Haití: Invadido en el 1915 (2 de 3) 

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EL AUTOR es abogado e historiador. Reside en Santo Domingo.

Está documentalmente probado que tras bambalinas los EE.UU. también atizaban la violencia que desde el 1911 sufría el pueblo haitiano. Aplicaron en toda su extensión el viejo refrán: “a río revuelto, ganancia de pescadores.” 

En febrero de 1915, cuando todavía ejercía la presidencia Joseph Davilmar Théodore, (a quien el gobierno de los EE.UU presionaba para que le cediera el manejo de las finanzas, las aduanas y los ferrocarriles) el jefe del barco de transporte de tropas USS Hancock, que se movía en aguas cercanas a Haití con elementos del Quinto Regimiento de la infantería de Marina, conociendo la actitud nacionalista y el espíritu combativo del médico Rosalvo Bobo, escribió a sus superiores previniéndoles sobre dicho personaje. 

Roger Gaillard, el historiador  y académico haitiano que más escribió sobre la ocupación militar de su país en el 1915, divulgó muchos documentos reveladores de lo anterior.  

Uno de esos documentos, todos ya desclasificados, lo envió el aludido jefe de esos marines que merodeaban por las aguas del Caribe, mediante el cual decía lo siguiente: “El hombre que, en el actual gobierno, es probablemente el más opuesto a los Estados Unidos, es el doctor Bobo, ministro del interior.” 

Como se ve, con el tejemaneje de fuerzas externas y colaboradores internos que formaban la élite mulata, aquella época trágica llevó a Haití a padecer los rigores de otra “travesía del desierto.” 

Antes del 28 de julio de 1915, cuando entraron las primeras tropas estadounidenses de ocupación a Haití, ya Robert Lansing, a la sazón jefe de la diplomacia de los EE.UU., había dicho como pretexto para justificar ese hecho violatorio del derecho internacional, que “la raza africana carece de toda capacidad de organización política.” 

Todavía no había ocurrido la matanza ordenada por el sanguinario presidente haitiano Vilbrun Guillaume Sam contra decenas de dirigentes políticos que estaban presos en la principal penitenciaría de Puerto Príncipe, entre ellos el ex gobernante Oreste Zamor. 

Cuando aquellas palabras lapidarias del magnate financiero Lansing fueron pronunciadas en Washington tampoco habían matado al referido presidente Sam, a quien turbas enardecidas descuartizaron y lanzaron sus vísceras en las calles de la capital haitiana para alimento de los perros cansinos que pululaban por ellas. 

El objetivo principal de esa invasión se centró en el control total de la economía, la política y la cuestión militar del país vecino. 

Dicho eso al margen de que los oficios despachados hacia la capital de los EE.UU. por jefes militares y civiles parecen un atado de literatura canónica, pues sin mencionar las masacres que cometieron contra la población haitiana, y el expolio que hicieron a todos los niveles, escribían sus mentiras sobre una supuesta labor humanitaria usando como materia prima la bíblica levadura de los fariseos. 

Pero peor aún, 26 años después de dicha invasión James G. Leyburn publicó un libro sobre historia, etnología, religión, política y otros componentes de la sociología haitiana, cuyo contenido desciende enormemente cuando se refiere a la invasión de 1915, al decir lo siguiente: 

“La ocupación, ordenada por ese alto profeta de la democracia que fue Woodrow Wilson, declaró su determinación de dar a Haití su primera oportunidad de convertirse en una nación democrática.” (El Pueblo Haitiano. Edición 2011.P.303.) 

Dejando atrás la palabrería justificativa de dicha invasión, es oportuno decir que en el Haití de 1915 el comercio, y en parte la banca, eran controlados por alemanes, franceses, ingleses y sirios. Ese fue uno de los motivos por los cuales los EE.UU. decidieron imponer allí su creciente poderío de potencia mundial. 

Para simular su control sobre el país invadido el mandatario estadounidense Woodrow Wilson puso como presidente títere de Haití al abogado y político Philippe Sudré Dartiguenave, un mulato nativo de la comuna de  Ansé-á Veau, en el suroeste de Haití, cuya inclinación hacia los invasores era conocida.  

jpm-am

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ROSA.FERNÁNDEZ.MATEO
ROSA.FERNÁNDEZ.MATEO
1 Año hace

profesor, nos gustarÍa que usted desglose “el degÜello de moca” en uno de sus amenos artÍ****s.