El tren anticorrupción ya arrancó

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EL AUTOR es profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

 

El mundo moderno recuerda dos sucesos de gran relevancia que en su momento cambiaron el curso de la historia. A mediados de julio de 1789, se produjo la toma de la Bastilla, chispa inicial de la caída de la dinastía de los Borbones (Francia y Navarra) y el inicio de una revuelta de interés mundial que daría al traste a la declaración de los Derechos Humanos en agosto del mismo año.

 

Paradójicamente, 200 años después, bajo el inicio del frio otoñal del norte europeo, algunos fuimos testigos de la caída del Muro de Berlín, unificando las partes este y oeste de la ciudad, de paso igual acción para las dos Alemanias e iniciando el proceso que culminaría con la caída del bloque Soviético bajo la llamada Cortina de Hierro.

 

La coincidencia histórica de ambos hechos refleja la acción popular explosiva ante el hastío provocado por la permanencia de situaciones de fuerza y opresión contra la población. En ninguno de los casos se registró la existencia de liderazgo armador alguno detrás de los acontecimientos, solo la acción del pueblo llano, contra sus regímenes.

 

Este pasado domingo 22, la ciudad de Santo Domingo tuvo dicha de presenciar la mayor concentración y movilización de masas populares, que, sin ánimo proselitista, partidista o cualquier otro fanatismo, salió de sus hogares a ejercer el derecho libérrimo, legítimo y soberano de protestar ante el esquema de hurto, corrupción, complicidad e impunidad, impuesto en los últimos años desde el Estado Dominicano.

 

Los ciudadanos “auto convocados” sin distinción de clase, razas, sexo o edad, entintaron de verde las principales calles y avenidas de la ciudad capital, bajo la consigna de unidad y fin de la impunidad. Contrario a lo que se acostumbra en ese tipo de actividad, allí no existieron las acostumbradas lisonjas que movilizan la participación proselitista, más bien, se percibió alegría, paz y la gran disposición ciudadana de iniciar la lucha cívica en favor de los mejores intereses nacionales. Al final de la jornada, las hordas apostadas alrededor de nuestro histórico Parque Independencia, rendían tributo a aquellos que alguna vez en nuestra historia, usaran el mismo escenario para darnos vida como nación o defendieran la patria empuñando la bandera y fusil.

 

Lo interesante del movimiento es la gestión de corto tiempo, socialización de los recursos y lo más importante, ningún actor político, social, empresarial o religioso puede atribuirse el liderazgo llano del éxito de la actividad. La ciudadanía debe agenciarse ese logro, ya que pasó la prueba de la capacidad de auto movilización y sentido de lucha contra situaciones que le parezcan injustas y que atenten contra la estabilidad nacional. La población envía un mensaje al Gobierno, Estado, al País y al mundo, de que no estamos ciegos, sordos y mudos ante la ignominia, el fraude, la estafa y el mal uso de los recursos públicos.

 

Este hecho inicia el uso de las líneas de masas, contra el flagelo de la corrupción en el país. Solo tomando las calles de manera pacífica y organizada, podremos ejercer la mayor presión para llamar la atención de la clase política nacional y en especial al Gobierno a que se encamine una acción de cambio del derrotero que hasta ahora nos ha caracterizado en ciento setenta y tres años de vida republicana.

 

La magnitud de esta concentración y las del porvenir, coloca en tela de dudas la capacidad de movilización de los partidos políticos, en función del arrastre de masas en el pasado certamen electoral. Dependerá de las aptitudes y actitudes, la permanencia del liderazgo nacional en el control de las masas o el surgimiento de nuevas figuras que personalicen las reales ideas de cambio.

 

Tanto el gobierno como la oposición política deben entender que no están solos en este escenario. La propuesta de un pacto político que enrumbe la justicia y la institucionalidad, debe dar respuesta a la exigencia nacional del fin de la corrupción y la impunidad, expresada hace meses en cadenas humanas y extrapolada este 2017 en líneas de masas.

El pueblo se encuentra en atención y esta vez no se dejará manipular con falsas promesas, costosas campañas publicitarias y mucho menos con las dadivas remanentes de la mala ejecución presupuestaria. Este tren anticorrupción ya arrancó y representa la real oposición contra los ademanes del gobierno y sectores de poder en el dejar hacer y dejar.

edwardverasdiaz@gmail.com

jpm

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