Rojo, azul y verde, primeros colores de partidos dominicanos (2 de 4)
La muerte de Memé Cáceres
El jefe del Partido Rojo, Buenaventura Báez, al adherirse a la anexión a España gestionada por su exsocio y entonces enemigo político Pedro Santana, logró que la Reina Isabel II le otorgara la nacionalidad española.
Dicha soberana, mediante un decreto emitido el 22 de octubre de 1863, también lo designó Mariscal de Campo, entonces uno de los rangos más elevados de los ejércitos españoles.
Sobre el origen de los que integraron dicho partido hay controversia en la historia dominicana.
Para Julio Genaro Campillo Pérez el Partido Rojo se formó con grupos de “baecistas, anti santanistas, ex santanistas, caciques locales y algunos restauradores. Así como comerciantes, industriales, terratenientes, campesinos y minorías de profesionales y jóvenes y pobres de los pueblos”.
Juan Bosch, por su lado, reduce el origen de los miembros de la referida agrupación política al señalar que al terminar la guerra de la Restauración “se agruparon en el Partido Rojo los bajos pequeños burgueses”.
Explica dicho autor que eso se debió a que “…los años que van del 27 de febrero de 1844 al 16 de agosto de 1865 son años de luchas mediante los cuales la pequeña burguesía trataba de arrebatarles el poder político a los hateros…” (Obras completas. Tomo X. Impresora Serigraf, 2009.Pp252 y 283. Juan Bosch).
Con la última caída del poder de Báez, en el 1878, su Partido Rojo estaba en proceso de irremisible descomposición, pero algunos de sus dirigentes nostálgicos seguían apostando por reanimarlo con miras de volver a dirigir la administración pública.
Ese fue el caso del general azuano, y antiguo anexionista, Manuel Altagracia Cáceres, mejor conocido como Memé (en algunas crónicas del pasado aparece como hijo de Báez), quien era el candidato a la presidencia de la República de la referida entidad política en las elecciones pautadas para enero de 1879.
Ese postulante del Partido Rojo fue asesinado de un balazo la noche del 17 de septiembre de 1878. El crimen quedó impune, pero desde entonces se ha escrito que el sicario solitario que apretó el gatillo cumplió órdenes de Ulises Heureaux, que era el poderoso ministro de Interior y Policía, con poderes especiales.
El bastón presidencial lo tenía entonces de manera interina Jacinto de Castro, en su condición de presidente de la Suprema Corte de Justicia, debido a la renuncia del presidente de la República Ignacio María González Santín.
Cesáreo Guillermo sube al poder
El otro candidato en liza, que simulaba inclinarse por el Partido Azul, por su entendimiento coyuntural con Heureaux, fue el general hatomayorense Cesáreo Guillermo, que había sido presidente provisional de la República durante cuatro meses; así como comandante de armas en Higüey en los terribles 6 años del gobierno del Partido Rojo. En realidad, ya no representaba ningún color partidario.
Muerto Memé Cáceres, y no teniendo el Partido Rojo ningún candidato, Cesáreo Guillermo tomó juramento presidencial el 27 de febrero de 1879. Su gloria fue breve porque el 6 de octubre de dicho año el general Gregorio Luperón inició, desde Puerto Plata, un levantamiento militar para derrocarlo.
El brazo ejecutor de esa asonada bélica fue el mencionado Ulises Heureaux. El presidente Guillermo cayó el 6 de diciembre; 9 meses y unos días después de su segundo ascenso al más alto cargo del país.
El Partido Azul
El Partido Azul (inicialmente Partido Nacional) nació con el triunfo de las armas dominicanas sobre los anexionistas españoles, que fueron apoyados por dominicanos que no creían en la decisión del pueblo para sostener su libertad.
Sus principales dirigentes, con Luperón al frente, abogaban por un proceso político que permitiera sacar al país de la miseria. En los hechos dicha entidad favoreció a comerciantes cibaeños en perjuicio de los pobres que languidecían en tugurios de pueblos, aldeas y campos.
Ese grupo político rechazaba cualquier tutelaje de potencias extranjeras; pero contradictoriamente varios de sus jefes tenían simpatías por Báez, un anexionista por antonomasia. Incluso algunos de ellos impulsaron en el 1865 la caída del gobierno azul de José María Cabral para dar paso al líder del Partido Rojo.
A criterio de Bosch el Partido Azul fue formado por “los altos y los medios pequeños burgueses”. Otros autores han sostenido criterios diferentes al respecto.
El citado historiador Campillo Pérez, luego de una investigación en archivos nacionales, en una obra clásica sobre el tema tratado, concluyó, sin hacer distinción de niveles de clases sociales, que el Partido Azul tenía en su membresía “a neo duartistas, líderes cívicos del Cibao, liberales de diversos puntos geográficos del país, muchos antiguos santanistas, ex baecistas, caciques locales y combatientes de la Restauración; así como la mayoría de los intelectuales y la juventud, clase modesta y pocos campesinos y obreros”. (Elecciones Dominicanas. Editora Amigo del Hogar, 1978. P. 68. Julio G. Campillo Pérez).
“Los azules representaban a medios urbanos minoritarios que estimaban que era preciso doblegar a los caudillos y establecer un sistema político moderno. Casi todos los intelectuales se identificaban con los azules…” (Personajes Dominicanos. Tomo I. Editora Alfa y Omega.P.330.Roberto Cassá).
Ulises Heureaux (Lilís)
Algún recopilador de nuestro pasado ha escrito (confundiendo el papel particular de Ulises Heureaux) que el Partido Azul gobernó el país durante veinte años, lo cual no es cierto, conforme lo indican las matemáticas.
Dicho grupo político como tal sólo administró el país durante 7 años, tiempo que se distribuyó así:
Luperón (270 días); Meriño (2 años); Heureaux en su primer gobierno (2 años); Billini (8 meses y 15 días) y Woss y Gil (1 año, 6 meses y 10 días).
Ulises Heureaux, en su último y largo tramo como gobernante estuvo al mando de la cosa pública durante 12 años 6 meses y 10 días (16 de enero de 1887-26 de julio de 1899).
En esa etapa el referido sátrapa era la negación del Partido Azul. Se dedicó a eliminar en los hechos a esa agrupación partidaria.
Para lograr tal propósito hizo ministros a antiguos miembros de los restos dispersos del Partido Rojo, a viejos seguidores del difunto Pedro Santana, a conservadores de todos los pelajes y a varios amigos suyos, fueran o no del Partido Azul.
Esa mezcolanza en su gabinete presidencial no la hizo pensando en aquella vieja consigna de “unidad en la diversidad”, que pregonaba San Agustín de Hipona, el sabio bereber del norte de África.
En la próxima entrega explicaré con más detalles las tácticas políticas de Lilís para lograr su propósito de ser el mandamás de la República Dominicana.
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