Trump, modelo triunfante de oposición política
El resonante y apabullante triunfo de Trump en las recientes elecciones presidenciales de los EEUU se convirtió en tendencia mundial en el comentario popular y noticioso. Todos hablan del hecho, pero pocos se refieren a todo lo que estuvo detrás de su victoria, y particularmente, de su línea abiertamente opositora, en la que nunca transigió, ni dio tregua ni guardó la espada.
Por eso fue visto como un gladiador romano y un guerrero de resistencia espartana, con el que podríamos estar o no de acuerdo, pero con el que estábamos conteste de que sabía contender admirablemente, sin importar la fiereza de la lucha.
En ese sentido, la victoria no le cayó del cielo ni fue producto de la casualidad. Obedeció, entre otras cosas, a un tren de pelea política que no le sacaba el guante de la cara a la gestión demócrata, a su candidata y a los resultados desastrosos de la administración Biden.
De la estrategia triunfadora de Donald Trump, basada en golpes y contragolpes contundentes, los líderes y partidos políticos dominicanos tienen mucho que aprender, si quieren emular su éxito y su triunfo.
Trump enseña, como político hábil e inteligente, que no hay que ser necesariamente un discursante fino para ganar, sino un opositor real que capta el sentir de la gente y sus inconformidades y descontento con las situaciones que sufre. De ahí sacó todas sus municiones y su artillería política-discursiva que hizo trizas a sus rivales demócratas.
Trump nunca contemporizó ni dio espacio político a supuestas buenas intenciones del presidente y su administración. Tampoco desperdició oportunidades de convertir a su oponente en permanente blanco de sus andanadas republicanas.
Si fuera dominicano
Por ejemplo, si Trump fuera dominicano y estuviera en un escenario como el de la lucha por la abolición de la frustrada reforma fiscal, lo viéramos en la primera línea de combate, plantado frente al Congreso, arengando al pueblo a acompañarle.
No se trata de oponerse a todo porque sí irracionalmente, sino de empoderar a la ciudadanía, preparándola e integrándola como sujeto activo de la pelea por sus intereses y aspiraciones, en la búsqueda de soluciones. Esto cierra la posibilidad de la necesidad de buscar fuera a un outsider, porque ya se tiene a quien te defienda y contienda por ti.
En fin, de la estrategia victoriosa de Trump debemos aprender que la oposición se fortalece en el combate político-propositivo y nunca en la blandenguería frente al gobierno que no escatima medios ni recursos para pasarle la aplanadora a sus opositores.
Siempre he pensado que la fortaleza de Abinader se derivaba de la debilidad de la oposición y que repitió en el poder por esa misma razón. Porque nunca supo convertir en armas poderosas y decisivas los problemas agravados de la nación bajo la gestión de Luis Abinader. Y todavía corre el riesgo de dejarle cancha abierta al delfín o a la delfina del presidente si no es capaz de hacer una oposición férrea y combativa frente a los desaciertos perremeístas, que son incontables y que no paran de aumentar. Pero nuestra oposición ha fracasado en hacer que el gobierno rinda cuentas por sus errores.
El modelo trumpista de ser un adversario seriamente considerado por la población votante, pasa por no dejarse arrinconar en posiciones defensivas, sino en tomar siempre la iniciativa, marcando la agenda, en recurrir al ataque argumentativo para contrarrestar eficazmente cualquier posición del partido de gobierno.
En política, el juego consiste en tomar la iniciativa; no se trata sólo de defenderse, sino más bien de aprovechar las oportunidades para atacar y contraatacar de manera efectiva. Para impactar entre los ciudadanos, un político de oposición debe articular una distinción clara y convincente con respecto a la accion del gobierno. El estancamiento de la oposicion ocurre cuando esta no logra conectar con los diversos sentimientos de la población
De todo lo anterior, podemos sacar la conclusión que para crecer y lograr ser un partido con un candidato también fuerte, no se necesita andar solo inscribiendo gente, pues a menudo esto resulta ser engañoso. Un partido y un candidato se solidifican y crecen cuando son capaces de conectar con los votantes, representando las soluciones a sus problemas en todos los frentes y sectores.
En resumen, la verdadera fortaleza y el crecimiento de un Partido en oposición surgen de la interacción activa con los votantes y de abordar genuinamente sus desafíos en todos los sectores sin importar sus consecuencias.
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