Una transacción poco convincente

Transcurridos los días posteriores a la compra parcial de la deuda con Petróleo de Venezuela, S.A. (PDVSA) en el marco del acuerdo de Petrocaribe ascendente a US$4,027.3 millones a diciembre 2014 por un pago de US$1,933.2 millones con dinero en dolares obtenido de la más reciente emisión de bonos soberanos ascendente a US$2,500 millones, ha dado mucho de qué hablar.
Esto así ya que no han sido una ni dos las aclaraciones de
funcionarios y artículos de opinión de economistas del gobierno e
independientes y periodistas pagados que han tratado de justificar la
compra de la deuda con Venezuela y aún no han logrado que el ciudadano
corriente haya entendido la operación y mucho menos cómo o en que le
beneficiará la misma.

Si bien es cierto que el pueblo más humilde, clases: media y alta poco
ilustradas en asuntos financieros no han comprendido la operación de
la compra de dicha deuda con fondos de otra deuda, en este caso, con
fondos provenientes de la emisión de bonos soberanos, no menos cierto
es que la población conoce el fundamento básico de dicha transacción
ya que continuamente vive endeudándose, reenganchándose en otros
préstamos o simplemente pagando una deuda de una tarjeta con otra
tarjeta de crédito en razón de los exiguos sueldos o salarios que
perciben al mes y el alto costo de la vida.

El pueblo sabe por experiencia que el hecho de abonar una acreencia
como realmente sucedió al disminuir la deuda pública del sector no
financiero en un 3.3% del PIB no significa haberse liberado del peso
de tener un compromiso u obligación tan alto como es el que representa
el endeudamiento del país que alcanza más del 50% del PIB.

De manera que el hecho de haber abonado la deuda con dicho país
suramericano no significa que el endeudamiento no volverá a originarse
con ese país cuando todos saben que Venezuela hasta el momento
continuará vendiendo petróleo a los dominicanos.

Por lo que esta transacción de compra no ha producido ninguna
algarabía en República Dominicana, tampoco ha dado lugar para que el
Ministerio de Obras Publicas y Comunicaciones haya sido instruido a
los fines de que construya un nuevo obelisco en la Av. George
Washington como el construido cuando se firmó el famoso Tratado
Trujillo-Hull del 24 de septiembre de 1940 al pagarse supuestamente la
totalidad de la deuda del país con los Estados Unidos.

Tampoco celebrarán los dominicanos por el hecho de que saben de por sí
que los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicano (PLD) son
fiscalistas y que ni por asomo disminuirían los impuestos por la sola
acción de haber abonado la deuda pública cuando se sabe que toda deuda
se convierte en impuestos para pagar el servicio de ella (intereses y
amortización) y que la misma se ha mantenido en el tiempo debido a los
altos déficits fiscales que año tras año registran los presupuestos
nacionales de los gobiernos del PLD.

Más aun, cuando todo el mundo sabe que se cambió una deuda más barata
por una más cara y que en vez de utilizar el dinero de los US$2,500
millones de los bonos en actividades reproductivas lo que se hizo fue
inmovilizarlos al pagar una deuda con otra deuda.

Por otro lado, la población sigue esperando que las autoridades
gubernamentales le expliquen con lujo de detalles en qué se
utilizarán los US$563.5 millones restantes de los US$2,500 millones,
después de haberse comprado la deuda a Venezuela por US$1,933.2
millones y pagado los gastos flotantes por US$3.2 millones (bancos de
inversión, abogados y agencias calificadoras de riesgo) por la emisión
de los bonos soberanos.

De manera pues, que mientras los beneficiarios de la compra de la
deuda con Venezuela con la deuda de la emisión de los bonos soberanos
se frotan las manos por los beneficios alcanzados detrás de dicha
operación, el pueblo paupérrimo espera alguna borona como hacen las
cotorras que cuando comen boronean para que las hormigas coman algo de
lo que han comido dichas aves, de lo contrario la población ni
sentirá, ni entenderá los sofisticados cálculos de los promedios
ponderados de los intereses, plazos, valor presente y mucho menos
celebrará que dicha transacción se haya realizado.

Las autoridades, economistas y periodistas a sueldos ofrecerán mil y
una (1,001) explicaciones de que la operación fue favorable para
nación pero hasta que las bondades de la misma no lleguen al estómago
del ciudadano común este no entenderá para qué se compró dicha deuda
al hermano pueblo de Venezuela con el dinero de los bonos soberanos.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
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