ARGENTINA: Barberías dominicanas imponen su estilo

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Andrade, peluquero dominicano, dice que con sus compañeros son “los únicos tres negros del barrio” .

ARGENTINA.- Las peluquerías de los barrios populares y tops de Santo Domingo, República Dominicana, tienen algo en común: la bachata y la salsa suenan al mismo volumen que en una discoteca. Ese estilo se exportó al resto del mundo y, en los últimos años, llegó a Buenos Aires.

“La plaza se abrió gracias a las modas de los futbolistas y los artistas de reggaetón. Ellos empezaron a usar los cortes que siempre nos caracterizaron a los dominicanos; es nuestro fuerte y vinimos a trabajar nuestro estilo”, dice Andrade “el Chamaquito” (26), que recibe a Clarín en su barbería de Palermo.

Y mientras corta a la par de otros dos compañeros, recuerda que llegó al país hace más de cuatro años y abrió un local en Balvanera, que junto a Constitución, San Telmo, Abasto y Once.

“Trabajábamos muchísimo pero sólo con gente de esos barrios. Entonces pensé: que podíamos probar nuestro estilo en otro sector; conquistar otro público. No dudé, me la jugué y aquí estamos, desde hace un año. Somos tres peluqueros y estoy por sumar uno más”, dice.

Andrade y sus compañeros comenzaron trabajando con la comunidad latina y luego conquistaron a los clientes locales.

“Somos los únicos tres negros de Palermo”, dice y se ríe Andrade.

“Pero le cortamos a todos los blancos: vienen empresarios, turistas, profesionales. Desde la vidriera ven los trabajos que hacemos y entran. Son clientes que vienen una vez por semana: necesitan estar prolijos para sus empleos. Muchos oficinistas hasta se hacen las manos acá, otra costumbre dominicana que están adoptando los argentinos”. 

Uno de sus socios, Richard Rodríguez, vivió y trabajó en peluquerías de San Pablo, Montevideo y Santo Domingo. “Eso es lo bueno de nuestro trabajo: podemos vivir en cualquier ciudad”, destaca Andrade.

Aquí adentro, en “Imperio Flow”, en plena zona de los restaurantes de Palermo Soho y a metros de Soler y Scalabrini Ortiz, las paredes son blancas y los bordes de los espejos tienen luces de colores, como las de los boliches.

Además de cortar el pelo, emprolijan las barbas y se ofrece servicio de manicuría. Suena reggaetón o salsa o bachata, convidan a los clientes con tragos.

Andrade se enorgullece: “El ambiente es bien caribeño. Hacemos que la gente la pase bien, que se ría; que venir sea un relax, una salida. Como en Dominicana”.

Fuente: Clarín 

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