Las relaciones entre Estados Unidos y República Dominicana se han pavimentado paradójicas en el devenir de 137 años, en una toma y daca de la imperial potencia del Norte. En esa teoría de juegos ha intercalado ópticamente la generosidad/altruista y la presión/agresividad, y hoy está ganando la partida geoestratégica: ha colocado a su socio caribeño como una especie de rehén -por la dependencia informal con escasa reciprocidad-, y la mayoría de dominicanos se revela pro norteamericana.

En la configuración de ese complejo escenario de subordinación superioridad/inferioridad han gravitado, especialmente entre 1961-2021, -quitándose el analista la venda fanática en el realismo no mágico- por lo menos 10 soportales, en la aplicación de los gringos del clásico y filosófico refrán “A Dios rogando y con el mazo dando”. Son ellos:

1.- La construcción democrática. La Casa Blanca Influyó preponderantemente en la colocación en la cúpula palaciega de figuras afines o liberalmente conservadoras. En 1965, Héctor García Godoy fue juramentado en la presidencia provisional y en 1966 posibilitó el ascenso gubernamental de Joaquín Balaguer; en 1978 Jimmy Carter hizo abortar un golpe de Estado que facilitó la primera transferencia pacífica, tras el triunfo electoral de Antonio Guzmán, y las veladas advertencias del secretario de Estado Michael R. (Mike) Pompeo en el 2020, frustró la reelección presidencial, que favoreció la victoria comicial de Luis Abinader Corona.

2.- El auxilio económico-financiero. En 1962, el Consejo de Estado sobrevivió, por más de 50 millones de dólares en ayuda del gobierno norteamericano; en los primeros años del mandato de Joaquín Balaguer (1966-1978) pagó los sueldos de los empleados públicos y aprobó cuotas azucareras hacia su mercado preferencial, y en las décadas subsiguientes, organismos multilaterales bajo su tutela, como el BID, el Banco Mundial y el FMI, han financiado programas de desarrollo económico. Asimismo, ha suscrito el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (RD-Cafta), Caricom y otros convenios. Desde el citado año, la Agencia Interamericana para el Desarrollo (UASID) ha destinado unos dos mil millones de dólares para proyectos de desarrollo en República Dominicana.

3.- Líder en la inversión extranjera. United States of America liderea la inversión extranjera directa en el país: unos 5 mil millones de dólares. La totalidad ascendió a 22,358.7, entre 2010 y 2018, seguida por Canadá, Brasil y España. Después de República Dominicana (271 unidades productivas, para un 39.5%), la Nación norteamericana acumula 226 compañías, para el 32.7%), y fue receptora del 73% de las mercancías que se fabricaron en 2020, apuntalándose en una poderosa fuente generadora de divisas. La Cámara Americana de Comercio cuenta con cerca de dos mil firmas norteamericanas y dominicanas vinculadas con éstas. Esa tendencia principió temprano: en el ocaso de la década de 1890, Estados Unidos se adjudicó el 57% de los bienes importados dominicanos y el 61% de los exportados.

4.- Las remesas salvadoras. Acoge a más de dos millones de dominicanos, que en el 2020, conforme el Banco Central, nos despacharon más de 8 mil millones de dólares. El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo ha señalado que más de 400 mil hogares reciben remesas, que representa el 11.8% de los hogares dominicanos y entre el 10% y el 11% del Producto Interno Bruto (PIB).

5.- El mayor emisor de turistas. En el 2019 -antes de la pandemia- nos visitaron más de dos millones de estadounidenses, atraídos por el clima, las playas y la hospitalidad del criollo. Se acentúa como el primer mercado emisor de turistas, que desembolsaron un estimado 7.7 millones de dólares. Entre 2010 y el 2019, nuestro país fue receptor de más de 45 millones de turistas, que generaron más de 58 mil millones de dólares, la principal fuente de divisas del país, que representan el 8.4% del Producto Interno Bruto (PIB).

