Sentirse ser grande

Muchas de las riñas entre personas, son debidas a un falso sentimiento de grandeza, que hace que ellos actúen como si fueren más grandes que los demás. Sentirse grande no es ser grande; hay individuos que confunden hablar alto, con palabras indecentes a ser realmente grande. Ladrar es una condición de criatura inferior al hombre, y por eso es necesario, que se pueda identificar lo que verdaderamente es cada persona. Todos somos iguales como personas, pues cada uno es una entidad independiente, con las mismas prerrogativas naturales de los demás. El conductor de vehículo de «patanas,» conduce por lo general, como el jefe de las calles y carreteras; ya que sabe que los demás vehículos ,son más pequeños, y en un choque vehícular los más pequeños pierden. Sin embargo, cuando una «patana» se vuelca, el chofer se da cuenta que su vehículo es igual que los demás: Se pochan sus gomas, se dañan piezas, se le termina el combustible, entre otras cosas. La grandeza de un chofer no está en el tamaño de su vehículo, sino en la decencia que conduzca. Jesucristo no quería que sus discípulos se sintieran grandes, sino que fueran grandes en servir a los demás, por eso les dij «Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros será vuestro siervo» Mt. 20: 26, 27. Y además les dij «Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande» Lc. 9:48. Ser grande, es una virtud del espíritu, que se manifiesta inversamente al concepto de grande en lo físico, o a cualesquier título de nobleza, o de edad aplicable en lo social. Ser grande es demostración de cualidades del espíritu que se evidencian en la humildad, sencillez, amor y comprensión. Grande es aquel que tiene una visión sobre las cosas, que éstas no influyen en su comportamiento, sino que él tiene dominio sobre las cosas. De ahí que, hace las cosas cuando él quiere, puede y donde se deben hacer. La delincuencia juvenil se realiza, debido no tanto, por las necesidades de los individuos, sino porque se creen grandes y que nada ni nadie les hará daño; piensan que siempre les irá bien. Sin embargo, cuando son sorprendidos y sometidos a la justicia, muchos de ellos lloran y lamentan lo que hicieron. Entonces aparece la frase: «si hubiese sabido que me iban a agarrar no lo hubiese hecho». Si el delincuente reconociera sus debilidades, nunca haría las acciones delictivas. Por eso se necesita una educación integral, que incluya enseñanzas de las potencialidades del ser humano, pero a la vez, que haga consciente de las limitaciones del mismo. Dios no creó al hombre perfecto en poderes, lo que sí, fue que lo hizo bueno, como está escrit «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.» De ahí que, el ser humano no fue hecho a nivel de Dios, sino un poco menor aún que los ángeles. Como ser bueno, es grande, porque la grandeza es propicia de Dios. En consecuencia, Adán y Eva tenían la posibilidad de pecar, aunque Satanás no le hubiese engañado. En ese sentido, el libre albedrío era una realidad en ellos. Aunque ellos no pecaron por el libre albedrío, sino por el engaño de la serpiente. Esto nos indica que el ser humano, tiene la capacidad de decisión, pero también debe tener la voluntad consciente de hacer únicamente lo bueno. La grandeza del hombre está en que él pueda decidir hacer lo que es correcto, por la convicción ya sea de la fe en Dios, o por la voluntad propia. Muchos hombres han sido grandes, como Juan Pablo Duarte, quien no buscó el ser grande, aunque en efecto lo fue y es recordado como tal. Jesucristo, quien rechazó todas las ofertas tanto de satanás, como de la humanidad para ser grande. Sin embargo, cientos de millones les alaban, y es visto aún por sus rivales como un profeta de Dios. El arcángel Gabriel hablando sobre Jesús, dijo a María: «Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» Lc. 1:32, 33. No hay que buscar ser grande, lo correcto es ser grande, a través de las virtudes del espíritu y las normas sociales requeridas. Esta actitud conlleva la grandeza en sí misma. De ahí que la honestidad es y debe ser la razón por la cual nos comportamos, muchas personas exhiben una falsa grandeza, que ni ellos mismos en su fuero interno se la creen. Puede tener una posición jerárquica, tener dinero, títulos, y cualesquier otras circunstancias que diferencian entre los hombres, pero eso no significa que sea grande. Concibo la grandeza como una expresión de servicio, de amor, y de humildad. Pero, sobretodo, como una consecuencia de la relación personal con Dios. Muchos creyentes no hemos alcanzado la grandeza, otros se han encaminado a ella, como lo fueron Moisés, Elías y Juan el Bautista, entre otros. En cambio, muchos que han sido llamados grandes, en realidad fueron y son pequeños, pues fueron personas de maldades, llenos de anti-valores. Sea usted una persona grande en importancia para la humanidad; Jesucristo como el más grande que ha pisado la tierra puede ser su guía. Dios le bendiga.

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