Es común que los habitantes de un poblado seleccionen
un espacio “libre” para encontrarse y distraerse, tendiendo a establecer
distancia de iglesias y dependencias oficiales, por la rigidez y solemnidad de
estos locales. Es sabido que la bulla, las risotadas y carajitos corriendo por
doquier, no es compatible con el necesario orden que requiere el templo y los
salones municipales y de gobernación. Por eso, los pobladores de Barahona
seleccionaron un amplio terreno de la ciudad a cierta distancia del templo
católico como forma de no interrumpir las actividades religiosas.
El lugar escogido era compatible con la expansión
urbana que la localidad experimentaba luego de su elevación como Distrito
Marítimo mediante el Decreto No. 1959 del 12 de Septiembre de 1881, promulgado
por el Presidente Fernando Arturo de Meriño. Ya para la última década del siglo
XIX el sitio se tornaba como el área donde los pobladores realizaban
encuentros de diversa índole, pero aún distaba bastante de parecerse un
parque. Sobre esta situación nos habla el intelectual e historiador Cabraleño
Werner Féliz cuando dice que “por lo menos hasta la década de 1890, la plaza
poseía condiciones poco adecuadas, se mantenía sucia y llena de tocones”.
También muchos animales deambulaban por el lugar. Para más detalles ver su
libro Historia de Barahona 1801-1900, páginas 161-163.
Sin embargo, en lo que no se equivocaron los
barahoneros fue en la ubicación del parque, puesto que en relativamente pocos
años, su entorno comenzó a llenarse de viviendas, establecimientos
comerciales y dependencias públicas. En efecto, ya para principios del
siglo XX, el área estaba rodeada de varios comercios, la Gobernación, el Ayuntamiento,
la oficina local de correos, una escuela, la alcaldía, algunas viviendas de
personas pudientes y hasta una cárcel. Para 1921 en su frente, se ubica
el teatro Unión.
En un trabajo anterior mencionábamos que el 27 de
Febrero de 1894 en dicho parque fueron colocadas las primeras piedras
para construir una glorieta, donde se ubicaría un ramillete de metal con cinco
faroles, donado por el Vicepresidente de la República, Wenceslao Figuereo. Por
mayoría de votos, el Ayuntamiento había decidido tres días antes, nombrar dicha
Plaza, como Parque Libertad. El cabildo capitaleño en fecha 11 de Abril donó
plantas de Laurel para ser sembradas en dicho parque. El 8 de Septiembre del
mismo año, los regidores barahoneros conocieron el tema de la adquisición de
vidrios para los faroles que iluminaban el área.
Con el propósito de mejorar la instalación, el 21 de
Noviembre de 1897 el Gobernador provincial propuso a la Sala Capitular que se
constituya una Junta Por-Parque.
En los primeros treinta años del siglo pasado,
autoridades, empresarios, asociaciones culturales y el pueblo en general,
paulatinamente van aportando su concurso para transformar el área en un
verdadero parque que cumpla su función social y recreativa. Los sucesos
político-militares que asolaron el país en esas tres décadas (revoluciones,
golpes de Estado, asesinato del Presidente Ramón Cáceres, combates y cañoneos
de la ciudad, ocupación norteamericana, etc), en varias ocasiones retrasaron
los trabajos.
En todos esos años el lugar se denominaba PARQUE
CONCORDIA, que era el nombre que también llevaba la hoy calle Jaime Mota.
Dentro del conjunto de actividades realizadas en torno
al parque, en esas tres décadas, rápidamente pudimos
encontrar las siguientes:
· El Regidor
Pérez propone a la Sala Capitular el 24 de Enero de 1908 que se pida a la
población que aporte bancos para el parque.
· La
Sociedad Lazo Azul solicitó 20 pesos al Ayuntamiento el 4 de Junio de
1917 para construir unas jardineras.
· El 25 de
Noviembre de 1918 la Sala Capitular del cabildo barahonero prohibió el ingreso
de caballos y mulos en el área del parque, por motivos de ornato,
higiene y protección de niños y adultos.
· El 5 de
Diciembre de 1919 la Sala Capitular trató el tema de cómo mejorar el alumbrado
del parque. El 22 de Diciembre del 1919 fue conocida la necesidad de
mejorar el riego de las plantas del parque.
· En aras de
fortalecer el entorno del parque y el centro de la ciudad, el Ayuntamiento
aprueba una Resolución mediante la cual prohíbe en esta zona la construcción de
viviendas techadas de palma.
· En
Noviembre del 1927 se inaugura la Glorieta que donara al pueblo de Barahona, el
empresario cafetalero Don Luis del Monte.
