La Cuaresma

Por FAUSTO PIÑA
Fecha: 18/02/2016
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Durante muchos siglos, el mundo de influencia cristiana ha observado lo que se llama «La cuaresma.» Esta inicia con el llamado «miércoles de ceniza,» y termina con la celebración de la resurrección de Cristo. Cuarenta días que incluyen la «semana santa,» para recordar esos últimos días de Jesucristo en la tierra.

Como no se inició en los días de los apóstoles, sino varios siglos después, esta festividad religiosa no se considera como un mandato de Dios, sino como una iniciativa del hombre, para conmemorar a Jesucristo en su sacrificio por la humanidad.

La Cuaresma, debe ser considerada como una temporada de reflexión, arrepentimiento y sobretodo de conversión. Es en Jesucristo, que concluyen todas las bendiciones de Dios para la humanidad y es él la esencia de la voluntad de Dios; solamente en Cristo, puede el hombre encontrar su verdadera realización espiritual y por ende su propósito en la Creación. Por eso, se debe aceptar esta época como un período de encuentro con el Creador, de una manera real, permanente y voluntaria.

El mundo protestante y evangélico no ha entendido la importancia de aceptar las oportunidades que se nos presentan para una mayor espiritualidad. En lugar de criticar la cuaresma, debe enfocarse en comunicar el mensaje de nuestro Señor Jesucristo, dentro de un panorama incierto, desvalorizado,y perdido en que vive el hombre. Jesucristo dijo: «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento» Mt. 9:12, 13.

Esta Cuaresma, es especial debido a que también se vive un momento político en nuestro país. La transparencia en los discursos y en las promesas de nuestros políticos, debe dejarse apreciar por todos los conciudadanos. Interiorizar la cuaresma, es deber y visión de los sabios; es decir, comenzar a comportarse como un verdadero creyente en Dios. Decir la verdad, sin malicia, es corresponder al bienestar común. Los políticos deben ser transparentes, en su accionar para que el pueblo pueda poner el destino del país, en las manos de sus mejores hombres y mujeres.

La lucha entre los humanos no debe ser para hundirse unos a otros, sino para contribuir al éxito de todos. Un buen alcalde, es aquel que toma en consideración a sus munícipes en la realización de sus labores, de igual forma es un buen diputado, senador y presidente. Es tiempo de que todo aspirante a dirigir el país, o parte de él, sea sincero, franco, determinado y visionario. Todo político debe optimizar estos días para la reflexión de sus buenas aspiraciones, y de sus compromisos con la ciudadanía.

Jesucristo, en sus últimos cuarenta días, su vida fue difícil, pero determinante. El vino a padecer por la humanidad y en consecuencia sufrió las calamidades de tan digna labor. Fue vendido, traicionado, calumniado, enjuiciado, condenado y muerto. Los pocos momentos que pudo disfrutar no son comparables con los padecimientos que vivió, sus palabras lo reflejan: «Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» Mt. 26:38, 39.

La Cuaresma, no son solamente los días, pues carecería de importancia, más bien, son las actitudes que asumamos y la edificación en el interior (corazón y mente) que adquiramos. Esta puede ser una riqueza, que nos ayude en nuestra vida personal, social y espiritual. Seamos realistas en plasmar nuestras creencias en el comportamiento diario. Admiro y respeto el encuentro entre dos grandes líderes religiosos, entre el papa católico y el patriarca de la iglesia ortodoxa rusa; quiera Dios que esta cuaresma, produzca los cambios sociales, económicos y religiosos que el mundo necesita. Dios le bendiga.

jpm

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