probadas con éxito, podrían dejar de ser eficaces. Un ejemplo de esto es el virus de la influenza de la cual debe desarrollarse cada año, una vacuna; los coronavirus también tienden a modificar su ARN.

Según los expertos, hasta ahora el patógeno SARS-CoV-2 apenas ha mutado durante su propagación global. Pero, sigue siendo una carrera contra el reloj, porque cuanto antes llegue una vacuna más personas podrán protegerse y a la vez salvarse. Mientras tanto, la vida pública sigue detenida, escuelas, bares, deportes, todo está cerrado.

Desde hace algunas semanas muchas personas están trabajando desde sus casas, pero la verdad es que todos extrañamos lo que llamábamos normalidad. Sin embargo, no sabemos cuándo esta será posible, ni de qué manera. Algunos expertos opinan que la cuarentena ha tenido un efecto positivo en la evolución de la pandemia, por lo que al considerar ahora aflojar las medidas es conveniente tener presente, como asunto principal, planes alternativos que compensen, de alguna manera, la distancia de seguridad entre las personas.

También hay que decidir si se reabren las escuelas, si se implanta de manera definitiva el uso obligatorio de mascarillas en los espacios públicos, o si se aplican otras medidas que continúen frenando la propagación del virus. Entre estas medidas novedosas, la tecnología de rastreo de datos puede ser útil, pues permite conocer con cuales personas mantuvo contacto alguien que se infectó, alguien que se hizo la prueba y resultó positivo, pues con ello es posible dirigirse de manera retrospectiva a las personas y decirles que han estado en contacto con una persona infectada por lo que tienen que realizarse la prueba, existen estudios científicos que demuestran que eso funciona, pero hay que analizar hasta qué punto en República Dominicana podríamos  implementar este tipo de medidas.

En el presente, mentes brillantes, trabajan en varios países con este tipo de medidas, nos resta por esperar que lo consigan y que el rastreo de datos se convierta en una herramienta decisiva del análisis retrospectivo que ayude a identificar a las personas que están en riesgos.

En Santo Domingo, se empieza a hablar ya, de comenzar a volver a la normalidad, aunque con precauciones. Lo que no está claro es, una vez que iniciemos, cuánto vamos a tardar en dejar de necesitar las precauciones. Sin embargo, pienso que eso va a depender de los eficaces que podamos ser combatiendo al virus, lo cual podría asemejarse a cuando se apaga un fuego forestal, que no se extingue por completo y lo hemos visto en países cuyas restricciones han tenido efecto y aun así persisten las llamas.

La contención de esas llamas nos va a tener ocupados por un gran tiempo, hasta que se haya alcanzado un alto grado de inmunidad entre la población que reduzca al mínimo los posibles huéspedes del virus o hasta que tengamos una vacuna que evite que el virus siga propagándose y contagiando a la población. Hablamos de meses, sin lugar a dudas muchos meses.

JPM

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