· El 24 de
Enero de 1928 encontramos que en el presupuesto para ese año, se contempla una
asignación importante para el mantenimiento y embellecimiento del parque.
· El 19 de
Marzo de 1929 el Sr. Antonio Galán-electricista-pide al Ayuntamiento recursos
adicionales por la realización de trabajos eléctricos en el parque
· En el
marco de los trabajos de hermoseamiento del parque, el Cabildo decidió el 23 de
Abril de 1929, derribar una caseta o quiosco que afectaba la visión completa de
la plaza. Al propietario se le dieron facilidades para que se reubicara en el
mercado local.
· El 14 de
Mayo de 1929 el Ayuntamiento de Barahona aprobó pavimentar el parque, para lo
cual abrió un concurso público. En la Sesión de esa fecha, también aprobó
realizar un pago por concepto de la instalación de faroles.
· En fecha
19 de Julio de 1929 las autoridades municipales acordaron realizar varios
pagos por la compra de piedras para rellenar áreas del
parque.
El 8 de Agosto de 1930, la Sala Capitular del
Ayuntamiento decidió eliminar el antiguo nombre Concordia de la plaza para
honrar al Padre de la Patria, designando el área como PARQUE
DUARTE. Sin embargo, el 16 de Diciembre de 1937 esta gloriosa
denominación fue cambiada por lambones para denominar el parque con el nombre
de la madre del tirano Trujillo. En 1961 con la destrujillización de las áreas
públicas, se quitó el nombre de Julia Molina y en lugar de restaurar la plaza
con el nombre del Patricio, se le puso PARQUE CENTRAL. Recordemos que el
Ayuntamiento en ese año aún estaba controlado por los trujillistas y muchos de
los regidores no veían con buenos ojos los postulados duartianos.
Nuestra Sala Capitular al final de los trabajos
de remodelación que actualmente se están realizando, debiera y denominar
nuevamente este parque con el nombre de JUAN PABLO DUARTE.
En las décadas siguientes fue constante la atención de
las autoridades por el embellecimiento y modernización del parque, al cual le
colocaron tuberías para regar los jardines, modernas luminarias, más
bancos y se plantaron árboles de varias especies para dotar el sitio de sombra.
De esta forma, podemos citar algunas acciones:
· Durante el
año 1931 se realizaron numerosas reparaciones y labores de mantenimiento,
pintura de algunas áreas y bancos, así como la siembra de plantas ornamentales.
Una Junta de Embellecimiento integrada por jóvenes de ambos sexos,
colaboraba con las autoridades en estas actividades.
· En el
transcurso del año 1932 se realizaron en el parque labores de rutina y se
efectuaron mejoras en ocasión de un concierto ejecutado el 15 de
Agosto.
· En 1933 la
Junta de Ornato rinde a principios año-10 de Enero- un informe de sus
actividades a la Sala Capitular. Días antes-3 de Enero-el
Tirano Trujillo solicita al Ayuntamiento una retreta para los niños de la
localidad.
· En fecha
17 de Marzo de 1936 encontramos que dentro del Cabildo se ha conformado un
Comité de Pavimentación del parque que recibe varias propuestas financieras
presentadas por albañiles de la ciudad-17-24-marzo. De igual modo, el
Ayuntamiento se involucra en el soterrado de los cables eléctricos.
La importancia del parque como “polígono central” de
la ciudad, motivó que las autoridades municipales dictaran un conjunto de
Resoluciones para peservar el área para conferirle orden y solemnidad al lugar.
De esta forma, se aprobaron normativas sobre la presencia de adultos y niños
descalzos, personas andrajosas, multas contra la rotura de bombillas, así como
prácticas contra la moral y las buenas costumbres. También se reiteró la
disposición que prohibía el ingreso al parque de burros y caballos,
Las autoridades municipales se propusieron también
mejorar sustancialmente todo el entorno al Parque, para lo cual promulgaron una
serie de Resoluciones en materia de ornato y desarrollo urbano. Para ello se
reconstruyeron las calles del centro de la ciudad, se construyó el Palacio
Municipal, se instaló el reloj público, la cárcel pública-ubicada frente al
parque-fue trasladada a un nuevo local. También se construyó un canal de
desague para eliminar las inundaciones que afectaban la calle Enriquillo [hoy
Nuestra Señora del Rosario].
Las calles que rodeaban el parque fueron ampliadas y
entarviadas. De esta forma, el centro de la ciudad se convirtió en un ejemplo
fehaciente del desarrollo urbano que experimentaba la localidad. Varios
reclusos trabajaron como peones en la construcción y pavimentación de estas
vías. Los mismos fueron gratificados.
