Isla de Pascua: misteriosa y mística

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Isla de Pascua.

Por Georgina Cruz

Es como un Santo Grial entre viajeros con experiencia: la misteriosa y mística Isla de Pascua. Un pedacito de tierra de sólo 63 millas cuadradas en medio del Océano Pacífico, la Isla de Pascua es uno de los sitios más remotos y aislados del planeta donde el viajero se topa con colosales y enigmáticas esculturas. Cruceros alrededor del mundo y otros grandes viajes la visitan como parte de sus itinerarios. Mi esposo Humberto y yo hemos tenido la dicha de hacer escala en ella tres veces, la más reciente en febrero durante la vuelta al mundo del barco Amsterdam de la línea Holland America este año. Varias aerolíneas vuelan a la isla, incluyendo American, LATAM, Delta y JetBlue. Su clima es cálido y húmedo y cambia con frecuencia. Como nos dijo nuestro guía local, “el clima aquí es como las mujeres polinesas: ¡nunca se sabe lo que viene!”

La Isla de Pascua (Easter Island en inglés) fue anexada por Chile en el Siglo XIX; su nombre polinés es Rapa Nui. El navegante holandés Jacob Roggeveen fue el primer europeo en divisar a la isla el domingo de Pascua Florida del 1722, y los expertos que la han estudiado estiman que los polineses se asentaron en ella alrededor del año 700 A.D. y crearon las fabulosas esculturas polinesas (moai) que le han ganado fama mundial entre los años 800 y 1600 A.D. con el propósito, se cree, de rendir honor a sus antepasados. Cuando los europeos la divisaron, la isla contaba con solamente unos 1,000 residentes y en el Siglo XIX quedaban sólo 111 y estaba deforestada.

La mayor parte de la islita, con tres volcanes, lagos y aldeas es parque nacional y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Y es Exótica con e mayúscula –¿después de todo cuantas personas pueden decir que han fijado pie en la Isla de Pascua?

La diminuta isla tiene casi 1,000 moai. Estas son enigmáticas, monolíticas, monumentales estatuas talladas de tufa (roca volcánica). Son esculturas de seres humanos a las cuales a veces se les llama “cabezas grandes.” Las estatuas sí tienen cabezas grandes (hay una proporción de tres-a-cinco entre la cabeza y el resto del cuerpo) pero el nombre de “cabezas grandes” puede venir del hecho que algunas de las estatuas están parcialmente enterradas por años de estar a la merced de los elementos –así que lucen como grandes cabezas sin cuerpo depositadas en la tierra, pero es que simplemente el resto de la estatua está enterrada. Características de las estatuas incluyen prominentes cejas, narices largas y labios que parecen estar haciendo un puchero. Algunas de las esculturas lucen sombrero.

El misticismo asociado con las estatuas es súper-interesante. Uno de nuestros guías locales, Carlos, nos dijo que las estatuas actuaban como “antenas.” Colocadas sobre las sepulturas de antepasados distinguidos quienes se creía poseían “mana,” una cualidad supernatural que protége a la gente, las estatuas “transmitían” el “mana” de los antepasados a la gente viva. Nosotros visitamos el centro ceremonial de Tahai en el pueblo de Hanga Roa, donde varias estatuas están desplegadas en plataformas parecidas a altares llamados ahus, incluyendo una estatua con ojos. Los ojos de las estatuas, hechos de caracoles y piedras, puede ser que en otras épocas solamente se colocaban en las estatuas en ocasiones especiales por miedo que se los robaran si se dejaban en las estatuas siempre. Yo mire a los ojos de la estatua que los tiene puestos, y la verdad es que puedo jurar que sentí algo.

Los misterios de los “moai” son otro atractivo de la isla. Los científicos aún no han resuelto los enigmas de las estatuas incluyendo como esas monumentales obras de arte se movieron (algunas pesan hasta 82 toneladas) a sus posiciones presentes por medio de miembros de una cultura de la Edad de Piedra. Las teorías incluyen que los “moai” se transportaron sobre troncos de árboles (que puede explicar porque la isla está deforestada), que extra-terrestres las trajeron, y por último, que las estatuas “caminaron” a los sitios donde se encuentran en el presente. Las estatuas, por cierto, miran hacia la isla –no hacia el mar—quizás para proteger a la gente.

Entre los imperdibles de la isla se encuentra Rano Raraku, el volcán que se convirtió en la cantera principal para los “moai.” La cantera de Rano Raraku, uno de los sitios que visitamos durante nuestra visita reciente tiene unos 400 “moais” desperdigados por el área. De esas estatuas la mitad están terminadas y el resto no se completaron. Entre las estatuas que no están terminadas se encuentra una que pesa 200 toneladas. Algunas de las estatuas en los costados de la cantera son las famosas “Cabezas Grandes” –que tienen el resto del cuerpo enterrado por siglos de estar expuestas a los elementos.

Otros puntos de interés incluyen a Ranu Kau, un cráter volcánico con un lago pintoresco y vistas del mar –un mar que recuerda al de la isla griega de Santorini, con aguas de color de zafiros. Otra visita obligada es el Ahu Tongariki, el centro ceremonial mayor de la isla con el Pacífico detrás. Cuenta con 15 impresionantes “moais” mostradas en un ahu –es un sitio ideal para sacar fotos de las estatuas, una de las cuales es de 30 pies de altura.

Orongo es una aldea de piedra y centro ceremonial que visitamos durante un crucero alrededor del mundo anterior. Está asociada al culto del “hombre ave,” una competencia para seleccionar al “hombre ave” que gobernaba la isla por un año. Orongo cuenta con ruinas y petroglifos.

Por ultimo, la Playa Anakena era en otras épocas sitio de la realeza de Rapa Nui. Cuenta con bellas arenas rosadas, y es un lugar magnifico para un rato de ocio junto al mar y también es sede de varios “moai.”

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