Vuelven los hurones a la Gran Manzana

NUEVA YORK.- Los hurones vuelven a ser bienvenidos en la Nueva York administrada por Bill de Blasio, que después de haber lanzado planes de casas populares y guarderías para todos los niños quiere restablecer la presencia de esos animales de compañía.
En 1999 los hurones habían sido prohibidos por Rudolph Giuliani, su predecesor de la «tolerancia cero», que había convertido a la Gran Manzana en zona «off limits» para los pequeños carnívoros.
Con el gobierno de De Blasio, el departamento de Salud estableció que los pequeños mustélidos primos de los visones ya no suponen para el público más riesgos que cualquier otro animal doméstico permitido.
El giro sobre los hurones, confirmado al New York Times por funcionarios municipales, proyectó así al alcalde al cielo de los amigos de los animales, después de la campaña -aún no concluida- para abolir los carruajes tirados por caballos del Central Park.
De todos modos la alfombra roja para los hurones no llegará antes del final del verano boreal, ya que siguen siendo obligatorias las vacunaciones antirrábicas y la remoción de las glándulas anales responsables de un olor tan característico como poco agradable.
«Tenemos un alcalde sensible a las problemáticas de los animales», elogió a De Blasio un partidario de Brooklyn, Ariel Jasper, que en los últimos meses había solicitado al municipio reconsiderar la prohibición, a fuerza de páginas de Facebook y envíos masivos de correo electrónico.
El hurón tiene una historia secular como animal de compañía. Giuliani lo había prohibido, suscitando la ira de los numerosos apasionados que de inmediato fundaron un comité para la defensa de estos pequeños carnívoros, con la acusación de poseer una «índole salvaje, feroz, indomable, peligrosa o en todo caso proclive a causar daños físicos», sobre todo a los niños.
Así el animalito de afilados dientes terminó en el exilio, al igual que bestias más temibles como osos blancos, anacondas, elefantes, cocodrilos, pitones, escorpiones y criaturas exóticas de nombres impresionantes como el demonio de Tasmania.
Mientras tanto, también siguen prohibidos la gentil iguana y el humilde erizo, cuyos aficionados -ahora esperanzados con la suerte del hurón- también están dispuestos a dar batalla.
jt/am

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