Boceto (OPINION)

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Por FAUSTO JAQUEZ

Como cada imagen y cada texto requieren de un lector que pueda interpretar y captar su espiritu, no dudo que ante esta surjan interroragtes como: ¿Qué ha pretendido con esto?, ¿es acaso una visión apocaliptica?

Estimo que la impresión inmediata de la obra ante sus ojos no dista mucho de esa idea, pues la imagen del humano en la parte media baja, luce rodeada de un entorno atribulado: donde otras confluyen en apariencia agresiva, violenta, descarada y burlona; predominantemente envueltas o desprendiendo de ellas un hálito de sangre, y todo esto apoyado en un trasfondo negro y gris que bien simularía ser carbón y cenizas, elementos remanentes de la combustión.

EL AUTOR es escritor, político y diplomático.

Ojos de mirada intensa y enrojecida; pico de ave de rapiña; boca de payaso, y un aparente espectro encapuchado que asciende mientras toma del cuello a un hombre moribundo y desangrado; podrían ser, inconsciente o no, la visión y el propósito de la obra ante el actual panorama del planeta y la condición humana; atrapados en medio de la voracidad y competencia de la explotación en todo sentido.

No dudo que puedan aflorar otras interrogantes como: ¿Será esta otra voz de alerta ante el proceso de deterioro en que continúa el planeta Tierra?, ¿de qué han servido años de discusión y miles de debates sobre el tema?, ¿qué respuestas les tendremos a los habitantes del futuro?

Me atrevo a sentenciar que esa humanidad del futuro lo más seguro que tendrá será la reflexión que transmite Augusto Monterroso en su minúsculo cuento: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Pues sí, de no actuar a tiempo, aún estarán allí los mismos problemas y amenazas de la generación anterior.

El humanismo, que debió evolucionar para mejorar la vida, hoy no es capaz de garantizar la de cientos de especies en peligro de extinción. La fragilidad del sencillo y anónimo ciudadano de buena fe, se ve atenuada ante el ritmo de un mundo donde en la cima de la pirámide están celebridades, deportistas, políticos y narcotraficantes; y abajo, los que sirven de verdad: personal de salud, educadores, agricultores y servidores públicos.

Ya no basta la cuota de responsabilidad social que dedican para sembrar árboles y limpiar playas las grandes empresas y corporaciones luego de destruir la naturaleza para su proceso industrial. Por lo tanto, hoy necesitamos de más alertas, y sonbre todo, de más compromiso.

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Rómulo García
Rómulo García
1 Año hace

Extraordinaria reflexión sobre nuestra sociedad, sabía explicación de como la humanidad no esta trabajando a favor de la conservación de nuestra especie y las que nos rodean, gracias por esta entrega.

Clara Jáquez
Clara Jáquez
1 Año hace

Una conclusión y punto final muy interesante tras una descripción del deterioro de la humanidad y de la incertidumbre de ella misma y de su entorno.

Nuestra cuota de responsabilidad social es y debe ser más alta cuánto mayor es el grado de civismo y de civilización que casi privilegiada mente hemos alcanzado.

La imagen ciertamente es sobrecogedora más solo de el hombre tiene la capacidad de volar y sobreponerse a las circunstancias. 💚

Nano Espinal
Nano Espinal
1 Año hace

Una gran obra

Carlos
Carlos
1 Año hace

Felicidades caballero interesante obra

Yvette
Yvette
1 Año hace

Muy interesante esa descripción así estamos los seres humanos en su forma más degradable Dios nos ampare