A propósito de la duna de Baní: por qué lo hace?
«¡Ay de aquellos que acaparan casa tras casa y se apropian de campo tras campo hasta que no dejan lugar para nadie más, y terminan viviendo solos en el país!» (Isaías 5:8. NVI)
Si observamos el contexto en el cual Isaias esta hablándole al pueblo nos daríamos cuenta que como profeta solo esta repitiendo la palabra que Jehova único Dios le dio. Y aunque lo esta haciendo para el pueblo de Judá. Al ser palabra de Dios es valida en todo tiempo (contexto actual) y, máxime cuando vemos la situación del mundo, en la que el hombre, después de su caída actúa siempre depravadamente; lleno de egoísmo, ambición, avaricias y en la práctica de acumular, es capaz de destruirlo todo en provecho de él, en sentido particular, sin tener en mente ni pendiente a su prójimo y menos las demás especies a las cuáles Jehova también destinó un hábitat en esta tierra, cómo parte de un ecosistema equilibrado.
El mismo Dios nos hace una advertencia de lo que ocurrirá con nosotros y con las demás especies al ser llevada nuestra ambición y egoísmo al grado máximo, sin importarnos ni pensar que no estamos solos.
El escritor Antonio Cruz nos dice: ¿»que interés puede tener este tema para algunos de nuestros hermanos latinoamericanos o de otros ámbitos alejados del mundo postmoderno»?
E inmediatamente explica: «Pues el de recibir el testimonio sincero y la inquietud de creyentes que viven en lugares en los que ha llegado la postmodernidad y que, a pesar de ello, desean seguir obedeciendo el mandamiento de la gran comisión dado por Jesucristo; el de conocer cómo está influyendo en la sociedad y en la iglesia la anhelada cultura del bienestar; y, sobretodo el de participar activamente intercediendo ante Dios por este mundo rico, pero moral y espiritualmente pobre«. (Postmodernidad: el evangelio ante el desafío del bienestar. Ed.Clie, 2002, pag 13)
Jehova declara juicio sobre nuestra codicia, que nos embriaga de poder, el olvido y burla a su ley, sin respetar normas éticas-morales y de conservación ambiental, auspiciada por la acción de nuestra arrogancia y orgullo que lo domina o nos domina en todas las esferas de nuestro pensamiento y que en ara de justificar todas esta deformaciones de una personalidad distorsionada perdida en Edén; a lo «malo llaman bueno y a lo bueno malo».(Isaías 5:20)
Estamos viviendo en una sociedad que exalta el pecado y la depravación como virtud. Tal como nos anuncia el Profeta por mandato divino: «no quedará nadie con quien compartir ni aun el acaparador podría disfrutar lo que con mala práctica e injusticia acumulo».
Dado que el medio ambiente estará totalmente destruido y cómo derrota final tendrá que responder al “Anciano del Trono de Dia”, quien lo llamara a cuenta.
«Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra». (Apocalipsis 11:18)
No solo en la biblia encontramos que en la tierra tenemos que preservar lo que existe.
Sino que instituciones y organizaciones internacionales están haciendo sugerencias y advertencia en ése sentido.
Entonces nos preguntamos: En la Duna de Baní. ¿Por qué lo hace? Y seguimos preguntando; ¿qué pasa con las autoridades? Hay miedo de enfrentar a los actores del crimen o contubernio.
¿Que sucede con los manglares?
¿Con los incendios provocados?
Lo más idóneo es una acción cómo respuesta.
Los países y por igual individuos en particular, se han propuesto destruir la casa de todo.
La depredación no solo es en los animales, en una relación natural en la cadena alimenticia (depredador y descomponedores), sino también; en las cuencas acuíferas, lagos, ríos, mares, flora y bosques por solo citar estos casos de manera general.
En conclusion: creo que esta no es una manera de vivir conforme a los mínimos patrones de amor a nosotros mismos, nuestras familias y al prójimo. El egoísmo, la ambición y la codicia son deformaciones que destruyen nuestro ser interior y también a los demás.
Es por ello que Dios usando al profeta desde la antigüedad nos llama a esta profunda reflexión en estos tiempos; de revertir el camino por el cuál vamos que será de destrucción del medio ambiente y por consiguiente de nosotros mismos.
Apelamos a la palabra de Dios, cómo dijo el Apóstol Pablo, dado que la misma es de doble filo: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón». (Heb:4:12)
Como explicaba el expresidente Uruguayo, Julio M. Sanguinetti: «… en países como los nuestros, donde la ciencia, la razón y la fe en el progreso aparecen desmentidas todos los días por el atraso industrial o la pobreza, estamos por construir aún el edificio de la modernidad….., mientras estamos luchando por superar viejos feudalismos para construir la modernidad, por otro lado se vive el cuestionamiento de ésta en nombre de la individualidad exaltada que está a la moda».
jpm-am

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