Los Tercios y el Caribe colonial
Los Tercios fue el nombre del cuerpo armado más poderoso que tuvo España desde 1534 hasta 1704. Su objetivo era apuntalar dicho reinado en asuntos bélicos y en tareas políticas y económicas en el marco de la revulsión que entonces vivía Europa. Ellos derrotaron reiteradamente a la poderosa dinastía de los Habsburgo, que controlaban gran parte del llamado viejo continente.
Fueron creados 42 años después de la llegada de los españoles a esta parte del mundo, pero nunca estuvieron en el Caribe hispano. Esa ausencia no impide comentar ahora el impacto que en el contexto general de la historia española tuvieron sus confrontaciones bélicas en varios lugares europeos, mientras en esta zona estaba en curso la colonización.
Los Tercios, con sus tácticas de guerra, formaron el “primer ejército moderno de Europa”. Fueron los batallones de infantería en campaña más eficaces que hubo en su tiempo, por su disciplina y su actitud al sacrificio personal. No han sido superados ni siquiera por Los Gurkhas, los feroces combatientes de Nepal cuyo lema “mejor morir que ser cobardes” ha causado sensación en varias guerras, a partir de 1814.
De esos guerreros españoles, con increíbles proezas en los campos de batalla, se han publicado obras de diversos géneros literarios, así como películas y cómics. En su libro titulado “De Pavía a Rocroi” el historiador y diplomático español Julio Albi de la Cuesta escribió de ellos que: “…fueron tan famosos y temidos…que dieron ley a la mayor parte del mundo”.

El novelista y académico Arturo Pérez Reverte, a través de su colección Las aventuras del capitán Alatriste, sobre la excepcionalidad de Los Tercios, ambientada en el Siglo de Oro español, desarrolla excelentes episodios históricos-novelescos sobre esos combatientes a los que él ha definido como “una maquinaria militar perfecta…la que fue la mejor infantería del mundo”.
En una de sus etapas de apogeo, demostrando el vigor de su músculo militar, el filósofo y político inglés Francis Bacon proclamó (1622) que con dicho cuerpo armado el entonces rey de España Felipe IV podía aplastar a Inglaterra. Perdieron la batalla de Rocroi, el 19 de mayo de 1643, pero eso no impidió que esa entidad castrense del imperio español obtuviera posteriormente resonantes victorias en otros lugares de Europa.
Pienso que era difícil que en sus filas apareciera alguien con los traumas e incertidumbres del Donald Mahon que protagoniza la novela titulada “La paga de los soldados” (1926), del escritor estadounidense William Faulkner, en la cual su autor explora las consecuencias materiales y espirituales de la Primera Guerra Mundial.
Cervantes se refiere a Los Tercios en El Quijote, al narrar que: “…al subir de una loma oyó un gran rumor de tambores, de trompetas y arcabuces. Al principio pensó que algún tercio de soldados pasaba por aquella parte, y por verlos picó a Rocinante y subió la loma arriba; y cuando estuvo en la cumbre, vio al pie de ella, a su parecer, más de doscientos hombres armados de diferentes suertes de armas…” (El Quijote. Segunda parte, capítulo XXVII. MCS).
¿Por qué no estuvieron Los Tercios en las Antillas?
Porque en el largo proceso de la colonización La Corona de España lo que hizo, esencialmente, fue darles a señores poderosos diversas concesiones y ellos ponían los combatientes. Algunos cronistas, faltando a la verdad histórica, han querido edulcorar eso con el eufemismo de “choque de civilizaciones”.
Es decir, que los reyes españoles no contemplaron utilizar a Los Tercios en el papel de fuerza de expedición en la colonización de una parte importante de América. Cien años después del último viaje de Colón (1502) fue que por Real Cédula (1603) Felipe III creó el Tercio de Arauco, bajo la dirección del gobernador de Chile Alonso de Ribera, un curtido veterano de las guerras europeas de su época.
Fue el referido Tercio de Arauco que puso fin a las derrotas que continuamente sufrieron los españoles en Chile y Argentina a manos de los mapuches, valientes indígenas de cuyas rucas salieron caudillos y guerreros tan famosos como Lautaro, Caupolicán, Galvarino, Anganamón y la valiente Janequeo, cuyas hazañas guerreras fueron bien descritas en 1589 por Alonso de Ercilla, en su poema épico La Araucana.
Vale decir que en 1625 España organizó y envió tropas que actuaron con una metodología de combate similar a Los Tercios para, junto a Portugal, recuperar a Salvador de Bahía, primera capital de Brasil (1549-1763). Al derrotar a los holandeses allí recuperaron el nordeste y zonas aledañas del más extenso país de Sudamérica.
jpm-am

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