La estabilidad económica en manos de las élites

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El autor es ingeniero agrónomo. Reside en Santo Domingo

La pandemia del covid-19 agarró  al país con una economía creciendo más del 5% y con un endeudamiento de alrededor del 50% del PIB, lo cual era más o menos sostenible en un escenario donde la economía siguiera creciendo así y el endeudamiento se mantuviera en los niveles en que se encontraba.

Hoy en día, a un año de la nefasta llegada del covid-19, la economía dominicana está en niveles negativos de crecimiento y la deuda ha llegado al 70% del PIB, lo cual no es sostenible en el mediano plazo.

El gobierno ha visto  bajar sus recaudaciones mientras que el gasto corriente se ha disparado por el incremento del gasto social y para mantener la estabilidad no le ha quedado de otra que recurrir a más préstamos que han llevado la deuda al 70% del PIB.

El gobierno ha dado muchos picazos para dejar iniciadas muchas obras  en todo el país, y de esa manera incentivar la economía con inversiones de capital, mientras se ha llevado a cabo el desmonte de los programas sociales en perjuicio de los más necesitados.

Con el sector turístico semiparalizado y un alto nivel de desempleo es muy difícil  reactivar la economía, por lo que sería imposible lograr restablecer el crecimiento al 6% como se ha estimado, mientras que seguir cogiendo prestado nos lleva derechitos al default.

Se está hablando de una reforma fiscal pero nadie responde la pregunta de a quién es que le van a subir los impuestos en medio de una crisis económica.

Del único lugar  de donde se puede sacar riqueza es de donde hay mucha riqueza acumulada y esos espacios los ocupan las élites económicas doméstica y foránea.

La eliminación de las exenciones al sector empresarial y la renegociación de la deuda externa con una gracia de por lo menos un año serían las únicas fuentes de financiamiento que podría tener el gobierno para superar la crisis y mantener la estabilidad.

Pretender tirarle la carga al sector pobre, clase media baja y clase media del país solo conduce al caos y a la ingobernabilidad; mientras que seguir tomando prestado para gastar nos conduce a la inestabilidad macroeconómica.

El gobierno la tiene difícil y al país le esperan momentos muy difíciles pero son las élites económicas doméstica y foránea las que tienen más que perder y a las  que les toca ceder para  que el país pueda superar la crisis y regresar al crecimiento después de superada la pandemia.

Cualquier otro camino nos lleva a la inestabilidad y al desorden que ya vivimos antes cuando se decidió lanzar el costo de la  crisis a los sectores populares y a la clase media.

El gobierno tiene la responsabilidad de hacer lo necesario y hasta algo más para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad como condiciones indispensables para que el país siga adelante y salga triunfante de esta grave crisis en que nos ha metido la pandemia del covid-19.

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