OPINION: Orgullosamente latinos
Por Ismael Cala (EL VOCERO)
En una noche donde los reflectores iluminaban el glamour de Hollywood, Zoe Saldaña decidió usar su momento de gloria para algo más grande que ella misma. Su discurso al recibir el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Emilia Pérez fue más que una celebración personal, si no un homenaje a la fuerza de los inmigrantes que, con sueños, dignidad y manos trabajadoras, han construido no solo sus propias historias, sino también el país al que han llamado hogar.
“¡Soy una orgullosa hija de inmigrantes!”, exclamó con la voz entrecortada por la emoción. Y con esas palabras, no solo reivindicó su origen, sino que se convirtió en un símbolo de representación para millones de personas que día a día enfrentan la incertidumbre y los desafíos de un sistema que, muchas veces, no les reconoce su invaluable aporte.
El mensaje de Saldaña cobra más relevancia en un momento donde el tema migratorio es un eje central del debate político en Estados Unidos. Con políticas cada vez más estrictas y la amenaza de la mayor deportación de indocumentados en la historia del país, sus palabras resuenan como un recordatorio de que la inmigración no es un problema, sino una historia de lucha, contribución y resiliencia.

Zoe también mencionó a su madre, una presencia fundamental en su vida, porque sabe que detrás de cada inmigrante hay una historia de sacrificio y amor incondicional. Dedicó su premio a todas esas mujeres poderosas que, como su personaje en la película, encuentran la forma de abrirse paso en un mundo que muchas veces no les facilita el camino.
Hollywood tiene el poder de influir en la percepción social, de cambiar narrativas y desafiar prejuicios. Y en una gala que había evitado los temas políticos, Saldaña tomó la palabra para recordarnos que el cine es, en esencia, un reflejo de la sociedad y que sus protagonistas tienen la responsabilidad de hacer eco de las voces que muchas veces no son escuchadas.
Detrás de cada inmigrante hay una historia de esfuerzo, un sueño que no conoce fronteras y una determinación que ningún muro puede detener. Y como bien dijo Zoe: ella es la primera estadounidense de origen dominicano en recibir un Oscar, pero sabe que no será la última. Ese es el verdadero poder de la representación: abrir caminos para que muchos más puedan seguir.

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