Presupuesto 2025: Aumento del gasto y su Impacto en la deuda pública

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El autor es comunicador. Reside en Nueva York

POR LUIS M. GUZMAN 

La mayoría de los analistas económicos coinciden en que el presupuesto dominicano del 2025 y su relación con la deuda pública revelan un panorama complejo. Este escenario requiere no solo medidas de control fiscal, sino también una estrategia clara para evitar que la deuda se convierta en una carga insostenible para el país.

El presupuesto general de gastos para 2025 asciende a RD$1,484,235 millones, lo que representa un aumento del 8.18% en comparación con el presupuesto de 2024. Este incremento sigue la tendencia del gobierno de Luis Abinader de aumentar el gasto, lo que se refleja en las crecientes partidas para gastos corrientes y el servicio de la deuda.

Desde 2020, la deuda pública de la República Dominicana ha crecido de manera sostenida. En los últimos tres años, la deuda consolidada ha aumentado en 16,477 millones de dólares, lo que representa un incremento del 30.3%, pasando de 54,469.3 millones a 70,946.3 millones de dólares.

Esto implica que una parte significativa del presupuesto de 2025 está destinada al servicio de la deuda, limitando los recursos disponibles para inversiones en áreas clave para el desarrollo económico del país.

En 2024, se asignaron RD$263,817 millones solo para el pago de intereses, lo que representa el 17.2% del presupuesto total y el 20.7% de los ingresos proyectados. Además, los pagos de amortización de capital sumaban RD$88,104 millones, evidenciando que una parte importante del presupuesto está comprometida con el pago de la deuda. Esta situación no solo reduce el margen para financiar proyectos productivos, sino que también aumenta la presión sobre las finanzas públicas a medida que la deuda sigue creciendo.

El gobierno dominicano ha estado operando con déficits fiscales durante varios años, lo que ha llevado a un aumento constante en la deuda pública para cubrir las necesidades presupuestarias. En 2024, el déficit fiscal proyectado fue del 3.2% del PIB, lo que sugiere que el país continúa tomando préstamos para cubrir su gasto público.

El endeudamiento ha crecido entre un 6% y un 8% anual; en 2023, la deuda alcanzó aproximadamente el 60% del PIB, una cifra alta para una economía emergente. Este ciclo de endeudamiento refuerza la necesidad de una estrategia que combine medidas de control fiscal con políticas de crecimiento económico sostenido.

Para calcular cuánto tiempo tomaría saldar la deuda a los niveles actuales de pago, asumamos lo siguiente: en 2024, el pago combinado de intereses y amortización fue de RD$351,921 millones, mientras que la deuda total en 2023 era de alrededor de RD$3.9 billones (60% del PIB).

Si el gobierno continuara pagando esta misma cantidad anualmente y sin asumir nuevos préstamos ni tener en cuenta el crecimiento en los intereses, tomaría alrededor de 11 años liquidar la deuda. Sin embargo, este escenario ideal es poco probable debido al continuo déficit fiscal y al ritmo actual de endeudamiento.

Desafío

El desafío principal del gobierno dominicano para 2025 es gestionar eficientemente el presupuesto y reducir tanto el déficit fiscal como el endeudamiento futuro. Aunque el aumento en la recaudación de ingresos ha permitido una mayor asignación a sectores como infraestructura y transporte, la gran proporción del presupuesto destinada al servicio de la deuda y al gasto corriente sigue restringiendo la inversión en áreas que podrían tener un impacto más directo en el crecimiento económico.

A pesar de algunos avances en proyectos clave como el puerto de Manzanillo y la expansión del Metro de Santo Domingo, aún no es claro cuál será su impacto económico real. Si el gobierno no implementa una estrategia clara para controlar el endeudamiento y mejorar la eficiencia del gasto público, podría enfrentar una crisis de deuda que comprometería su estabilidad económica a largo plazo.

La relación entre el presupuesto 2025 y la deuda pública en la República Dominicana subraya la necesidad urgente de una gestión fiscal más efectiva. Sin reformas estructurales para frenar el crecimiento del gasto corriente y el endeudamiento, será difícil liberar recursos que permitan impulsar su desarrollo económico y garantizar un futuro más sostenible.

Es evidente que esta situación fiscal requiere de medidas urgentes para evitar que la deuda se vuelva insostenible. La combinación adecuada entre control fiscal y políticas orientadas al crecimiento económico sostenido es esencial para estabilizar las finanzas públicas y fomentar un desarrollo económico robusto a largo plazo.

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