¡Ya basta de la comunidad internacional!
La República Dominicana, por más solidaridad, buena voluntad, sensibilidad y disposición que ha mostrado para ayudar al pueblo haitiano, no logra quitarse, ante la comunidad internacional, el estigma de xenófobo con el que le han etiquetado sectores antinacionales.
El nivel de acoso, agitación y hasta agresión de que está siendo víctima el Estado y la nación dominicana en los últimos años por parte de algunos actores internacionales que interactúan en el escenario mundial no tiene precedente.
Como curioso y estudioso de las relaciones internacionales me doy cuenta de que a una franja importante de ese colectivo global, y que forma parte de la comunidad internacional, como por ejemplo Estados Unidos, Francia y Canadá, no tienen la menor intención de ceder en sus propósitos de desacreditar este país, pero mucho menos ayudar al pueblo haitiano a salir del estado de indigencia en que se encuentra sumido desde hace años.
Ante esta situación, es imperativo definir posiciones porque de lo que se trata es de la sobrevivencia de la República Dominicana por lo que es imperdonable mantenerse indiferente.
No es posible permitir que al país se le desacredite en el ámbito internacional desde su propio territorio con acciones cuyos protagonistas más visibles son personas a las cuales, como profesionales que son, se les guarda un gran respecto.
Al margen de lo condenable que es todo intento de callar la libertad de expresión, cosa que rechazamos de plano, es repudiable, también, que un grupo de comunicadores, que merecen todo mi respeto y consideración, se estén dejando arrastrar por la ola y el discurso de una comunidad internacional que no le interesa la suerte de este país.
Es inexplicable que con tanta rapidez, se esté esparciendo por el mundo la información de que en este país se está amenazando e intentando coartar la libertad de expresión a periodistas y todos aquellos que defienden el derecho de los haitianos, cuando de lo que se trata es de un debate sobre el tema entre varios grupos.
Otros elementos que demuestran esa intención de agitar son los pronunciamientos hechos por la Organización de las Naciones Unidas en la República Dominicana y Amnistía Internacional en relación a que el país tiene que garantizarle la nacionalidad a los haitianos nacidos en la país, así como extender el plazo para continuar con el proceso de regulación de extranjeros.
Es doloroso que en la sociedad dominicana hayan grupos, sectores y personas que se estén prestando, conscientes e inconscientes, a servirle a esos intereses internacionales, disque en nombre de la defensa de los derechos humanos, sin medir las consecuencias negativas que, a largo plazo, esto pueda generarle a ellos y al país. Basta ya comunidad internacional.