6.- La cooperación contra el narcotráfico. La Administración para el Control de Drogas (DEA) y la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos (INM) entrenan a fiscales y oficiales de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCN), para descubrir el cultivo, la fabricación y distribución de sustancias ilícitas. También faenan en el monitoreo de esos y otros delitos conexos, el crimen transnacional y en operaciones de interdicción en terminales aeroportuarias y otros espacios terrestres, aéreos y en aguas internacionales, como la “Operación Orión”. La mayoría de las detecciones de narcos y los decomisos locales han sido posibles por la intervención de los citados organismos.

7.- Seguridad y prevención del crimen. El Buró Federal de Investigaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otros organismos especializados, así como la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL), coordinan el intercambio y el acceso de informaciones transfronterizas sobre delitos/delincuencias y la búsqueda de fugitivos. La embajada también brinda asistencia técnica y adiestramiento a la Policía Nacional, la Fiscalía Nacional, jueces y entidades de la sociedad civil para aminorar el crimen, la violencia, la impunidad, y aumentar la transparencia, la rendición de cuentas. Para prevenir el crimen y la violencia juvenil, también trabaja, a través del Ministerio de Educación, en la calidad en las escuelas, y con jóvenes, a través de organizaciones comunitarias, para reducir el riesgo de involucrarse en actos delictivos.

8.- Obras sanitarias y ambientales. La UASID ha implementado el Plan de Emergencia para el Alivio del Sida (PEPFAR), un piloto de terapia preventiva para la tuberculosis, un programa de respuesta ante el Covid-19, como la donación de ocho ventiladores. También labora con comunitarios en proyectos para la adaptación climática a pequeña escala, a fin de incrementar la resiliencia a los impactos de los ecosistemas y reducir las emisiones de efecto invernadero.

9.- Los programas socio- educativos. La embajada norteamericana administra programas de intercambios académicos, culturales y profesionales entre los dos gobiernos e instituciones privadas, como las becas de la Fundación Fulbright.

10.- Reformas para la gobernanza. Labora en las áreas técnica e institucional del Estado, a fin de vigorizar la transparencia y la rendición de cuentas para la lucha contra la corrupción y el estado de derecho.

¿Por qué Estados Unidos se interesa por RD? 

Históricamente, Estados Unidos ha contado con la adhesión de gobiernos dominicanos, sin competencia con sus rivales marciales y comerciales. Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el autócrata de Rafael Leónidas Trujillo Molina se alineó con las potencias aliadas: Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la Unión Soviética, y el 8 de diciembre de 1941 le declaró la contienda a las del eje de la coalición: Alemania, Japón e Italia. Furtivamente, el submarino U-156 de Adolfo Hitler (déspota alemán) le destruyó el buque “Presidente Trujillo” (con 30 muertos), y luego las goletas “Nueva Altagracia” y “Carmen”.

En el discurrir de la Guerra Fría (1945-1985) o enfrentamiento entre los bloques Occidental o capitalista, dirigido por Estados Unidos, y del Este o comunista, acaudillado por la Unión Soviética, esta superpotencia apenas se sintió en suelo dominicano por los viajes de jóvenes a estudiar en su territorio, enviados por el Partido Comunista Dominicano (PCD), y posteriormente por los carros Lada.

En la actual disputa económica con la República Popular China (capitalista-socialista), en República Dominicana este gigante asiático (hasta ahora el más equilibrado y efectivo modelo de desarrollo socio-humano) apenas está calentando los motores de su nave, mientras la de su contendor mercantil acelera su viaje a una astronómica distancia y velocidad. Sus amarras están por doquiera, y la simpatía ciudadanía gira mayormente hacia la esfera de más cercanía geográfica y cooperación ancestral.

The United States Global Leadership Report (USGLC), guiado por ex miembros del gabinete, el Congreso y altos oficiales retirados de Estados Unidos, en una investigación del 2012 concluyó que el 57% de los dominicanos aprueba el liderazgo de estadounidense, el 35% está inseguro y el 8% lo rechaza. Se coloca como la tercera calificación más elevada en América Latina.

