Con los pies de barro
Para movimiento progresista, el escenario de América Latina se presenta lúgubre, matizado por rápida expansión de expresiones políticas de extrema derecho y de cruento neoliberalismo en el plano económico, lo que se atribuye en gran parte a errores o desviaciones de un liderazgo que incurrió en gravísimos errores o desaprovechó oportunidades difícil de repetir.
La izquierda llego a tener el control del poder o del gobierno de manera simultánea en Brasil, Venezuela, Argentina, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Uruguay y Bolivia, conquistado en elecciones libres organizada por el “establishment”, sin que Washington pudiera hacer nada para impedirlo.
Solo Pepe Mojica, de Uruguay, pudo inmunizarse ante la peste de la corrupción o la enfermedad de infantilismo. Los demás, sucumbieron ante las mieles del Poder o incurrieron en graves errores de naturaleza política, económica o social.
Ningún líder latinoamericano ha logrado en tiempos de pots guerra fría el respeto admiración y popularidad que lo logrado por Inacio Lula da Silva, el líder del Partido de los Trabajadores de Brasil, que consiguió con el voto, lo que por décadas no se pudo con el fusil.
Hugo Chávez fracaso en un intento de Golpe de Estado, pero después el pueblo de Venezuela lo convirtió en su líder y estadista, cuyo influjo se expandió por toda América, pero la Patria de Bolívar está sumida hoy en una crisis política, económica y humanitaria, con un liderazgo disminuido, difuso e insolvente.
Los esposos Néstor y Cristinar Kirchner gobernaron Argentina por 15 años, bajo la sombrilla del Movimiento Peronistas, pero hoy la dama de hierro es procesada por corrupción y Argentina a merced de un gobierno neoliberal que ahoga a los trabajadores de Evita y a la clase media de la democracia.
Rafael Correa gobernó por ocho años al Ecuador, caracterizado por un gobierno progresista, aunque con algunos signos de totalitarismo, pero hoy esa figura de izquierda estudia la posibilidad de pedir asilo en Bélgica, asediado por al aparato judicial de su propio pupilo político.
Los comandantes del FMLN dejaron las armas y se acogieron a las leyes de la democracia burguesa, en base a la cual al menos accedieron al Gobierno, donde algunos de sus alumnos también se enfermaron de corrupción y el pueblo de El Salvador es tan pobre y marginado como antes de la guerra.
En Nicaragua, Daniel Ortega accedió al Poder impulsado por una de las más bellas revoluciones democráticas y progresistas de América, pero terminó aliado a la oligarquía nica, con la que ahora, el y su mujer sean peleados y la tierra de Sandino sigue siendo escenario de oprobio e injusticia.
No culpen al imperio por el triunfo de Bolsonaro, ni por la cárcel que le espera a Cristina, ni por la prisión injusta de Lula, ni por los errores de Maduro, ni por el exilio de Correa, ni por la corrupción en el FMLN. La mayor responsabilidad por el retroceso que sufre hoy América Latina recae sobre una izquierda delirante, infectada de corrupción, con los pies de barro.

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