Seguridad ciudadana en tiempos de Trujillo
Toda sociedad para progresar necesita de un marco de leyes ejecutables que garanticen la integridad de los ciudadanos y de sus propiedades. Este marco legal podría ser la imposición de un régimen democrático o dictatorial (para los fines no importa el color del gato después que cace ratones, parafraseando al líder chino que transformó a China, Deng Xiaoping).
La presencia o ausencia de un marco de leyes ejecutables y efectivas, en el cual las actividades cotidianas de los ciudadanos y las actividades económicas puedan ser realizadas, es fundamental para el progreso y prosperidad de cualquier comunidad. Un país anómico es un país inviable.
Resulta ser, según los datos históricos, que en los 30 años que duró el régimen trujillista el país contaba con un marco legal, ejecutable y muy efectivo. Existía lo que se conoce como «el imperio de la ley», donde todo ciudadano tenia que someterse a las leyes con una sola excepción: la del dictador Rafael L. Trujillo Molina.
Revisando bien los hechos históricos, se puede apreciar la paz y la tranquilidad que se vivía en esa época histórica dominicana. En la Era de Trujillo no se volvieron a ver las acostumbradas sublevaciones y el desenlace de guerras civiles, cosas muy comunes desde nuestra independencia. El último de los subversivos, el general Desiderio Arias, fue fusilado y decapitado. Los desembarcos de Luperón y los de Constanza, Maimón, y Estero Hondo fueron de inmediato eliminados, el ultimo de forma trágica y abusiva.
Para mantener la paz y el orden absoluto que vivió el país, Trujillo se aseguró, desde antes de tomar el poder, de ganarse la lealtad de las fuerzas públicas, el Ejército y la Policía, de las cuales fue su reorganizador y jefe. Las calles no eran peligrosas de noche y mucho menos durante el día. Había uno que otro ladroncito que robaba sin asesinar a sus víctimas, y otros delincuentes de poca importancia, los cuales eran descubiertos de inmediato por las autoridades y castigados de forma drástica. En toda la Era de Trujillo ocurrió un solo atraco de gran resonancia, algo insólito para la época: el cometido por un grupo de hombres al Royal Bank of Canadá en Santiago de los Caballeros. Se especuló para entonces que ese atrevimiento se debió a la complicidad de un hermano de Trujillo; pocas horas después fueron descubiertos los culpables y fusilados.
Todas las carreteras del país eran seguras para todo el que viajara por ellas, no importaba lo apartadas que estuvieran. Por todo el trayecto de las mismas había puestos militares y policías en motores que las vigilaban. Se podía transitar sin temor alguno. Todos los delitos se investigaban y tenían consecuencias graves, menos aquellos de tipo político cometidos por las autoridades.
Trujillo, persiguiendo su propio interés, promovió la paz y la tranquilidad relativa para la gran mayoría del pueblo dominicano. La historia oral cuenta que: “se podía dormir en un parque público y no se te perdían ni los zapatos.”
Pues, eso es lo que indican los datos históricos de la época, aunque parezca paradójico y sea tan pesado decirlo.
sp-am
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