El voto obligatorio, una reforma pendiente del Estado ciudadano

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EL AUTOR es contador público autorizado. Reside en Santo Domingo.

Si bien es cierto que en el marco, democrático, de un Estado, de derecho, el voto es un deber, un derecho, no es menos cierto que el votar es una obligación, pues el propio Estado, erigido y comportado por el derecho, constitucional, se hace norma obligatoria y por demás lo que el integra y promueve. Desde esta perspectiva el carácter obligatorio, por su naturaleza jurídica, lo heredan las instituciones, los deberes y derechos consagrados en el origen y el Estado constituyente. El voto ha de ser obligatorio y no una excepción o un descuido, olvido, de la jurisdicción constitucional.

 

Cómo (?) lograr que una cantidad cercana al ciento por ciento de los ciudadanos, con derechos al voto, ejerzan el derecho, obligatorio, de  participar  en el proceso democrático y sobre todo ir y estar presente en las urnas el día de las elecciones.

 

Hay que BLINDAR el VOTO, ciudadano. Hacerlo obligatorio ayuda, y contribuye a eliminar compra venta de cédula.

 

El voto obligatorio garantiza que la mayoría del padrón, concurra,  en tanto elimina la abstención electoral, de parte de la sociedad, al ir a votar. Salvo las excepciones, de los militares y los que por razones estén imposibilitados, de ejercer el derecho al voto, se logra una participación masiva de la ciudadanía en los certámenes democráticos.

 

En la actualidad  un sector importante de la juventud, del empresariado, los intelectuales y profesionales, entre otros, ejercen la apatía, abstención, electoral, y su desinterés contagia a otros ciudadanos logrando, en cada proceso, una abstención política, activa, entre un 30% y un 40%.

 

El carácter obligatorio del voto hará que todas las clases sociales acudan a votar, y

lograr con ello que cada vez más se interesen por y en conocer y promover el sistema democrático, y sus mecanismos de participación. Al término de un periodo la conciencia y el carácter cívico y político de la ciudadanía, en sentido general, será tal que el costo de campaña quede reducido a su mínima expresión.

 

Con el voto obligatorio no será necesario que el Estado asigne recursos a los partidos, y que los candidatos, con una mínima inversión, puedan desarrollar y presentar, a una ciudadanía actriz y participante, sus respectivas propuestas desde una perspectiva ética, y moral, rentable.

 

En voto obligatorio debe venir y llegar en el contexto de un concierto de reformas políticas y programáticas que involucren a todos los actores desde el Estado, los partidos, el ente rector del sistema electoral, el liderazgo político y sobre todo el compromiso de los candidatos de centrar el desarrollo y desempeño de la campaña a partir de propuestas, concretas, consensuadas con las organizaciones entramadas a las cadenas de valor agregado del territorio o demarcación electoral.

 

El debate político (obligatorio), a todos los niveles, es parte de la agenda de los cambios que requiere el sistema electoral y demanda la sociedad, toda.

 

 

Convenciones abiertas, y obligatorias para la selección y escogencia de todos los candidatos e instituir las candidaturas ciudadanas, a todos los niveles, con igual derecho, que los partidos, a postular candidaturas a nivel presidencial, legislativo y municipal nos va a permitir, como sociedad y como nación, superar el estadio del subdesarrollo institucional, ético y moral que nos atrapa aun en pleno siglo xxi.

 

Por otro lado, se hace necesaria una reingeniería a la burocracia institucional del Estado.

 

En el marco del sistema legislativo y con miras a fortalecer el carácter obligatorio del voto hay que hacer rentable el Estado y el propio gobierno. En tal sentido se hace más que pertinente eliminar la cámara de diputados, dar rango constitucional a la elección de los gobernadores provinciales y escoger, por el voto directo, a todos los jueces del país.

 

En lo que respecta a la elección de los jueces una vez electo ellos, y reunidos en asamblea, han de escoger e integrar a los funcionarios de la Jurisdicción del Estado, Poder Judicial, incluyendo el Procurador General, el Fiscal y cada uno de los integrantes del sistema judicial respectivamente.

 

Es pertinente, por igual, que el carácter obligatorio del voto conlleve reestructurar el Estado, para lo cual se hace necesario dar rango constitucional en tanto erigir el Poder Ciudadano, el Poder Contralor, el Poder Municipal y el Poder Electoral.

 

El carácter obligatorio, del voto, debe erigir y representar en tanto fortalecer la propuesta y el propio Poder Ciudadano, real,  en el mar o de un conjunto de valores agregados en términos democráticos, políticos e institucionales de cara a  que toda la ciudadanía construya el salto político, ético, moral e institucional que ello implica en franco beneficio para el país,  la nación, y toda la sociedad en su conjunto.

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