«Carta a César Medina»

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EL AUTOR es dirigente político. Rreside en Santo Domingo.

Santo Domingo, D. N.

Abril 15, 2015

 

Señor

Cesar Medina,

Autor de la columna Fuera de Cámara,

Listín Diario.

 

Distinguido don Cesar:

 

Gracias al inolvidable y mutuo amigo R. A. Font Bernard, de quien fui su asistente por más de 10 largos años, pude aprender a leer entrelíneas y a observar con detenimiento la conducta humana. A pesar de todas esas enseñanzas, debo confesarle que se me ha hecho difícil entender y digerir las reflexiones contenidas en sus dos últimas columnas Fuera de Cámara, publicadas en el prestigioso periódico Listín Diario, los días 15 y 16 del corriente mes de abril, bajo los títulos de “La “insensata insensatez” y “¡Van rumbo al precipicio!”.

Para descifrarlas, fue necesario ubicar la “realidad virtual” que sirvió de fondo para que usted pudiera estructurar los conceptos contenidos en las mismas. Es decir, para poder atribuirle a un hombre con las virtudes del Dr. Leonel Fernández Reyna, padecer de “la fantasía de un retorno seguro que le ha hecho perder la perspectiva política y hasta la prudencia que han sido proverbiales en él desde que era un muchacho”.  Reconociendo su calidad como ciudadano y como reputado comunicador, he concluido que en este caso se ha dado una de dos alternativas: que sin usted saberlo, le suministraron una pócima mágica de sobremesa, o que le presentaron una “realidad virtual”, dibujada maliciosamente para que usted la asumiera como real. Nos inclinamos por la última, en virtud de que conocemos la capacidad de intriga del grupo de ilusionistas que, conjuntamente con un reconocido sector económico del país, han constituido lo que el pueblo ha bautizado como el Escuadrón Mediático MAT(Mar, Aire y Tierra) para lanzar la mas soez campaña de descrédito puesta en marcha contra del Dr. Leonel Fernández Reyna.

Usted que permaneció  por buen tiempo en Madrid como nuestro Honorable Embajador, ha de conocer al dedillo las ideas del fecundo escritor español Julián Marías, el más aventajado discípulo de Ortega y Gasset, recogidas en su libro titulado La España real. En esa valiosa obra podemos leer lo siguiente: “con la realidad se puede hacer de todo, menos desconocerla”. En efecto, le confiere el autor tanta importancia a la realidad, que en otro de sus pasajes dice, cito: “Cuando se miren retrospectivamente los años que acaban de pasar –que están todavía pasando-, se advertirá que ha habido una distancia mayor que la normal entre la realidad y su imagen pública, entre lo que había y pasaba y lo que se decía. Casi nadie quiere recordar lo que ha dicho hace muy pocos años, porque es insostenible, y de ese modo se descubriría la constante deformación de la realidad que se ha estado cometiendo; se prefiere confiar en la mala memoria, que suele venir en ayuda de la mala conciencia”.

Tal vez no tengamos nosotros los vuelos intelectuales y científicos del austriaco Stefan Zweig y de Sigmund Freud, para poder interpretar las intenciones malsanas de los que prepararon la pócima o que le presentaron la falsa realidad, donde pudo usted construir sus percepciones equivocadas en torno al más calificado líder político del país, como lo es el Dr. Leonel Fernández Reyna.

Sin embargo, como humilde ciudadano creo contar con la perspicacia indispensable para identificar las ideas de grandes pensadores que dan luz al respecto y que nos sirven ahora como herramientas eficaces para combatir las infamias y deformaciones que se vierten cada día en los medios de comunicación. Los pasajes de Julián Marías son edificantes, veamos este: “En tiempos modernos, quiero decir después del “antiguo régimen”, se entiende por política la actividad que conduce a alcanzar el Poder y ejercerlo. No hay política más que si el Poder puede conquistarse y perderse, se entiende, en virtud de fuerzas políticas (no de la violencia o la intriga). Si los titulares del Poder no pueden variar por motivos políticos, mediante un mecanismo previsto y licito, y públicamente, con participación de los individuos y los grupos sociales, no hay política”.

Como puede usted apreciar, un solo autor, -español por cierto-, vino a suplir mis limitados conocimientos políticos. Sus ideas luminosas nos sirven para contrarrestar los brutales ataques  desatados contra el hombre que mayor aporte ha hecho al progreso del pueblo dominicano. El Dr. Leonel Fernández Reyna tiene virtudes infinitas, -reconocidas por usted en múltiples ocasiones-, las mismas que ha venido poniendo al servicio del país desde su primer gobierno, ya elevando el debate político a niveles insospechados, conduciéndonos por un claro sendero de modernidad y bienestar, y garantizando siempre el auténtico clima de libertad de expresión que debe prevalecer en el ámbito de una autentica democracia como la que hoy disfrutamos.

Por tanto, sus comentarios señor Medina, chocan con la realidad que vive el país, son hijos de un escenario virtual construido por los sempiternos enemigos del Partido de la Liberación Dominicana y particularmente del Dr. Leonel Fernández Reyna. En fin, esos enemigos son como los meandros artificiales.

Conforme al autor español citado, “El Meandro, como es bien sabido, es un rio de Asia Menor de curso particularmente sinuoso. Su nombre ha pasado a todas las lenguas para expresar esa condición. El Diccionario de la Academia define castizamente esta palabra: “Recoveco de un camino o rio”. El camino o curso de la historia, como el de nuestra vida –“nuestras vidas son los ríos”-, suele tener, en efecto, muchos recovecos. Los meandros son engañosos porque nos hacen pensar que un rio o un camino llevan una dirección que en realidad no es la suya. Si van de Norte a Sur, por ejemplo, tuercen hacia el Este o el Oeste, y a veces, descaradamente, hacia el Norte. Pero no hay que equivocarse: tras unas cuantas vueltas y revueltas, perdiendo terreno, siguen hacia el Sur. El único riesgo importante es que los meandros sean producidos artificialmente, mediante obstáculos, presas o diques que desvían la corriente; entonces puede ocurrir –aunque es muy difícil- que se logre captar un rio y hacerlo derivar a otra cuenca fluvial; con ello se conseguirá un cambio definitivo de su dirección, sería, en rigor, otro rio. En la historia, como en la vida individual, estas desviaciones acontecen, y se llaman inautenticidad”.

En definitiva, a nuestro entender, el Dr. Leonel Fernández Reyna no “atraviesa trance” alguno, sino que hace lo que le corresponde como líder político, dominar su tiempo. Usted tuvo la oportunidad de ir varias veces por Castilla, y conforme al maestro Vela Zanetti, en Castilla se dice que: “El tiempo lo aclara todo. El artista –y la política es arte-, o crea su tiempo o lo domina; si se somete a sus apelaciones, esta perdido. Es licito, necesario e inevitable ser un hombre de su tiempo; no lo es convertirse en objeto de ese tiempo”.

Con sinceros saludos,

Frank Lithgow B.

fralith@hotmail.com

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