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Con Juan Bosch
Como siempre he sido un periodista-reportero atípico e informal y sin mayores parafernalias, en una ocasión el profesor Juan Bosch me llamó aparte para preguntarme sobre el por qué nunca usaba grabadora.
Aunque un poco intimidado por el temperamento y la avasallante figura política de Bosch, le respondí rápidamente que le tenía fobia a ese aparato y que sólo lo utilizaba cuando, previamente, sabía que debía precisar cifras numéricas en informaciones relacionadas con nuestra economía. Cuando no, en noticias sonorizadas de los noticiarios radiales.
Tras su inquietud, pensé que tal vez temía el que yo sacara fuera de contexto algunas de sus declaraciones. Me dijo que había observado que yo, contrario a la mayoría, siempre asistía a las ruedas de prensa celebrada los jueves en el local del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con el único auxilio de una libretita.
“Eso es periodismo; con la grabadora muchos lo que hacen es copiar”, Argumentó, para mi sorpresa de ese entonces. Fue la primera y última vez que hablé a solas con Bosch.
Luego de ese breve encuentro valoré más sus aciertos didácticos y pedagógicos. A Juan Bosch lo admiré como literato, y por su desamor a lo mercurial; no como el político que para bien o para mal, fundó dos de los partidos de más trascendencia en República Dominicana.
