Mensaje onírico al Jefe de la Policía Nacional Dominicana

 

El actual Jefe de la policía Nacional dominicana, Mayor General Nelson Peguero Paredes, ha prometido contener la delincuencia sin importar el método a usar, (aunque supongo), que este método, no será por principio, violatorio de nuestra Constitución ni de nuestras leyes adjetivas ni de los Derechos Humanos.

 

Me alegro que así sea, pues entiendo, que para lograr tan importante objetivo, el Mayor General Peguero, romperá con el método tradicional que se ha estado usando en nuestro país, para luchar contra el flagelo de la delincuencia, pues no ha dado buenos resultados aquí, ni en ninguna parte del mundo, el matar en intercambios de disparos a los pobres diablos de los barrios, víctimas de la pobreza extrema, de la falta de educación, de empleos dignos y hasta víctimas de las enfermedades mentales que producen las taras del hambre, la desesperanza y las obscenas desigualdades sociales que propician las condiciones que llevan a delinquir a estos marginados sociales.

 

No obstante mis suspicacias, para contribuir con tan magna tarea, al efecto, tal como lo haría cualquier ciudadano que ame a su patria, y que por ende quiera lo mejor para ella, me permito hacerle algunas sugerencias al Mayor General Peguero, pues deseo que tenga éxito en todo el territorio nacional y más allá, en su cruzada contra la delincuencia en todas sus manifestaciones. Y propongo más allá, porque es de público conocimiento, la práctica delictiva en el exterior de muchos dominicanos, en los que están envuelto no solo los de a pie, sino también los de cuello blanco y los de corbatas azules.

 

Para que esta lucha tenga base científica, lo primero que sugiero al Mayor General Nelson Peguero Paredes es conocer la raíz, o las raíces que engendran el grave problema de la delincuencia que nos arropa, pues no es posible erradicar un mal, cualquiera que éste sea, sin no erradicamos la causa, o las causas que lo producen.  Los especialistas en este tema de la delincuencia, como son los psicólogos, los sociólogos y hasta los economistas de hoy, tienen claramente identificadas las principales causas que crean las condiciones sociales, psicológicas y hasta ambientales, que llevan a delinquir a  las personas de un conglomerado social empobrecido hasta los tuétanos. 

En nuestra República Dominicana, esas causas están claramente identificadas.  De las principales de ellas, los expertos reseñan lo siguiente:

 

El desempleo.  Más del 21 % de los jóvenes dominicanos (unos 600 mil) de entre 15 y 24 años no trabajan ni estudian.

 

La pobreza extrema: una situación económica de pobreza extrema inclina a la mayoría de las personas a delinquir para subsistir, y caen además, en la drogadicción y alcoholismo.

 

La falta de educación: ésta, aunada a la no transmisión de valores cívicos y a un entorno familiar y social disfuncionales, generan en la gente, una mentalidad delincuencial y agresiva, por aquello del resentimiento social, y porque si no hay con que comprar el pan de cada día… para no morir de hambre e inanición… los ya tocado por el odio social y las enfermedades mentales, se inclinan a realizar cualquier ratería para la subsistencia, fenómeno éste que se agrava día a día, en una sociedad como la dominicana de hoy, con grandes desigualdades sociales y regida por una clase corrupta e indolente, que se ha tomado el país solo para ella, y que sus miembros hacen alarde descarado de sus riquezas mal habidas, en lo que también cabe, la explotación inmisericorde del trabajador; pero además, estamos hablando de una sociedad, que usando de todos los medios de  comunicación (cine, tv, radio, revistas, prensa, internet, etc.) cultiva la reproducción de la violencia e induce al consumismo depravado y a una vida de lujos, y lo hace, bombardeando constantemente con imágenes voluptuosas y mensajes alucinantes a una audiencia paupérrima, que degradada de su condición humana, no puede acceder a esas mieles que le airean en su cara y martillan en su mente. Toda una receta perfecta, para el surgimiento de los sociópatas, de la peor calaña.

 

La corrupción pública y privada, su rol en la génesis de la delincuencia

En el párrafo anterior desglosamos algunas de las causas y consecuencias que se infieren de la conducta delincuencial de la mayoría de los jóvenes pertenecientes a las capas sociales depauperadas de la nación, pero un trabajo de esta naturaleza, no estaría completo, ni seria académico, ni honesto, si no señaláramos el papel que juega la corrupción pública y privada, en la génesis, crecimiento, desarrollo y expansión de la delincuencia.  

