El PRM y el gobierno rehúyen el debate con la Fuerza del Pueblo

En su tren de peleas sucias y temerosas, algunos han dado hasta mordidas, y golpes en el bajo vientre para alzarse ilegalmente con la victoria. Hasta en las competiciones olímpicas internacionales se conoce de muchos atletas que se han dopado para ganar de manera deshonrosa.

Igual pasa en la política vernácula, con líderes políticos y partidos que recurren a métodos desvergonzados y antiéticos para desbancar al contrario, sobre todo, cuando se sienten en desventaja y en inferioridad para terciar en buena lid.

Tal es el caso del presidente Luis Abinader y su Partido Revolucionario Moderno, PRM, los cuales están evitando participar en debates con su oponente mejor dotado y mejor situado, poniendo así en evidencia una inseguridad que lo carcome por dentro y un presidente de un Gobierno que ha fracasado en su gestión y que carece de logros para mostrar y de lo cual pueda ufanarse.

En el fondo de esa campaña de denuestos y epítetos, late un miedo terrorífico a la confrontación de las ideas, palpita una ausencia de conceptos sobre altas políticas de Estado de las cuales carecen. Por eso se van por el camino fácil de la evasión, por eso rehúyen a contrastar propuestas.

Con ello demuestran su menosprecio y una falta de consideración y respeto hacia los electores, quienes tienen derecho a conocer y contrastar los programas, planes y propuestas de cada candidato que aspire ganar el favor electoral.

En este contexto, por eso vemos la agresiva campaña y negativa del PRM contra la Fuerza del Pueblo (FP), campaña que se aprovisiona de bocinas pagadas, que solo caben en las manos de quienes hurgan en los basureros para convertir las inmundicias en armas políticas.

Bien consciente, de antemano, de que la llevan perdida en un debate, los perremeístas del Partido Revolucionario Moderno, PRM, por cobardía política buscan a toda costa no tener que carearse con un gigante político-intelectual, rico en experiencia exitosa de Estado, como el líder de la Fuerza del Pueblo, el doctor Leonel Fernández.

Saben que en los primeros minutos y el primer round caerán víctimas de un nocaut fulminante en los primeros intercambios, porque no tienen cómo responder a las cuestiones clave que preocupan a los dominicanos, tales como el altísimo costo de la vida, la delincuencia, la inseguridad ciudadana y los mismos juicios de corrupción que todavía no arrojan un solo condenado, ya que solo se usan como entretención y distracción de los principales problemas.

En fin, rehúyen al debate porque tácitamente reconocen que la Fuerza del Pueblo es el partido mejor formado, mejor estructurado y con una visión clara de las soluciones que ameritan los problemas del país. De ahí que eligen la campaña sucia y negativa como método de argumentación política para atrapar incautos y agitar el morbo que obnubila el pensamiento crítico.

Estrategia que busca realmente, desviar la atención sobre los temas trascendentes y de real interés e importancia para el pueblo y la nación. De ahí que los perremeístas buscan a todo costa convertir o llevar el discurso político a la banalidad, trivialidad, frivolidad, superficialidad y a lo insustancial para evadir las cuentas que deben rendirle al país.

Vista así las cosas, la campaña sucia busca encubrir las promesas incumplidas y las deficiencias de un gobierno en donde todos los servicios públicos se encuentran colapsados. No han cumplido con las expectativas que el país tenía de ellos, y entonces empiezan a crear esa atmósfera en donde las personas no piensen en sus problemas, sino el show mediático del gobierno.

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