OPINION: Sensibilidad económica y financiera

No es ningún secreto que el quehacer económico y financiero de una empresa, una familia o un país está vinculado íntimamente a la confianza que rodea sus diferentes actividades pues el solo hecho de que surja el más mínimo susurro o rumor negativo en el ámbito donde se desarrollan los distintos eventos concernientes a los factores económicos y las finanzas per se, basta y sobra para que se produzca una estampida de incalculable consecuencia.

De ahí lo delicado que es el hecho de que ni por asomo se debe jugar con la situación económica y financiera de una institución y menos cuando esta institución se debe a clientes que procuran el mejor clima de confianza, transparencia, derecho jurídico y credibilidad que debe adornar las actividades económicas y financieras.

Es por ello que muchas leyes penalizan cualquier rumor infundado acerca de la reputación, confianza, credibilidad, honestidad y confidencialidad que debe blindar una familia, empresa privada o entidad pública en las actividades inherentes a las mismas.

Conforme lo anterior, una muestra de ello son los hechos que se han sucedido en torno a una entidad que por el solo decir que la misma presenta estados financieros maquillados o simplemente de que la misma presenta una situación financiera dudosa ha bastado para que esta se debilite o desaparezca del mercado.

Por ello ha de evitarse que ni con un simple pétalo de una rosa se toque la confianza o credibilidad que una entidad enarbole como uno de sus principales valores para evitar que esta se vaya a pique.

Son muchas las instituciones que han dejado de existir solo por haberse dicho sin fundamento ninguno que las mismas exhiben una situación que no se compadece con la realidad e inclusive muchas veces se ha tratado de enmendar el error pero lamentablemente no ha bastado para corregir el mal que se les ha provocado el cual cae en lo irreparable.

Es por ello que muchas instituciones han tenido, después de que las mismas han creado desconfianza o falta de credibilidad o han sido objeto de calumnias o mentiras por envidia, maledicencia, egoísmo, odio u otros epítetos, emplearse a fondo para restaurar su imagen ante el público, lo cual no ha bastado para restaurar su confianza teniendo estas que hasta cambiar su razón social o nombre comercial.

Por lo dicho hasta ahora se procura que no caiga en boca de la competencia en el mercado, cualquier rumor infundado de una empresa en particular porque después que el daño está hecho es difícil borrar la mala imagen creada.

Lo anterior tiene graves consecuencia cuando de finanzas o economía se trata pues en ambas disciplinas impera como elementos fundamentales la confianza y credibilidad que los  clientes sientan, como algo abstracto, sobre las instituciones en las cuales creen a ojos cerrados.

Asimismo esta sensibilidad en la pérdida de confianza se da con mucha frecuencia en los negocios de expendio de comidas y bebidas que por el solo hecho de comentarse que en un negocio de esta naturaleza se vende comida descompuesta o vencida basta para que estos negocios hayan dejado de existir o se hayan ido a la quiebra financiera.

Recientemente, la nación dominicana ha sido objeto de descredito internacional por la ocurrencia de hechos reñidos con las leyes específicamente por alta corrupción imperante, delincuencia, violencia, robo, impunidad, atracos, desconfianza en el estado de derecho y por los últimos acontecimientos que se han originado en algunas instalaciones hoteleras del país.

Hechos ciertos o inciertos, mal infundado o reales los que han minado la credibilidad, confianza y respeto que siempre se les ha tenido en el plano nacional e internacional a la industria sin chimenea o turística en este caso de resorts de inversión local y externa que se han vistos envueltos en escándalos de muerte de turistas que han visitado sus instalaciones las cuales han sido pasibles de demandas millonaria que por el solo hecho de estar enclavados en el  territorio nacional afectan también por arrastre el crédito del país.

En este último aspecto la situación es tan sensible que hasta daño se le hace al riesgo país para futuras inversiones tanto directas como en inversiones de cartera, pues en el momento mismo que las agencias calificadoras de riesgo evalúan la situación política, económica y social del país para otorgarle una calificación que garantice una buena inversión, esta se vería mermada mucho si continuamente el país es objeto de críticas internacionales.

Instituciones locales del ámbito económico y financiero del país han tenido que admitir el daño que se le ha infligido a las finanzas públicas y la economía en sentido general el hecho de que el país ha sido objeto de críticas internacionales que conciernen al sector económico turístico del cual las finanzas públicas  captan un alto porcentaje de sus divisas (US$7,560 millones) y el cual juega un papel significativo en el  Producto Interno Bruto (8.8% del PIB).

Y arriba de todo lo anterior el país se ha visto expuesto ante el mundo debido a criticas recurrentes que van en detrimento de los dominicanos debido a la debilidad institucional que hoy por hoy impera en la nación dominicana en pleno siglo XXI.

La crisis política unida a los últimos escándalos en el plano turístico afecta directamente el comportamiento económico. El Banco Central de la República Dominicana ha tenido que confirmar lo anteriormente aseverado, pues según estudio realizado por una empresa internacional ha demostrado que la campaña negativa contra el país tuvo efecto en la disminución de las reservaciones hoteleras o en viajes hacia la media isla, que  aunque la misma ha sido de poca duración el daño se ha hecho al negocio sin chimenea.

Se  espera que esta tendencia se revierta en el tiempo más breve posible a los fines de que las finanzas no se vean tan mermadas más aún cuando en párrafos anteriores se ha tocado el aspecto confianza como uno de los pilares básicos o fundamentales de la economía y las finanzas.

En mano de las autoridades gubernamentales se encuentra el que se continúe con una estrategia que vaya directamente a combatir los últimos acontecimientos que aún se producen en el país para que la expansión económica siga el curso que originalmente se había pronosticado de alcanzar por lo menos un crecimiento de un 5.1% del Producto Interno Bruto.

Demostrado está de que en asuntos de economía y finanzas no se debe jugar cuando de confianza o credibilidad se trata ya que ambos sectores son de altísima sensibilidad que por cualquier quítame esa paja del ojo estos se ven afectados y más aún cuando se depende mayormente de un sector como el turismo que es tan delicado.

Es por ello que tanto se insiste de que las autoridades gubernamentales deben diversificar la dependencia de los ingresos en divisas que capta el país incursionando en otros sectores de la economía como el agrícola y minero que puedan estos ser desarrollados como es el caso de buscar nuevos mercados que garanticen más y mejores ingresos y que no se dependa tanto de un sector económico tan sensible como lo es el turismo o como es el hecho de disponer de solo dos socios comerciales como son los Estados Unidos y la República de Haití.

El país está aún a tiempo de ser más agresivo y competitivo en el orden comercial siempre que las autoridades se pongan a tono en cuanto a competitividad hermanada a lo tecnológico.

of-am

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