Peregrinación al Santo Cerro

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LA AUTORA es mercadóloga y comunicadora. Reside en Santo Domingo.

Quien peregrina «ora» con los pies y experimenta con todos los sentidos que toda su vida es un único gran camino hacia Dios.
Los dominicanos estamos celebrando en septiembre la fiesta de nuestra Patrona. Y es que el 24 de septiembre, día es fiesta nacional: nuestra Virgen de las Mercedes.
En tal sentido, nos hacemos eco de una bella invitación de parte de la Parroquia Claret, peregrinar hasta su morada principal en nuestro país, el Santo Cerro ubicado en la Vega. La fecha convocada es apenas tres días antes, el sábado 21 de septiembre no solo para sus parroquianos sino para todos los interesados, quienes partiendo en autobuses desde su sede y llegando primero a la Catedral de la Vega donde se celebrara la Santa Misa presidida por S.E.R. Monseñor Camilo obispo emérito de dicha diócesis también se ira acompañando del padre Juan Andrés Hidalgo Lora párroco de Claret hacia el Santo Cerro, y luego al Monte de San Victor donde dirigirá un retiro a quienes vayan. Interesados llamar a las oficinas de Claret en horas laborales o directamente a estas personas que son las encargadas de la logística de la peregrinacion: Cicelis Feliz 829-340-5064, Lucia Hernandez 829-543-5085, y Ventura Galay al 809-297-0726.
Detengamosnos ahora a conocer los orígenes de esta devoción.
 El título mariano la Merced se remonta a la fundación de la Orden religiosa de los mercedarios el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España.
San Pedro Nolasco, se inspiró en la Santísima Virgen para fundar una orden dedicada a la merced (obras de misericordia). Su misión particular era la misericordia para con los cristianos cautivos en manos de los musulmanes. Muchos miembros de la orden canjearon sus vidas por la de presos y esclavos.
San Pedro Nolasco y sus frailes eran muy devotos de la Virgen María, tomándola como patrona y guía. Su espiritualidad se fundamenta en Jesús, el liberador de la humanidad, y en la Virgen, la Madre liberadora e ideal de la persona libre. Los mercedarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora. Por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora.
Esta comunidad religiosa se ha dedicado por siglos a ayudar a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchos cautivos que estaban presos en manos de los sarracenos.
Veamos como se difunde esta devoción hasta nosotros. Los mercedarios llegan al continente americano y pronto la devoción a la Virgen de la Merced se propaga ampliamente. En República Dominicana, Perú, Argentina y muchos otros países, la Virgen de la Merced es muy conocida y amada.
El primer culto mariano a la Virgen María en América tuvo lugar, hasta prueba contraria, el Santo Cerro, cercano a Concepción de la Vega de nuestro país.
Fiándonos de Don Arturo Logroño – su Historia Patria, Compendio de, tomo I, Nuestra Señora de las Mercedes fue Patrona de la isla Hispaniola desde los días del Gobernador Don Diego Gómez de Sandoval.
Entendiendo importante que meditemos en torno a carisma de misericordia y en especial a los presos, transcribo a continuación un bello mensaje que leí hace unos años, pero que lo atesoro en un cuaderno especial que espero meditemos: No todos los que están en la cárcel son verdaderos delincuentes. Muchos cometieron su delito en un momento de apasionamiento o de locura que estaba muy lejos de representar sus verdaderos sentimientos interiores y disposiciones habituales. Otros muchos han sido víctimas del ambiente que respiraron y de la educación que recibieron de pequeños. Y en todo caso, todos ellos son seres actualmente infelices y desgraciados, lo cual es un título sobrado para excitar nuestra compasión y misericordia, cualesquiera que sean sus antecedentes y la culpabilidad de su conducta.
Cuánto bien se puede hacer a los pobres presos visitándolos con frecuencia y prodigándoles palabras de consuelo y de esperanza! Aún los condenados a prisión perpetua se les puede ensanchar el alma enseñándoles que la verdadera libertad es la del espíritu; que el que vive en gracia de Dios es libre aunque viva en una cárcel, y el que vive en pecado mortal es esclavo y prisionero aunque parezca gozar de libertad en plena calle; que la cárcel de este mundo no podrá prolongarse más allá de lo que dure nuestra vida, mientras que más allá del sepulcro existe una cárcel perpetua, de la que no se sale jamás.
Queridísima Virgen de las Mercedes: Te entregamos a nuestro país y a nuestra gente, para que lo cobijes en tu manto, y protección, intercediendo ante tu Hijo para que derrame abundantes bendiciones.
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