En este acápite, cabe decir, que los políticos del PLD, antes de llegar al poder, calcularon la corrupción en 30 mil millones de pesos; pero paradójicamente, en los gobiernos de ellos, esa suma ha ascendido a más de mil millones.  En este escenario, la corrupción pública y privada, en lo relativo del robo al Estado, para enriquecimiento ilícito, ha tenido y tiene diferentes modalidades como son: la evasión de impuestos, la compra de equipos sobrevaluados (la compra de los aviones Tucanos, la compra de los motores Harley Davidson, la compra de los vagones del Metro y la sobrevaluación en más de 1240 millones de dólares, de la carboelectrica Punta Catalina, entre otros casos).  Cuentan además, las construcciones sobrevaluadas, el contrabando, otorgar contratos y hacer negociaciones lesivas al interés nacional con empresas extranjeras cobrándoles ilegales y exorbitantes comisiones.  En este renglón, sobran los ejemplos: el contrato otorgado a la Barrick Gold y a la Falcondo. Los contratos firmados con las generadoras de electricidad. Los contratos firmados a las constructoras y administradoras de puentes, carreteras, puerto marítimos y aeropuertos, la estafa de las privatizaciones de las empresas estratégicas del Estado dominicano, el saqueo de las tierras del CEA, y la concepciones de préstamos a empresarios nacionales y extranjeros garantizados por el Estado, que por no ser pagados por sus beneficiaros, muchos de esos préstamos han quedado a cargo del Estado.  Tampoco en este tema puede obviarse los exorbitantes sueldos de los funcionarios peledeistas (sueldo del flamante gobernador del Banco Central) y de los “honorables “diputados y senadores, lo mismo que las obscenas pensiones (Leonardo Matos Berrido), y las miles de botellas y botellones de los que cobran sin dar un golpe, principalmente los insertados en la nómina de la Cancillería.  También no es para ignorarse, las exoneraciones, exenciones fiscales y subsidios que se dan a los más ricos y el enriquecimiento a vapor e inmoral de ciertos funcionarios peledeistas, como el caso de Felix Bautista, Victor Díaz Rúa y decenas más de ellos. Y eso, que la mayor pesadumbre económica para el país, está por venir, cuando los organismos internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, pongan fin a los préstamos, para exigirnos que le paguen lo debido, con todos sus intereses.  Y ni hablar de la delincuencia que vendrá, cuando ocurra la quiebra del campo, por causa de que haya entrado en vigencia total, los acuerdos del tratado de libre comercio DR-CAFTA.  Miles de los productores nuestros, ya quebrados, porque sus rublos no podrán competir con los importados de Norteamérica, se verán obligados a abandonar sus predios, para subsistir en los barrios miserables de nuestras ciudades; otra causa para el incremento de la delincuencia en todas sus manifestaciones, principalmente, lo del aumento de narcotráfico, con sus infames secuelas.

¿Por qué traemos a colación esta reseña de formas de robos al Estado? 

Este trabajo lo iniciamos dejándole saber implícitamente al actual jefe de la Policía Nacional Dominicana, Mayor General Nelson Peguero Paredes, que para resolver de manera científica el problema de la delincuencia, era menester conocer las causas que la engendran.  Sin cumplir con esta condición sine qua non, es imposible combatir la delincuencia aquí en la RD, y donde sea.    

Las múltiples formas de robo de dinero al Estado, por parte de los políticos y empresarios corruptos, que es dinero que pertenece a la educación, a los hospitales, y a los programas sociales en general y con los cuales se pueden pagar sueldos decentes a guardias y policías, es la principal causante de la delincuencia que azota al país; lógicamente, sin eliminar o neutralizar a estas causas y sus causantes, es imposible erradicar la delincuencia.  Puesto que en nuestra RD, esos delincuentes de cuello blanco y corbatas azules, que sabemos cómo algunos de ellos controlan el negocio de la droga, tienen rostros, nombres y apellidos, por lo que es fácil su detención.

 

Todo el mundo sabe de las andanzas delictivas de estos grupos.  A ellos, por sus mansiones, por sus vestimentas de marca, por sus relojes Rolex, por sus lujosos carros, yates, aviones turbos y helicópteros, porque son dueños de bancas de apuestas, porque mandan a sus hijos a estudiar al exterior, porque tienen en su regordetes rostros dibujadas todas las manifestaciones de la buena vida, porque, por los aires de grandeza y prepotencia que exhiben, a ellos es fácil reconocerlos.

 

Ellos sin esconderse, porque gozan de impunidad, están por montones a la vista de todos; en el Congreso Nacional, en la Altas Cortes como jueces, en las dependencias del Estado como funcionarios públicos de alta jerarquía, están en el Palacio Nacional y hasta en los estamentos policiales y militares.  Es como si todo estuviera podrido, pues tome en cuenta usted, Mayor General Peguero, que  el 90% de los actos criminales, como robos, secuestros, atracos, muertes por sicarios, narcotráfico y otros delitos, participan policías y militares; y que los jefes que ha tenido la institución que usted hoy dirige, no se a santo de qué, ni como, han declarado ellos mismos, agenciarse 100 millones de pesos mensuales y hasta mas, lo cual considero, es corrupción en su máxima expresión. 

General, no pierda usted de vista, para que tenga éxito en su cruzada contra el crimen, que los delincuentes de cuello blanco y lo de corbatas azules aludidos, que se hacen pasar por honorables señores, con sus fechorías, son los que han creado las condiciones de miseria y desesperanza en el país, que han llevado a delinquir a los jóvenes que hoy usted quiere eliminar en intercambio de disparos, en una cruzada asimétrica, unilateral e injusta,

paradójicamente ordenada por los delincuentes mayores, a la vez, causantes de esa delincuencia que hoy azotan las calles de nuestras ciudades.  Fíjese, que los miembros de su institución, con sueldos, que solo le dan para comer arroz con sal, también, en una gran mayoría son delincuentes, por las mismas causas de la miseria, que destruyen a los jóvenes de los barrios marginados.

 

Al final, espero, que usted Mayor General Nelson Peguero Paredes, me entienda, para que las reflexiones contenidas en este trabajo, se asuman como un mensaje que le sirva de orientación en su lucha frontal contra la delincuencia, la cual,

necesariamente tiene que comenzar, con el apresamiento y sometimiento a la justicia de los delincuentes de cuello blanco y los de las corbatas azules aludidos, concomitantemente con el apresamiento de los de a pie, para también someterlos a una justicia que los

regenerarían, por medio a un aprendizaje laboral, en conjunto  con una educación integral.

 

¡Caray he despertado!   Frente a un podio, “discurseaba” a una multitud enorme que me aplaudía, mientras unos gorilas me abucheaban.  ¡Dios mío, hacía tiempo que no tenía un sueño tan loco!

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