Diálogo en Venezuela: ¿en un punto muerto?

imagen
El autor es educador. Reside en Orlando, Florida

El diálogo es una de las herramientas más poderosas que nos ha otorgado la civilización humana.  Es innegable el hecho de que mediante un diálogo genuino podemos alcanzar altos niveles de efectividad en la resolución de nuestros proyectos, desafíos y conflictos. Este recurso, cuando es utilizado adecuadamente, nos ahorra esfuerzos, tiempo y recursos materiales.

La efectividad del diálogo está determinada por el poder y la capacidad de los participantes.  Es obvio que su efectividad como instrumento en la solución de conflictos no depende de sí mismo.

Se hace necesario que los participantes en el diálogo estén dotados de una posición de poder y capacidad de negociación incuestionables. De esto dependerá la confianza conque ambas partes se acerquen a la mesa de negociación para una búsqueda óptima y razonable de resultados.

El diálogo auténtico está condicionado por diversos factores. Podemos sin dudas identificar una serie de requisitos que deben estar presentes a la hora de trabajar la estrategia del diálogo como herramienta para lograr objetivos.

Quizás una de las condiciones más determinantes en los resultados positivos del diálogo es la credibilidad o confianza con que se aproximan los participantes. Si hay dudas o falta de confianza de alguna de las partes, el proceso iniciará con algunas sombras o nebulosas que dificultarán la consecución de los resultados.

Cuando una de las partes viene precedida de un historial de incumplimiento de acuerdos en ocasiones anteriores su nivel de credibilidad es bajo y esto naturalmente hará más tortuoso en camino del entendimiento y lo ubican en posición de desventaja.

Es algo semejante a lo que se ilustra en la moraleja del joven que cuidaba del rebaño y decidió divertirse levantando falsas alarmas de que venía el lobo. Cuando los lugareños se percataron de la burla, decidieron no acudir más al llamado. Cuando en verdad vino el lobo, el joven pastor se quedó indefenso, sin nadie que acudiera a ayudarle.

Cuando la mesa de negociaciones es usada con propósitos ajenos a la búsqueda real de soluciones, esto merma la capacidad de entendimiento y aleja los resultados. La sinceridad y honestidad de los participantes deben estar presentes como requisitos incuestionables a la hora de dialogar.

Ambas partes envueltas en el proceso de negociación deben estar conscientes de que la otra parte necesita garantizar sus logros o puntos positivos. Si no hay garantía de que ambos participantes saldrán cediendo al mismo tiempo de que ganen es imposible poder llegar a acuerdos satisfactorios.

Los participantes en la mesa de dialogo no deben enfocarse exclusiva y obsesivamente en sus intereses y puntos de vista. Deben mirar la situación también desde el ángulo de la contraparte.

En el caso específico de la actual situación de Venezuela las condiciones para el diálogo son realmente muy precarias. En primer lugar, no hay un real equilibro de poder para negociar. Después de las elecciones del 28 de julio pasado la balanza quedó dramáticamente inclinada a favor de la oposición. Los resultados electorales comprobados le dieron un triunfo con amplio margen de ventaja. Esto ha sido reiteradamente reconocido por decenas de gobernantes y organismo internacionales.

El nivel de credibilidad de una de las partes en la mesa negociadora es asombrosamente bajo como resultado de experiencias frustrantes de incumplimiento en acuerdos anteriores. Además, esta parte componente del potencial diálogo no parece estar dispuesta a ceder o reconocer los derechos que los resultados electorales le otorgan a la oposición venezolana.

De emergencia

Contrario a la oposición al diálogo de una gran mayoría de los venezolanos, yo personalmente pienso que todavía debe haber espacio para dialogar. Un diálogo de emergencia evitaría muchos dolores, perdida de tiempo y de recursos, además de posible pérdida de más vidas humanas.

Naturalmente, este posible diálogo estará dado bajo condiciones muy limitadas para la parte del gobierno venezolano.  El objetivo central de este diálogo debe ser exclusivamente facilitar las vías de transición del poder menos dramáticas posibles.

Como expuse anteriormente, un diálogo efectivo debe convencer a ambas partes de salir ganando en ciertos aspectos. ¿Cuál sería la ganancia del grupo gobernante de Venezuela? Nada mejor que garantizarle el derecho de seguir existiendo. También puede reconocérsele ciertos recursos materiales, es decir, una parte razonable del botín ilegítimamente acumulado.

Naturalmente, hay que entender que las cuentas pendientes de este grupo con instituciones y gobiernos extranjeros no forma parte de lo que la oposición venezolana puede traer a la mesa. Los casos pendientes en la justicia por crímenes, violaciones de derechos humanos y delitos semejantes no son negociables.

En conclusión, Maduro, Cabello, Padrino López, los hermanos Rodríguez, entre muchos otros deben entender que sus posibilidades han quedado dramáticamente reducidas a cuestión de preservar sus vidas físicas. Todavía hay esa posibilidad, pero esto también tiene fecha de caducidad.

jpm-am 

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
1 Comment
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios
Nicodemus
Nicodemus
1 hora hace

muy buen arti****.