En la diferencia está la clave
Para la República Dominicana, los Estados Unidos es el referente clásico en el orden social. En este contexto, el país asume patrones conductuales de la sociedad norteamericana en aspectos comerciales y culturales. Siguiendo la onda, sectores políticos dominicanos implementan el método de las elecciones primarias para la seleccionar candidatos presidenciales.
Hoy día, está en debate en la sociedad dominicana una reforma constitucional que permita la reelección presidencial consecutiva por un cuatrienio más, que es el modelo establecido en la Constitución de los Estados Unidos.
Cabe la pregunta: ¿Es posible esquematizar patrones conductuales sociales entre naciones con etnia diferente y con niveles desiguales de desarrollo?
Es en este contexto, en el que debemos valorar la coyuntura histórica de ambas naciones para enjuiciar con bases solidas la decisión del porvenir. De inicio, es de destacar que la República Dominicana fue una colonia de la burguesía más atrasada de Europa. Este hecho, que en el futuro, conjuntamente con la ocupación haitiana y la anexión a España, influirán de manera determinantemente en la construcción de la sociedad y, el Estado dominicano en el 1844.
La consecuencia es que el nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas en la sociedad dominicana ha sido tan retardado que la burguesía aún está en la etapa de la acumulación originaria de capitales, y por lo tanto no existe como fuerza propulsora del desarrollo y carece de los elementos indispensables para la conformación de un Estado sólido en el orden político e institucional
En cambio, los colononizadores que se establecieron en lo que es hoy la Unión Norteamericana, representaban para la época, de las burguesía europeas, la más avanzada y, en los territorios ocupados implementaron el modo de producción capitalista. Modelo de producción que en el tiempo determinará el alto nivel de desarrollo del Estado de La Unión. Hoy los Estados Unidos es una nación altamente desarrollada con carácter imperial
De modo pues, que lo más conveniente para la reforma en cuestión es, mirarse en el espejo de la historia dominicana: los gobernantes más influyentes en la historia republicana, fueron reelectos, los ejemplos de Pedro Santana, Buenaventura Báez, Ulises Heureaux, Horacio Vásquez, Rafael Leónidas Trujillo y Leonel Fernández, son evidentes; a pesar de lo cual seguimos siendo un país con problemas de todas índoles.
Por consiguiente, en el marco del espectro delineado anteriormente tenemos los fundamentos para idealizar en la práctica de la política en la República Dominicana, el establecimiento de la reelección presidencial por lo menos por dos periodos consecutivos. Esto es importante y oportuno, porque así como Rafael Trujillo, sustituyendo la burguesía dominicana, se erigió como el mayor propulsor del capitalismo en la nación, de igual manera, Danilo Medina, tiene todas las condiciones, y de hecho lo ejecuta en la práctica, para convertirse en el gobernante dominicano en cimentar las infraestructuras políticas y sociales esenciales para la construcción de un Estado nacional fuerte.

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