La Escuela del Papagayo”, PISA y dos delfines de Danilo
Cuando se alcanzan años de existencia que van más allá de la esperanza de vida indicada por las estadísticas, es necesario dominar permanentemente la tentación de escribir sobre uno mismo. Hemos sucumbido ante ese impulso
por las pruebas PISA y al recordar que en la adolescencia leímos un libro que regaló a nuestra tía Fela, educadora, “Pancho” Castellanos antes de marcharse al exilio, del cual no quiso retornar después del ajusticiamiento de
Trujillo, y que tenía esta dedicatoria: “Fela: Espero que este libro te deje un sedimento provechoso”.
Estaba fechado en 1932 y se trataba de “La Escuela del Papagayo” obra del bengalí Rabindranath Tagore, primer autor no occidental galardonado con el Premio Nóbel, en 1913, dialogante con Einstein, autor del himno de la India independiente, consagrador de Gandhi como Mahatma o sea, “Gran Alma”, y autor del Poema 30 de “El Jardinero”,
del cual el propio Neruda admitió que su Poema 16 es una paráfrasis, o plagio del mismo.
En ese cuento el Rajá dijo a sus sobrinos que había que darle lecciones de dicción al papagayo y le construyó una adornada jaula de oro que maravillaba a todos. Acumularon montañas de libros y obligaban al papagayo a tragarse
múltiples páginas sabiendo que no podía digerirlas.
Miles de personas participaban en pomposas procesiones propagandísticas que nada tenían que ver con la educación, ni con el educando. Todos observaban con desinterés al papagayo hasta que el Rajá lo tocó y sólo notó el crujir de las hojas de los libros. El papagayo murió por páginas engullidas sin digerir.
La jaula dorada del papagayo que falleció sin haber sido educado, la replicó nuestra falsa “revolución educativa” gastando inconmensurables recursos para construir escuelas, bajo contratos sin transparencia que han tenido como trágica secuela el sacrificio del Arq. David Rodríguez en las mismas oficinas de OISOE, justo frente al Palacio Nacional.
Resultados desastrosos
El “pan de la enseñanza” se ha tornado, fundamentalmente, en una “enseñanza de pan” sirviendo desayuno, almuerzo y merienda en un esquema de tanda extendida concentrado en proveer el imprescindible alimento estomacal sin priorizar el alimento de mente y espíritu.
Después de más de 7 años gastando en educación el 4.0 % del PIB, anualmente, los resultados son evidentemente desastrosos, han empeorado en la última prueba y no debemos sentirnos orgullosos por ellos.
Apologistas del régimen esgrimen la falacia de que la sociedad como un todo tiene la culpa de esos resultados, ocultando que es el sistema educativo danilista que ha fracasado. Sólo faltaría que proclamen que las parejas conciben y traen al mundo criaturas con limitaciones mentales congénitas, que les impiden asimilar las enseñanzas de lectura, matemáticas y ciencias.
El principal responsable: el Presidente
Los hechos sociales son complejos y multifactoriales. En teoría administrativa hay corrientes de pensamiento que preconizan que se delega la autoridad, no la responsabilidad. Así, el principal responsable del fracaso educativo seria
el Presidente nombrando antojadizamente a “canchanchanes” en altas posiciones, sin tener condiciones para desempeñarlas exitosamente.
Bosch dijo que eran “canchanchanes” de Balaguer quienes apoyaban su reelección. Danilo aplastó la “meritocracia” con la “cualquierocracia”. Fernando Ferrán ha analizado la “ineptocracia” y también abordó la “mediocracia”, gobierno de mediocres.
Danilo los premió
Los dos ministros que administraron el reciente desastre en PISA no son educadores y manejaron multimillonarias sumas desde sus poltronas para proyectar su imagen pública. La situación es más trágica aun porque ante este cuadro, tan desolador, Danilo mostró su complacencia por ese comportamiento y los premió ungiéndolos como potenciales delfines, al proclamarlos como precandidatos, buscando un presidente títere cuya existencia ya es imposible.
Leonel dijo que, al reelegirse, Danilo podría tener vocación de convertirse en Trujillo del Siglo XXI, y sería plausible comparar “presidentes títeres” del tirano con esos dos delfines de Danilo, ministros de Educación que, en el contexto de la obra de Orwell “1984”, encabezarían el “Ministerio de la Fuerza de la Ignorancia”.
Jacinto Peynado fue un destacado jurista, negociador y signatario del “Plan Hughes-Peynado” para los americanos desocupar el país. Jesús María Troncoso de la Concha, “Don Pipí” fue académico y escritor. El tirano supuso
que Héctor “Negro” Trujillo era el más dócil de sus hermanos.
Balaguer no necesita presentación, pero no debe olvidarse que Trujillo tuvo al Lic. Bonelli como primer candidato para la vicepresidencia, que finalmente ocupó Balaguer y fue presidente, al renunciar “Negro” Trujillo.
Sarmiento proclamó: “Gobernar es educar”. Trujillo y Danilo coincidirían en que “Gobernar es alimentar”.
Alimentando, y sin buena educación, periódicos análisis clínicos servirían para prevenir una epidemia de obesidad y diabetes en el alumnado, si la dieta no es balanceada, como ya ocurre en otros países.
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