La fuerza es poderosa en ‘Rogue One: Una historia de Star Wars’
No es una película de la serie Star Wars. Pero es una película de Star Wars. ¿Cómo se entiende esta contradicción? Rogue One no es parte de la saga de siete largometrajes hasta ahora, creada por George Lucas, que tiene como antecedente al título la palabra «Episodio».
Es un filme que se desarrolla entre Episodio III: La venganza de los Sith y Episodio IV: Una nueva Esperanza, pero que funciona como una historia independiente. Por supuesto, el Universo es el mismo y algunos personajes y sobre todo uno de los «villanos» resultarán familiares para los iniciados en este mundillo galáctico.
A la vez, como ninguno de las cintas modernas de SW, ésta respeta la estética, los climas y hasta la estructura narrativa de la original.
El guión nos presenta a un grupo de rebeldes intentando robar los planos de la «Estrella de la muerte» un arma poderosa capaz de destruir un planeta entero.
Jyn Erso, una heroína con una niñez difícil en su pasado, encabeza un variopinto grupo de renegados en esta misión de tintes suicidas.
Gareth Edwards dirige con buen pulso un metraje en el que abunda la intriga, la aventura, la acción y los momentos de humor y drama. Cine clásico de género, hecho y derecho.
La dirección de arte, fabulosa, nunca abusa de los escenarios digitales, por el contrario lo real prima sobre los fondos generados por computadora. La suciedad del vestuario y las locaciones resaltan gracias a encuadres cuasi documentales y una fotografía granulada y contrastada que remite a los setenta.
Los personajes son empáticos, cada uno de ellos está bien presentado y tiene su momento de lucimiento.
Felicity Jones conmueve. Diego Luna resulta creíble. Mads Mikelsen, Forrest Withaker y el resto del elenco se mueven como peces en el agua.
Los «chiches tecnológicos» el director se los reserva para traer a la pantalla a personajes impensados, sobre todo por cuestiones de la cronología humana, verdaderos homenajes a la cinta original que harán delirar a los fanáticos. Créanme, hay algunas escenas que son pura «magia del cine».
Ya todos saben que Darth Vader está presente. El contexto y la trama lo permiten. Aquí no hay presencias forzadas. Y el malo, más malo de la Galaxia, no defrauda.
Rogue One es todo lo que El despertar de la fuerza no fue. Pero también, es más que la trilogía que George Lucas filmó a principios del nuevo siglo. Un filme de culto instantáneo, en el que La Fuerza se siente desde el primero hasta el último de los fotogramas.
of-am

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