El juego de los haitianos

Parecería algo casual pero en realidad no es así.

Los haitianos, por no decir Haití como Estado mantiene un juego de amor y desamor con la República Dominicana en cuanto a sus relaciones internacionales se refiere.

Ese juego se manifiesta más en los aspectos migratorios y comercial que a otros niveles.

Veamos porque. En cuanto a lo migratorio azuzan la entrada de ciudadanos haitianos hacia República Dominicana de la manera más diplomática posible de tal manera que nadie se dé cuenta que podrían llegar miles de ciudadanos de la vecina Nación aquí pareciendo inmigración descontrolada.

Ese incentivo a la migración haitiana hacia dominicana se manifiesta de diferentes maneras siendo algunas de ellas la no creación de oportunidades de trabajo o de estudio allí o simplemente recurriendo a la corrupción que se manifiesta en cada kilómetro de la frontera común y donde los dominicanos son socios.

La venta de visas por encima de las cuotas asignadas es otro elemento que se pone de relevancia siempre en complicidad con personal dominicano.

El trasiego de manera ilegal por la frontera en alianza con personal militar y administrativo dominicano es otra modalidad que promueven los haitianos.

De tal manera que la informalidad de las relaciones entre los dos países vecinos sólo beneficia a Haití en cuanto a la migración cosa que será difícil parar porque la corrupción y complicidad de dominicanos está a la vista de todos.

En cuanto a lo comercial Dominicana tiene ganancia de causa quizás por eso los haitianos saben que chantajeando por ese medio pueden obtener lo otro.

De ahí el llamado Plan de Regularización al que los haitianos no se acogieron y el Estado de Haití boicoteó.

Esa economía informal que deja millones de pesos de ganancias a comerciantes que venden restrojos a los haitianos en las diferentes provincias fronterizas es lo que no quiere perder Dominicana por eso se permite que Haití haga de todo y cuando les da la gana con ese comercio.

Existe otro intercambio que es el formal de ahí se benefician los grandes empresarios, clase política y todo el que quiere hacer grandes millonadas a costillas de nuestra nacionalidad.

No es que veamos a los haitianos como un peligro, pero de ellos obtuvimos nuestra independencia y siempre nos verán como sus enemigos.

Sin dejar de apelar a los sentimientos humanitarios y de solidaridad este país debe poner corte al trasiego ilegal de haitianos porque llegará el día que tendremos que repartirnos los espacios internos con ellos.

Por ahora y para todo el que llega al poder tanto en Haití como en Dominicana las ventajas de todo tipo de negocios será mejor que pensar en el futuro pero lo cierto es que de las cosas seguir como van los lamentos vendrán más temprano que tarde del lado dominicano.

jpm
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