¿Por qué no habrá reelección?
1-El presidente Danilo
Medina no ha dado la menor señal de que tenga intenciones de quebrantar su
palabra en relación con ese tema. Agotará los cuatro años para los que fue
electo y ni un segundo más.
2-Pese a ser más popular y mejor valorado que otros que
modificaron o intentaron modificar la Constitución para reelegirse, enfrentaría
una mayor resistencia congresual que la vencida por Hipólito Mejía, que precisó
de “cooptar” diez legisladores peledeístas, y que Leonel Fernández, que después
de la promulgación de la Constitución del 2010, hizo amagos que fracasaron por
no contar para su maniobra con la cuota no mayoritaria pero dura de
legisladores que conservó Danilo Medina, así como tampoco conseguiría el
respaldo de los congresistas de Miguel Vargas.
3-Si el dinero de un
banco quebrado fluyó por sacos en la modificación de Hipólito, porque después
que los perredeístas se percataron del generoso reparto a reformistas y
peledeístas, también reclamaron su parte, esta vez se requerirían camiones
porque el cuadro es más adverso a una modificación, que la resisten en primer
lugar los leonelistas.
Recuérdese que cuando un articulista que no
hace distinción entre su rol de embajador y el de periodista, incurrió en la
indelicadeza de publicar fuera de contexto una revelación que le habría hecho
Leonel en conversación off records, sobre la reelección, ese sector encomendó a
su vocero, el senador José Rafael Vargas, unas declaraciones en las que
proyectaba muy cuesta arriba la reforma para la reelección presidencial.
4- La modificación bajo ningún concepto sería apoyada por las
facciones opositoras de Miguel Vargas, Hipólito Mejía y Luis Abinader, que no
van a trabajar para que el PLD compita con su candidato más fuerte, sino que
por el contrario prefieren a Leonel Fernández, por la alta tasa de rechazo, y
hay una parte de los legisladores danilistas que no apoyarían una reforma constitucional.
4-En un cuadro así lo
que habría que hacer para forzar una reforma se llevaría de paro la valoración
favorable alcanzada por Danilo Medina, basada en su credibilidad y en el manejo
prudente y austero de los fondos públicos, y peor sería el daño hecho a una
actividad que Danilo ha reivindicado y le ha devuelto prestigi la política.
Danilo Medina no tiene
ínfulas grandilocuentes, pero si antes de llegar a la presidencia tenía unas
oficinas por las que pasaban en muestra de admiración y respeto gente de todos
los espectros de la vida nacional, a saludarle, ofrecerle apoyo o consultarlo
sobre asuntos importantes, será mucho más demandado después de haber mostrado
que se puede llegar al poder sin endiosarse y que se puede gobernar al servicio
de los ciudadanos.
Hay funcionarios y
legisladores que, por su cuenta, promueven la reelección sin percatarse de que
auspician una distracción sin sentido, represando esfuerzos que rendirían un
mejor servicio fortaleciendo una opción que garantice el mantenimiento en el
poder del PLD, que debe ser una capaz de ganar a la oposición la representación
de la prenda que más encanta a los electores: el cambio.
Si hubiese un proyecto real de reelección la
guardia pretoriana del danilismo, que son sus senadores, no anduvieran en forma
unánime como lo hacen también decenas de sus diputados, alcaldes y regidores, y
la mayoría de los miembros del Comité
Central del PLD, promoviendo la candidatura de Reinaldo Pared.
Danilo se lo ha dejado
claro a los que le han tratado el tema: no hay reelección.