Algunos mecanismos de humillación y mofa trujillista

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Rafael L. Trujillo

Luce que era parte de la teatralidad del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina el recurrir frecuentemente a los términos soeces, a la inventiva de imaginar situaciones insólitas y bufonerías para ridiculizar y humillar a algunos de sus incondicionales corifeos durante su oprobioso modelo de gobernanza.

EL AUTOR es periodista y sociólogo. Reside en Santo Domingo.

Así se deduce de la lectura de diversos relatos de la autoría del laureado cuentista, novelista y escritor Marcio Veloz Maggiolo, intelectual cautivado por la realidad de la populosa barriada capitalina de Villa Francisca y los temas relacionados con Trujillo, el folclor, la bohemia, la composición, el canto popular y sus más emblemáticos intérpretes nacionales e internacionales.

Refiere el brillante escultor de las letras, tres veces ganador del Premio Nacional de Novela y dos del Nacional de Cuentos, en su fascinante novela Uña y Carne: Memorias de la Virilidad, que “la palabra “maricón” era de las preferidas del señor Jefe”, para descalificar a cualquiera de sus acólitos.

Asimismo, con igual propósito y similar frecuencia, el denominado “Benefactor de la Patria”, también empleaba la frase “Usted no es más que un loco de remate”, “Usted cree que yo me lo mamo” y “me cago en el santoral”, como parte del contenido de sus parrafadas verbales.

Marcio Veloz Maggiolo

Insinúa Veloz Maggiolo que de la pleitesía exigida por el sanguinario gobernante en cuestión y la peculiar manera de despotricar o deshacerse  de sus súbditos, no debemos ignorar que  el dictador criollo disfrutó, en San Cristóbal, de una especie de “solotto” atractivo y confortable “con una fuente llena lilas, hamacas de Cartagena de Indias, sillas de caoba centenaria y cotorras del noreste que aprendieron pronto a decir “Viva Trujillo”, o  “váyase al carajo”, o bien “no me hablen más de ese tipo”, expresiones que los contertulios no debían olvidar aún vinieran de voz de unas aves parlanchinas.

En ánimo de continuar conociendo algunos detalles de la malsana creatividad del entonces considerado “Mesías, Dueño y Señor del Hato Dominicano”, quizás valdría la pena hacer referencia al caso del médico Boni García Fabián, nombre real o ficticio acuñado por Marcio Veloz Maggiolo a uno de los personajes de su novela, sobretodo cuando se alude a un curioso bizcocho de bodas y a la gordura que proyectaba el pintoresco espécimen “redondo sexual” y trujillista.

Expone el prolífico investigador, escritor,  arqueólogo y antropólogo dominicano que en una ocasión el déspota que malgobernó a sangre y fuego el país, “…regaló a un amigo un bizcocho de bodas condimentado con sal en vez de azúcar. Una preciosidad según Boni”.

Agrega Veloz Maggiolo  que “El Jefe exigió que no fuera tocado sino hasta que todos los invitados recibieran su trozo”.

Acatada la decisión del político gobernante y cuando la gente probó el primer bocado, “…las caras se tornaron agrias” y mientras el Jefe degustaba su bizcocho, dulce, hecho aparte, se comieron “…muertos de risa para no ofender al Generalísimo, aquel “cake” del demonio, todo porque del novio había sido una vez, a comienzos de los años treinta, opositor del Presidente, quien aún no era Generalísimo ni Doctor, claro está”.

Finalmente, haciendo referencia a otra ocurrencia no menos sugerente sobre el tema abordado en estos párrafos, es interesante recordar que, en una ocasión el expresivo Boni García Fabián se presentó con su obesa figura ante el temido Jefe y este no perdiera tiempo en iniciar un corto y preciso diálogo, al expresar con la autoridad que le caracterizaba lo siguiente:

-“No hay que dejarse tan gordo, don Boni.

-Sí Jefe, estoy corriendo todas las mañanas.

-Búsquese una hembra y hágase tratamiento de “cuca”, “poya” tres veces por día, eso es muy bueno. Usted es un médico y sabe que moverse no es sólo caminar. El movimiento crea nuevas glándulas”.

Definitivamente, estas ocurrencias, para aquel entonces, parecen ser exclusivas de un represivo, matón  y verdugo de la dimensión de un braguetero y tirano caribeño de la talla del denominado “Padre y Benefactor de la Patria Nueva”.

Así las cosas…

jpm-am
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Cuco
Cuco
4 meses hace

No es mi motivo,defender cosas negativas de Trujillo,pero con todo respeto, el Doctor Fermín de la historia,al parecer era un bufón de la Corte Trujillista.Si las burlas eran de otros,las interpretarán cómo chistes,el tipo(Trujillo en éste caso),estaba siempre de buen humor,pero como en todo,Trujillo lo desconsideraba.
Qué cosa ehhh???

Cuco
Cuco
Responder a  Cuco
4 meses hace

Cuando los gobiernos de Trujillo, Europa llena de tiranos,con Hitler en Alemania exterminó millones de judíos,comunistas,gitanos,LGTD,etc,El Duche Mussolini,Franco en España,etc.America con los Somoza en Nicaragua,Pérez Giménez en Venezuela,Fulgencio Batista en Cuba,todos hacían lo mismo que Trujillo o peor,era algo común en esos tiempos y hay que juzgarlo no como si fuera ahora

Sandrita Esmeralda
Sandrita Esmeralda
4 meses hace

Muy buen articulo del mega divo. Esas anecdotas sobre Trucupey siempre son interesantes aunque algunas no son mas que fabulas de uno que otros escritor.