Perversos y conservadores

Con la fusión de los reformistas con el PLD, a raíz de la conformación del Frente Patriótico que impidió el ascenso al poder político del doctor Peña Gómez, el peledeísmo registró una especie de simbiosis que derivó en una entidad extremadamente derechista. El exilio cubano se queda corto respecto a las conductas exhibidas por muchos miembros del oficialismo. ¡Y ay de algunos aliados! Pero la perversidad y el conservadurismo no es exclusividad del partido gobernante y de algunos grupos aliados. El PRD también ha demostrado, inclusive fuera del poder político, que es una organización perversa y conservadora. ¿A qué se han dedicado líderes importantes del PRD después de las elecciones del 2012? El denominado PRD institucional, dirigido por Miguel Vargas Maldonado, ha estado haciendo negocios antes, durante y después de las elecciones del 2012 con el PLD. Ahora también con el gobierno de Medina. Y a todos esos perredeístas les va muy bien (algunos lavan oro), para nada les interesa la cacareada unidad del PRD. Todo el que sigue al señor Vargas Maldonado es por alguna motivación material, que se expresa con la nómina partidaria y estatal, favores gubernamentales, cargos en las famosas altas cortes y reserva de puestos electivos para los comicios del 2016. Se piensa que es la crisis interna y la división que inhabilita al PRD para hacer oposición. ¡No señor! Lo inhabilita la inmoralidad y la vulgaridad de un sector; y el conservadurismo del otro sector, el mismo de Hipólito Mejía, cuyo problema no es la chabacanería (que a fin de cuenta lo hace gracioso), sino las posiciones públicas que exhibe respecto a Loma Miranda, al salami y sus constantes y sospechosos piropos al gobierno del presidente Medina. El ingeniero Hipólito Mejía ha demostrado que sólo sabe ser candidato presidencial, pero no asume responsabilidad solidarizándose con las causas del pueblo. Y cuando abre la boca para referirse algún tema que esté sobre el candelero público es para provocar sorpresa, pues nunca sintoniza con los intereses nacionales. Si tenemos en el gobierno a un partido perverso y conservador, como el PLD, lo lógico es que se pretenda construir un frente opositor con líderes con un perfil diferente. Hipólito Mejía, que durante su mandato 2000-2004 envió tropas a Irak para hacerse el gracioso con George W. Bush (un halcón), no deja de ser un obstáculo para la articulación de un frente opositor. Y lamentablemente aquellos que asumen posiciones decentes, combaten la corrupción pública y denuncian los males sociales que atraviesa la población son individuos carentes de carisma o son simples académicos que no saben conectar con la gente común. Además, se les atribuye no trabajar política, pues se limitan a acudir, de forma esporádica, a entrevistas televisivas o publicar algún artículo periodístico. Con la descomposición moral y la inversión de valores que observamos en la sociedad es difícil levantar un proyecto político decente sin desplegar un arduo trabajo nacional (¡claro con la logística necesaria!), con un discurso agresivo y persuasivo. La perversidad y el conservadurismo prevalecen en el escenario político nacional. La degradación del ejercicio político viene desde la desaparición física de dos de los grandes líderes del siglo XX, el profesor Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez. Los líderes emergentes se inclinan todos (casi todos) por la práctica y los métodos balagueristas. Es la razón por la que no se observa mayores diferencias conductuales entre gobierno y oposición. d_cruzpi@hotmail.com

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