Nómina pública sigue creciendo (OPINION)

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El autor es economista. Reside en Santo Domingo

POR MARCELINO LARA

Hay un paciente en grave estado de salud que continúa recibiendo una inyección enorme de recursos a través del gasto público corriente, y a pesar del gran esfuerzo realizado por los médicos, su situación continúa siendo de pronóstico reservado.

Ese paciente es la economía dominicana. La expansión del gasto corriente continúa su agitado curso profundizando un déficit de caja que se ha venido financiando con préstamos de manera reiterada, y sin importar las consecuencias que ya está generando en las finanzas públicas del país.

Una expansión del gasto corriente que no ha encontrado correspondencia con el crecimiento del PIB que se mantiene muy por debajo del potencial del 5% establecido por el Banco Central.

Ha sido una política fiscal fracasada que ya ha convertido el déficit presupuestario en un déficit estructural, llevando dinero a la calle para demandar bienes y servicios que no está produciendo la economía dominicana.

Una de las principales evidencias empíricas de la exagerada expansión del gasto corriente es el aumento permanente de la nómina pública en estos últimos años.

Según la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL) a septiembre de 2025 la nómina pública ascendió a 777,525 empleados, mientras al cierre del 2024 era de 754,825 empleados. En 2020 la nómina pública era de 651,312 empleados.

1 millón

Esta administración lleva un ritmo de crecimiento de la nómina pública que para 2028 podría estar muy cerca del Millón de empleados públicos.

Luego nos dicen que está bajando la pobreza y cada día sube más el gasto corriente social. Solo en este diciembre se gastarán unos 4 mil millones de pesos en brisitas, bonos navideños, fiestas y tarjetas. El paciente ha soportado demasiado.

Si las autoridades no logran disciplinar el gasto público reduciéndolo y proyectando calidad en el mismo, entonces que no se atrevan a plantear ni siquiera la posibilidad de hacer una reforma fiscal porque no van a encontrar apoyo de ningún sector de la economía dominicana.

Ni los empresarios ni los trabajadores estarían dispuestos a pagar más impuestos para financiar el abultado gasto público corriente. No tiene lógica pagar impuestos para financiar pensiones especiales inmerecidas, un exagerado gasto de publicidad, una deuda externa que no ha dejado obras públicas importantes para el desarrollo de la nación y un programa social ejecutado sin ningún control que pueda avalar el uso eficiente de esa enorme cantidad de recursos que se están repartiendo a manos llenas sin ningún impacto positivo en la producción nacional.

De manera que antes de hablar de reforma fiscal y tributaria sería más inteligente mejorar drásticamente la calidad del gasto público porque nunca ha sido prudente hablar de reforma fiscal en medio de una francachela del gasto público sin ningún control.

jpm-am

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