El hambre de justicia aumenta sin cesar en RD

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EL AUTOR es abogado. Reside en Panamá.

El hambre tiene cara de hereje, dice un refrán popular. Una expresión utilizada para justificar las acciones de una persona en situaciones de extrema desesperación. Durante la cual puede tomar decisiones descabelladas. Como el caso de una madre, que desenterró los restos de su hija y los llevó al Ministerio Público de Higüey, para reclamar justicia.

El hecho trata de una joven fallecida en oscuras circunstancias, con tan solo 16 años. Y es que, en nuestro país, el hambre de justicia aumenta sin cesar. Un sistema judicial representa la columna vertebral que mantiene el orden y la armonía del cuerpo social. Pero, cuando es permeado por la corrupción, se vuelve inoperante.

Los fiscales negocian con sus funciones de representar a las víctimas, para favorecer a quien pague el precio de la impunidad. Es por ello, que el sicariato ha estado en auge. Pues, quién tiene poder económico para pagar por el asesinato de un enemigo, encuentra quien ejecute la acción por unos cuantos billetes.

Las autoridades calman la convulsión social atrapando a los ejecutores, pero nunca a los autores intelectuales. Durante el año 2010 ejercimos la función de ayudante Fiscal por varios meses en el departamento de violencia intrafamiliar, ubicado en Alma Rosa, Por ende, conocemos los intríngulis que se esconden detrás del manejo de los casos de violencia de género.

En todas las querellas, lo primero que se toma en cuenta es la posición social de ambas partes. En la mayoría de los casos la víctima carece de recursos, pero el imputado no. Entonces el fiscal negocia con su abogado, para no presentar algunas pruebas cruciales. Luego dilata el proceso para provocar la ausencia de la víctima, la cual está obligada a dejar de trabajar para darle seguimiento.

Otra parte determinante es la relación política del imputado. Cuando se trata de un líder o un relacionado con el partido en el poder, con una simple llamada al magistrado, hay que buscar la forma para favorecer al imputado. Pues ningún funcionario se arriesga a perder su posición por cumplir con su deber, en una sociedad donde los familiares y amigos son los primeros en aconsejar “a buscarse lo suyo”.

Comercio

En nuestro país la justicia no funciona para proteger a la clase baja. Los casos judiciales se venden y se compran como mercancías en cualquier mercado. Max Weber (1864-1920) sociólogo, filósofo, jurista y economista alemán, decía la burocracia es, ante todo, una estructura de poder para dominar a la clase más vulnerable.

No es accidental sino parte esencial del poder burocrático. Y por supuesto permite al funcionario tomar decisiones que pueden estar acompañadas de actos de corrupción.

De ahí el aforismo  “justicia retrasada es justicia denegada”. Lo cual significa que para que una reparación se haga efectiva, debe realizarse en tiempo oportuno. De lo contrario fomenta la impunidad.

Como en el caso de la señora Mildred Correa que, en su desesperación por la muerte de su hija de 16 años en oscuras circunstancias, después de diez meses clamando por justicia y no se le prestara la atención debida, su desgarrante dolor la llevó a desenterrar sus restos y llevarlos en bolsas plásticas al Ministerio Público de Higüey.

Un hecho extremo, pero nos recuerda el caso de Luis Peña Valdez, un humilde albañil que estuvo encarcelado por 12 años sin recibir condena judicial. Por ir a la casa de un ingeniero a cobrar una deuda de trabajo. Sin embargo, en vez de pagar llamó a la policía quienes los llevaron presos y luego a la victoria, donde todo el sistema judicial lo olvido.

¿Fue sancionado ese ingeniero por ese abuso? No, eso solo sucede en un país sin régimen de consecuencias como el nuestro. Es una de las razones que impulsa a la gente a emigrar. Otro caso alarmante, fue el de la señora Nicaury Encarnación, quien fue sentenciada a ocho años de prisión de los cuales pasó tres y dos meses en la cárcel de Najayo, acusada de un crimen que no cometió.

Gracias a las constantes presiones de su familia a través de las redes sociales, el caso llegó a un abogado, quien solicitó una revisión en que se descubrió su inocencia y fue liberada.

Fueron sancionados los fiscales responsables de estos atropellos?. Dejamos la respuesta al lector. Jesucristo dijo: Hay que llorar con el que llora y reír con el que ríe. ¿Dónde se ha ido la sensibilidad humana del  dominicano? La vida es muy breve y algún día, todos daremos cuenta frente al Tribunal Divino.

 

eliasrosario7680@gmail.com

 

jpm-am

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