En su batalla con la Ruta de la Franja Global de China, Estados Unidos proseguirá robusteciendo sus sosegadas nexos bilaterales con República Dominicana y su estabilidad política, como un socio hemisférico. Razones: porque ha sido un adherente en circunstancias cruciales, por su cercanía geográfica, su estratégica ubicación militar en el Caribe, la grandeza de su economía en la sub-región, con una permanente tasa de crecimiento, y para salvaguardar sus monumentales inversiones empresariales. Al que se le entrecruce en impetuosos desafíos -sin que signifique que se esté atado sumisamente a sus designios-, le cortarán las alas, apelando a los cauces de la diplomacia y al cierre de compuertas, en la continuación de su aro bondad-acometida.

oscarlr1952@gmai.com

JPM

En el ejercicio de mi profesión de abogado, la semana pasada debí trasladarme a Villa Mella para el conocimiento de una audiencia. La primera cosa a decidir era la forma de traslado, para lo que consulté al buen amigo Dr. Rafael Herrera Morillo (Fellito) que reside en ese sector de la Provincia Santo Domingo. El me aconsejó trasladarme en el Metro, por ser más rápido, económico y sin el estrés que genera el tránsito matutino de la avenida Máximo Gómez y del propio del sector, después de llegar.

Lo que me pareció más práctico fue dejar mi vehículo en el estacionamiento del Colegio Médico Dominicano y caminar desde allí a la estación Francisco Caamaño Deñó ubicada en la calle Dr. Bernardo Correa y Cidrón casi esquina Abraham Lincoln. Como nunca había usado el Metro como transporte opté por guiarme de lo que hacían las personas que me precedieron.

Guiado por la observación me acerqué a la ventanilla y pedí una tarjeta habilitada para ida y regreso. Este sistema me pareció excelente, porque con la tarjeta habilitada se evita la compra y conservación de taquillas, como sucede todavía en el Metro de la ciudad de México, por ejemplo. Al descender por la escalera eléctrica al área de abordaje, esta área me pareció muy aceptable. Claro, no se compara con el Metro de Santiago de Chile; pero es muy admisible. Tiene más bien un parecido con el Metro de México.

No había mucho pasaje a la espera de abordar, ni tampoco los vagones estaban muy llenos, de manera que sin ninguna dificultad pude ocupar un asiento. Llamó mi atención el hecho de que los asientos eran ocupados sin respetar los que no debían usarse para guardar el distanciamiento físico tan recomendado en esta época de pandemia, pero al menos, todo el mundo usaba su mascarilla.

El tiempo de trayecto entre la estación Francisco A. Caamaño Deñó y la Mamá Tingó fue bastante corto, de tan solo unos 20 minutos. Creo que de haberlo hecho en mi vehículo, a esa hora, por lo menos se habría triplicado. Después de dejar el Metro y subir a la acera tuve que caminar por cinco minutos para llegar al tribunal. Esto me dio la oportunidad de observar el desenvolvimiento del comercio ambulatorio en las proximidades del metro y la venta improvisada de frutas afuera de algunas casas.

Concluida mi audiencia, de nuevo caminé hacia el Metro. Pregunté a un policía del sistema si había manera de cruzar interiormente de la entrada del este hacia la parada del oeste. Me dijo que no, que debía cruzar la calle si deseaba tomar el Metro hacia el Distrito Nacional. Esto me pareció una falla gruesa, porque cuando construyeron nuestro Metro ya otros en Latinoamérica tenían más de 30 años y esa es una de las facilidades que todos tienen. Esa falla obliga a exponerse al cruzar una calle muy transitada y pagar dos veces si la persona usa la entrada equivocada.

Descubierta esa primera falla quise observar otros detalles y me percaté de que no había baños en las estaciones. Otro gran fallo, pensé. Los baños son indispensables, porque la gente anda en la calle y puede tener que satisfacer necesidades fisiológicas y como nuestras ciudades no tienen baños públicos y los negocios con frecuencia señalan que el uso de los baños es solo para sus clientes, su ausencia constituye un verdadero problema para quien necesite usar uno con urgencia.

El abordaje del vagón en la estación Mamá Tingó fue menos fácil, había muchas personas a la espera de tomar el Metro. Traté de seleccionar el vagón de entrada más fácil, pero como la comunicación entre ellos está abierta, cuando logré entrar, todos los asientos habían sido ocupados por los más ágiles. No tuve más opción de pararme junto a uno de los barrotes, respetando la forma que se indicaba en el piso en que debía uno colocarse.