En respuesta a las políticas oficiales se produjeron
importantes cambios en los alrededores del parque donde se ubicó un banco
comercial, una gran ferretería de la familia Toral, varias tiendas que
importaban directamente sus mercancías del exterior, farmacias, estudios
fotográficos, hoteles, bares, oficinas de representación comercial y
restaurantes, entre otros. Familias de origen árabe, española e italiana,
construyen importantes edificaciones de uso comercial y para vivienda.
En ocasión del advenimiento del centenario de la
independencia nacional, el periódico La Crónica que publicaba en Barahona la
familia Altuna, en su edición de fecha 8 de Mayo de 1943 destacaba que el
parque “nuestro primer y más elegante centro de recreo, debe merecer especial atención
y sería conveniente que se adquirieran los servicios de un experto floricultor
para que lo acondicione de la mejor manera, a fin de que responda
admirablemente a la brillantez esperada”.
El rotativo citaba anteriores contrataciones de
expertos por parte del Cabildo, expresando al final del tema: “las razones
económicas no pueden ser obstáculo para la realización de proyectos esenciales,
ya que ese parque debe estar a la altura del más elegante de la República, para
esa fecha”.
Con el correr de los años periódicamente el parque era
intervenido con el propósito de mejorar su oferta recreativa para que el
público de todas las edades se refrescara y compartiera en un ambiente sano.
Por generaciones el parque fue el lugar preferido para
la celebración de desfiles, actividades políticas, deportivas y religiosas.
Durante la campaña electoral de 1930, los miembros de una coalición opositora a
Trujillo fueron tiroteados mientras se dirigían al parque. En los meses de la
destrujillización y a principios de la Guerra de Abril de 1965, el lugar
fue el principal centro de agitación. Cuando los norteamericanos invadieron el
país el 28 de Abril del citado año, dos aviones de guerra de la base aérea
realizaron vuelos rasantes sobre el parque para atemorizar la multitud,
mientras que efectivos del ejército dispersaban los manifestantes.
El parque era el lugar preferido de todos los
carajitos de Barahona. El Domingo era el día de mayor concentración para niños,
adolescentes y adultos, pues luego de la salida del matinée, la muchachada
abarrotaba el sitio en espera del concierto de la banda de música. Los y las
jovencitos daban vueltas alrededor de la plaza, aprovechando la ocasión para
verse y pasarse papelitos y cartas de amor.
La estratégica ubicación del parque posibilitaba que
mucho de lo que pasaba en la ciudad, fuera conocido por pendencieros. Habían
verdaderos maestros en el arte de corre-ve y dile. De todas formas, lo que
caracterizaba el lugar era que posibilitaba crear y fortalecer la amistad entre
la gente. Aunque el resto de la ciudad estuviera tranquila, el parque era
fuente permanente de agitación y movimiento.
Como hemos dicho en otras ocasiones, el “Centro” de la
ciudad de Barahona se está desplazando y en esa misma medida la hegemonía que
por muchas décadas tuvo el parque, está seriamente amenazada. Primero la
Avenida Enriquillo con sus hoteles y restaurantes retaron su fuerza. Un poco
antes la Gobernación, la Policía y los Juzgados de la cercanía, construyeron
nuevos locales en otras partes de la ciudad. Más adelante, fueron
cerrando importantes tiendas comerciales y otros bares captaron
parte del público que tradicionalmente visitaba los negocios alrededor del
parque. La declinación económica de la zona terminó asestando el golpe final y
hoy impacta a los visitantes y gente de otras generaciones, el abandono que
luce el antiguo centro de la ciudad.
Sin duda alguna, son esperanzadores los trabajos de
remodelación que se desarrollan en la actualidad, aunque en un principio hubo
temores justificados de la colectividad, ante el agresivo desmonte de los
árboles que daban sombra a los visitantes del parque. Por un momento, los
mandarriazos alrededor de la glorieta alertaron a los barahoneros.
La falta de información explica las preocupaciones de
un pueblo que en los últimos meses ha visto con sorpresa violentas
embestidas contra la foresta urbana local por parte de dependencias oficiales.
Son muchos los barahoneros que estamos atemorizados, puesto que con estupor
observamos que la única solución para los árboles “viejos y enfermos” de
nuestra ciudad, son el hacha, el machete o la sierra.
Son muchos los barahoneros que sinceramente aspiran
que el parque retome sus glorias pasadas, pues su ubicación cercana a barrios
populosos es una garantía de que es posible que contingentes importantes de
gente de sus alrededores, regrese a su parque, a su parque Duarte.
Hay muchas historias sobre el Parque Central de
Barahona. Ésta es sólo una de ellas!!