¡A la clase que ya es hora…!

Terminaron las vacaciones escolares. La responsabilidad de los padres o tutores les manda a crear las condiciones materiales y psicológicas para que los niños, niñas y jóvenes retornen a cumplir con su más  importante deber: Estudiar y aprender, lo cual les garantiza que en el futuro puedan ser hombres y mujeres de bien y útiles a sus familias y a la sociedad.

Más de tres millones de estudiantes volverán a las aulas, a partir de este lunes 19 de agosto. Por igual, más de 180 mil jóvenes volverán a los estudios en la Primada Universidad de América (nuestra querida UASD) a los fines da adquirir conocimientos en cantidad y calidad que les permitan convertirse en profesionales en diferentes áreas de las ciencias y las tecnologías.

A las aulas y laboratorios de los centros de estudios públicos que gestionan el MINERD y  la UASD acuden, principalmente, los hijos de las familias ubicadas en los sectores populares, de clases medias bajas, trabajadores informales y pertenecientes a la  franja social más vulnerable de nuestro país.

Para todos ellos, nuestra Constitución y el gobierno al implementar la política social del Estado garantizan el derecho a tener un espacio disponible dentro del sistema educativo pre-universitario y a nivel  superior.

En ese contexto, es honesto reiterar que uno de los principales logros del gobierno del Presidente Medina se encuentra en la ampliación de la cobertura de la matrícula estudiantil, en la construcción de miles de aulas, en la implementación de la tanda extendida, en el suministro de uniformes, útiles escolares, libros, servicios médicos  y alimentación a miles de  estudiantes en los centros educativos públicos.

Los aportes del gobierno al sistema educativo público trascienden, en formas significativas, hacia  la niñez de la primera infancia (desde 45 días de nacidos hasta los 5 años) gracias al funcionamiento del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI), que se inició en el 2015.

Precisamente, a partir del pasado 5 de agosto, también se reanudaron los servicios de atención integral de calidad que el INAIPI ofrece a más de 300 mil niños y niñas de la primera infancia, en 121 Centros CAIPI, popularmente conocidos como Estancias Infantiles y del Programa de Base Familiar y Comunitario a través de 421 Centros CAFI, diseminados en  los 158 municipios del territorio nacional.

Esos infantes reciben, desde las 7:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde,  la protección, cuidado y atención que les garantiza la política pública de inclusión social que ejecuta el INAIPI, que incluye los servicios de salud, de alimentación, estimulación temprana, educación inicial, detección temprana de necesidades  especiales, atención a la discapacidad, registro de identidad y protección contra el abuso o violencia de niños y niñas, sin ningún costo para sus familias.

Luego, esos niños y niñas, al cumplir 5 años de edad,  son transferidos de las Estancias Infantiles a los centros educativos con tandas extendidas. Para este año lectivo 2019-2020, ya el INAIPI inició el proceso de transferencia de 43 mil infantes que cumplieron 5 años hacia los centros educativos que gestiona el MINERD.

Ahora bien, ciertas debilidades y amenazas afectan y podrían cercenar la sostenibilidad de los promisorios avances de nuestro sistema educativo público pre-universitario: a) Las continuas suspensiones de la docencia por cualquier nimiedad. b) Las frecuentes huelgas que patrocinan sectores radicales enquistados en la ADP. c) Las ausencias de asignaturas y docentes para suplir a los centros educativos con tandas extendidas. d) La falta de aprobación final del proyecto de “Ley de ordenamiento y coordinación intersectorial para la atención y el desarrollo integral de la primera infancia”.

Con similar preocupación observamos la educación superior pública que suministra el Estado a través de la UASD, porque sus gremios (FAPROUASD, ASODEMU,  FED, etc.) pretenden obtener reivindicaciones, principalmente, a través de huelgas y confrontaciones, desestimando la cultura del diálogo y las negociaciones pacíficas.

Por encima de esas debilidades y amenazas, nuestra reflexión sobre los avances del sistema  educativo público nacional es cada vez más optimista, por lo cual con entusiasmo  exhortamos  a cantar:

“A la clase que ya es hora

De empezar nuestra labor

Que están haciendo las suyas

Las abejas en la flor”

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