Apostando al caos
Resulta altamente preocupante el nivel que las pasiones han alcanzado entre prominentes actores políticos y uno que otros sectores, a tal punto que pareciera que quisieran, sin querer queriendo, arrastrarnos hacia un escenario en nada conveniente para la salud democrática del país.
Es como si apostaran al caos, o hayan abandonado el raciocinio y el sentido lógico de las cosas, nada aceptan, pues, de todo dudan, existen reglas claras y precisas pero solo son válidas si convienen a sus intereses y por demás, tratan de confundir la opinión pública con pronunciamientos y propuestas a todas luces desacertadas. Sencillamente se ha dejado de conceptualizar.
De hecho han pretendido descalificar al árbitro, preguntan pero no quieren respuestas, juegan al descrédito de todo lo que antes para ellos fue bueno, convencidos de que su partida se llevó consigo la gloria y bondad de su antigua casa, pues quienes quedaron en ella, adolecen del aura celestial y la virtud mesiánica del líder que arenga las tropas de los nuevos “impolutos y sacrosantos.”
Están construyendo un escenario propicio que justifique una posible debacle de sus pronósticos y cálculos, pues la nave que abandonaron no ha zozobrado, nisiquiera va a la deriva y ahora buscan afanosamente el lápiz que piensan haber perdido, olvidando que lo colgaron tras sus orejas, pero como dice el refrán el que ensilla su burro sabe para donde lo lleva.
JPM/of-am