Heroínas y gladiadoras, oh mujer!

En todos los extractos sociales siempre estará de manifiesto un sentimiento único, sublime, sin par, que bien pudiéramos  definir  como  amor,  porque alguna definición necesariamente  tenemos que darle, pero realmente  nos quedamos cortos y  muy distantes  al tratar de  expresar la magnitud  y la grandeza de tan noble  entregado  y excelso sentir , como el de la mujer Madre.

La mujer   Madre,  la de grandes sacrificios, la  de sin igual mirada, la de manos seguras y firmes, aquella que pone su hambre en espera, para  llenar  el estomago de sus hijos, mujer única  y valiente, que enfrenta con tesón  la frontera de sus debilidades para dar fortaleza  y vigor.

Día Internacional de la Mujer,  día de heroínas  sin nombres, día de gladiadoras  desconocidas, sin espacio para el cansancio,  emprende su rutina diaria vendiendo café en una esquina, labores agrícolas, obreras de zonas francas, secretarias,  ama de casas, sirvientas, ejecutivas, profesionales, venduteras, en fin, en estas o cualquier otra ocupación llamase como se llame, esa mujer madre honra la existencia  y la dignidad humana.

Día Internacional de la Mujer, día de poses políticas  y muchos mensajes que no dejan de ser solo eso, simples mensajes  para cumplir con una fecha en que la hipocresía se  pone de manifiesto a raudales.

Día Internacional de la Mujer, día de abrazos fingidos, mientras  crecen los feminicidios, los abusos  y acosos laborales  y otros grandes vejámenes  que por su recurrencia  se convierten en costumbre  y hábito.

Día Internacional de la Mujer, y que bueno, porque a pesar de los infortunios  la mujer  avanza, crece  y algún día tendrán que desaparecer  las desigualdades  y obsoleto criterio que aún está presente en muchos  de que sólo es un objeto sexual, y que tienen potestad eterna sobre sus vidas.

Cuentan  que un joven cayó a un lago  y fue atacado por un lagarto, el cual le mordía y le alaba por  sus piernas, pero las manos de su madre le sostenía  por los brazos  y ella logró arrancarlo  de la boca del lagarto.

Luego la gente se asombraba por las marcas dejadas en las piernas del joven por los dientes del lagarto, pero este a quienes así se alarmaban por aquellas marcas, le dijo, pero miren estas, enseñando sus hombros y sus brazos, estas son las marcas de las uñas y los dedos de las manos de mi madre  que me arrancaron de la bestia.

Que Dios bendiga,  hoy  y siempre  a  ese ser llamado  mujer,   en especial  a la mujer Madre.

 

 

 

 

 

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