Frente a mí, quedaron sentadas varias jóvenes que conversaban animadamente. De repente y para mi sorpresa, una de ellas se levantó y con su mano me indicó que me sentara. Quedé sorprendido y estático pensando que se había equivocado o simplemente se había levantado para luego sentarse mejor. Pero ella, de manera firme me dijo: -Le estoy cediendo mi asiento, siéntese-. Le di las gracias y me senté, con más sorpresa que gratitud.

Cuando el vagón llegó a la estación Francisco Caamaño Deñó debía bajarme y la joven que me cedió el asiento todavía se mantenía de pie. Seguiría hacia la estación siguiente, en La Feria, que es la final de ese recorrido. Quise pedirle que ocupara mi asiento al yo levantarme, pero tan pronto di señales de que iba a pararme un joven se apresuró para ocupar mi asiento tan pronto me levantara. Tuve que mirar a la joven a manera de disculpa.

Mientras caminaba hacia el Colegio Médico Dominicano, pensando en la acción de la amable joven desconocida, me fui repitiendo muchas veces: -Sin duda alguna, me estoy volviendo viejo.

JPM

Por EDDY PEREYRA ARIZA

La crisis del coronavirus ha desencadenado una interrupción súbita en el discurso de los presidentes de los países de América Latina, en la que unos falsean la realidad de los efectos de la pandemia y otros exponen la realidad y actúan correctamente, controlando el contagio, las mortalidades y los sufrimientos sociales.

Lo cierto es que los estragos de la pandemia a nivel de salud y sus consecuencias en lo económico y social, son tan abrumadores, que generaron un estado de pánico colectivo, que pocos mandatarios, debido a las dificultades y el alto costo político,  han podido manejar con determinación y destreza.

Produjo tres crisis profundas: la de salud, la económica y la moral. Estas crisis afectaron en términos reales, la movilidad social, el comercio, el ingreso, la producción e inversión pública y privada.  Nuestro país, definitivamente, había caído en la ruina. Todo estaba paralizado y aumentaba la pobreza y la pobreza extrema.

Como sabemos, las crisis producen cambios profundos y en este nuevo escenario, el método de conducirla determinó, entre otras transformaciones, el surgimiento del presidente Luis Abinader, como el nuevo estadista dominicano.

Abinader como nuevo estadista, rompe el esquema tradicional, que sostenía, que el tiempo en el poder era el factor único para encarnar tal denominación.  Es evidente, entonces, que un presidente con la cualidad de estadista, no lo define los años que tenga gobernando, sino las circunstancias y sus condiciones excepcionales.

Como experto en asunto de Estado, el presidente enseña con el ejemplo y está guiando a sus conciudadanos hacia el cambio de la sociedad. Él piensa que el bienestar tiene que llegar a todos con equidad. Abinader ha demostrado ser un conductor responsable, apasionado, optimista, que cumple lo que promete. Ha probado que es un hombre de Estado con autoridad moral, que trabaja por una causa y está haciendo que la misma trascienda a su propia generación.

El doctor Rodrigo Borja en su obra ‘Enciclopedia de la Política’ dice que el estadista “es el hombre de Estado, gobernante serio y eficaz, que domina las ciencias políticas y además el arte de conducir a los pueblos.

En tanto que, Winston Churchill, define lo que es un hombre de Estado: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”

Certero en su arte de buscar consenso, el presidente abrió las puertas a las fuerzas representativas de la nación, para concertar reformas sustantivas y hacer que el país siga avanzando, no con la participación exclusiva del gobierno y su partido, sino con la de todos por igual.

Su visión de realizar una obra perdurable, lo hace impulsar a lugares mágicos como “Bahía de las Águilas” en Pedernales, donde hay un plan público-privado para construir más de tres mil habitaciones hoteleras, o a zonas abandonadas, pero extraordinarias como Montecristi, donde se construirá un astillero naval, un muelle de carga y una planta de energía para producir 800 megavatios en la Bahía de Manzanillo.

La transparencia de su gestión de gobierno atrae inversión extranjera y nacional, por la confianza que genera.

El presidente Abinader se proyecta como uno de los estadistas más consistente con que cuenta y contará la nación dominicana en el devenir de su historia.

JPM