Conspiración contra los municipios

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El autor es periodista. Reside en Santo Domingo.

Políticos y periodistas –quién sabe si también peloteros, una tercera
pe- han desarrollado una fascinación por el concepto provincia y se
solazan con el nombre de esas demarcaciones sin percatarse de que  se
trata de una figura que, si bien tiene base legal, en lo social carece
de raíces y se torna, para los habitantes de esos territorios, en una
ficción.

La fuerza comunitaria reside en el municipio, cuyos naturales exhiben
algunos  rasgos comunes,  sostienen vínculos entrañables con su
terruño y pregonan  alegremente su gentilicio: michero, mocano,
navarretense…¿Hay una palabra derivada del  nombre de cada provincia
que sea común a todos los nacidos  en ella? No creo.

Solo ocurre en aquellas en las que el municipio cabecera lleva el
mismo nombre –o casi el mismo- de la provincia: santiaguero,
barahonero, seibano, hatomayorense. Pero en verdad, estos gentilicios
corresponden a los nacidos en Santiago de los Caballeros, Santa Cruz
de Barahona, Santa Cruz de El Seibo y Hato Mayor del Rey, nunca a los
naturales de los demás municipios.

La atracción de los  políticos por la palabra provincia  los lleva  a
emitir expresiones  como “Yo, como alcalde de la provincia Santiago…”.
Los periodistas ponen lo suyo con la localización de noticias en las
provincias. Me luce que Hermanas Mirabal y Monseñor Nouel  encabezan
esta preferencia. En cuanto a la  primera, vea las noticias de los XIV
Juegos Nacionales, recién finalizados.

Como si fuera una conspiración contra los municipios se prioriza el
pomposo nombre provincial y  se cita, por ejemplo, “la calle principal
de esta provincia” o las “autoridades  municipales de esta provincia”,
pero  están refiriéndose a un municipio, obviamente el cabecera.
Salcedo sigue llamándose así, aunque la provincia haya cambiado de
nombre.

Parecen olvidar algunos redactores de diarios, y lo consienten los
editores, que el hecho noticioso se fecha –decimos  fechar  los viejos
periodistas- en el lugar menor y éste se destaca gráficamente mientras
el lugar mayor se coloca en tipografía diferente, menos notoria,
precedido de una coma. Es decir: GUAYACANAL, Azua.   GUALETE, Puerto
Plata.

Para ubicar una noticia, no es preciso que  los municipios sean
identificados  con la provincia. Para contar lo  que ocurra en Cotuí,
Sánchez Ramírez aporta poco; como La Altagracia nada le suma a la
localización de Higüey. Incluso, estas  ciudades deben servir de
referencia cuando se trate de un lugar menor, distrito municipal
incluido.

La categoría jurídica superior inmediata  al distrito municipal es el
municipio y no la provincia. De modo que podemos escribir: LAGUNA  DE
NISIBÓN, Higüey. Por igual: MASIPEDRO, Bonao.  Por cierto que Bonao es
un municipio cuyo nombre va desapareciendo para políticos y
periodistas, las noticias hablan de Monseñor Nouel como una ciudad.
Lo demostraré en el próximo artículo.

JPM
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