La otrora “Marcha Verde”, ahora como trapo político

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El autor es político y profesor de historia. Reside en Santo Domingo

 

La degradación de la actividad política en nuestro país ha llegado a un punto tal de descaro y desfachatez que un movimiento, como la Marcha Verde, que, en sus orígenes, se erigió como espacio plural-democrático de presión sociopolítica bajo la consigna “fin de la impunidad y la corrupción”; aunque terminó asaltada y teledirigida por la posición política-electoral -2020-, tuvo su momento de verdadero movimiento social -2017- digno de mejor suerte y fin: conquistas tangibles y pactadas sobre esos dos flagelos históricos-estructurales “corrupción e impunidad”, pues para nadie es un secreto que el binomio ha sido caldo cultivo de acumulación rápida de riquezas y sistema de “justicia” de colindancia política-empresarial.

De modo que revivir ese trapo político -lo que quedó de la otrora Marcha Verde- resulta un insulto y tomadura de pelo a la memoria colectiva del pueblo dominicano que vio como ese genuino movimiento social devino en agendas corporativas de actores políticos disfrazados de redentores sociales y «hacedores de opinión pública» (periodistas-intelectuales o “políticos de la secreta”) -entre ellos, una franja de la llamada sociedad civil-.

Y no es para menos, pues ahora ese trapo político, después de cobrar factura (el que no está nombrado -de sus gestores- en el organigrama estatal o repleto de publicidad oficial, anda dándose golpes en el pecho) quiere erigirse de apoyo seudo social-mediático en defensa-apoyo de un ala del ministerio público que ya ha evidenciado, con creces, su interés político-mediático por judicializar la política haciendo de “la lucha contra la corrupción” pura propaganda política-electoral.

Tal interés lo denuncia el hecho de una persecución “judicial“ selectiva aunque en sus propias narices otras “delaciones” le gritan y exigen igualdad de interés público-judicial. !Pero que va!

Tal espectáculo da pena y vergüenza, pues no es más que parte de una jugada o teatro político-electoral que, por más que quieran, ya no tendrá los mismos resultados de 2020 cuando hubo una ola colectiva de cambio que hace rato caducó y ya no hay forma posible -así lo quiera el genio-angelito Vengoechea- de reeditar.

En fin, hay que ser más creativos y saberse ajustar la máscara, pues resulta cuesta arriba engañar dos veces en tiempo de redes sociales, año antesala de elecciones y aprestos abiertos y sin pausa de re-postulación.

Luego, que nadie se queje cuando la noria histórica de la retaliación política, tras un cambio de gobierno -posible-, venga -2024- por sus fueros y el país no gane nada en término de adecentamiento de la actividad política y el ejercicio del poder. ¡Qué desgracia!

Que no se olvide, tampoco, el hecho fáctico-histórico de que en nuestro país se ha hecho cultura-cliché -verdad o mentira- que el penúltimo gobierno se lleva el mote “del más corrupto”. Es cuestión de tiempo; pero, sobre todo, de lo transitorio que es el poder.

jpm-am

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José Reyes
José Reyes
1 Año hace

La mancha verde se tiñó de blanco. Todos los cabecilla fueron nombrados en grandes puestos en este gobierno.

El bruto
El bruto
1 Año hace

Entonces, porqué ahora ni la placa se le ve a la mal llamada marcha verde.

El Justiciero
El Justiciero
1 Año hace

Apareció la exbotella dañilista alias bocito e’gato

Armando T. Lama Madera
Armando T. Lama Madera
1 Año hace

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